El “yo resolveré este conflicto en 24 horas” de Trump está en conflicto con un presidente ruso que percibe que el tiempo está de su lado, pero que tampoco desea chocar con una Casa Blanca que le está resultando favorable. Por tanto, la respuesta de Putin ante los enviados de Trump para conseguir un acuerdo de cese al fuego de 30 días en Ucrania, es, hasta el momento de este escrito, “sí, pero aún no”; hay “matices” que se necesitan definir. Es decir, no hay una aceptación a un cese al fuego incondicional, pero tampoco una negativa para seguir negociando. Independientemente de lo que resulte, revisamos algunos factores de contexto para evaluar no tanto la posibilidad de un cese al fuego temporal, sino el potencial para sostenerlo más allá de ese lapso de tiempo.
1. Como explicamos antes, es imposible desconectar las actuales y futuras negociaciones del terreno de la guerra, dado que cualquier actor que negocia parte de la base de sopesar costos, riesgos y potenciales beneficios de seguir peleando en contraste con los riesgos y beneficios de detener las hostilidades. Después de tres años de combates verdaderamente sangrientos, de costos materiales, humanos, económicos, sociales y psicosociales, por supuesto que ambos actores en guerra están enormemente afectados. La cuestión tiene que ver, sin embargo, con un balance de la situación actual en términos no de los costos pagados o por pagar, sino en términos de la determinación a seguir adelante con la guerra incluso considerando los costos pasados y futuros. En suma y efectuando esos balances, Rusia es quien se encuentra hoy en una mejor posición que Ucrania.Durante más de un año, las tropas rusas lograron avances muy lentos y paulatinos, pero incrementales y constantes sobre el este ucraniano. Es verdad que, por ahora, el ejército ucraniano parece haber conseguido detener estos avances, pero estamos muy lejos de poder afirmar que la iniciativa de la guerra cambió. De hecho, Rusia con el apoyo de tropas norcoreanas, ha conseguido recuperar la gran mayoría del territorio ruso de Kursk que Ucrania había conquistado el verano pasado. Hacia el 13 de marzo, Ucrania ha tenido que abandonar un 90% de ese territorio en el que conserva ya solo 10 mil tropas de un total de 20 mil que consiguió desplegar hacia septiembre.
2. El resultado es que, a pesar de los muchos daños sufridos, Rusia parece completamente determinada a seguir adelante con la guerra y seguir pagando los costos correspondientes, hasta no conseguir si no todas, al menos una buena parte de las metas que Putin se trazó desde el mismo inicio de su invasión masiva y frontal contra Ucrania. En su percepción, el tiempo está a su favor y no habría prisa en conseguir un acuerdo de largo plazo.
3. Del otro lado, si Ucrania contara con la garantía del respaldo militar suficiente y permanente, Kiev tampoco estaría en la necesidad de detener las hostilidades de manera inmediata. Al revés. Estando en una posición de relativa debilidad, Ucrania necesita demostrar que tiene capacidad de seguir ejerciendo daños contra Rusia y, por tanto, las peticiones que hasta hace pocas semanas Zelensky hacía por todo el mundo, eran acerca de conseguir más y mejor armamento y la autorización de usarlo dentro de territorio ruso.
4. El producto de esa ecuación, por tanto, es que, si no introdujéramos el factor Trump, y considerando que Washington y Europa continuaran respaldando a Ucrania para seguir combatiendo, la guerra seguiría indefinidamente hasta que alguna de todas esas realidades cambie.
5. El elemento que lo mueve todo, por tanto, es Trump, pero no solo por su disposición a negociar el final de esta guerra, sino por la velocidad con la que busca hacerlo.Bajo las circunstancias que describo, y considerando que Trump tiene prisa, no hay forma de que se produzca un acuerdo permanente en lo inmediato que no resulte altamente favorable a los objetivos rusos. Esto por ahora incluye ya concesiones territoriales importantes para Rusia, además de la garantía de que Ucrania no formará parte de la OTAN. Pero esas no son todas las condiciones de Putin, apenas estamos en las fases iniciales de las negociaciones.
6. Como respuesta, Ucrania ha buscado empujar hasta donde le ha sido posible demandando temas cruciales como garantías sostenibles para su seguridad. Es decir, incluso considerando que se lograse un acuerdo de minerales entre Washington y Ucrania, e incrementase el interés de Trump para asegurar que un cese al fuego no sea violado, para Zelensky lo fundamental está en no tener que “confiar en la palabra de Putin”, sino en establecer medidas concretas que realmente disuadan a Moscú de cualquier idea futura de invasión del territorio. Ucrania no olvida que el intento inicial de Rusia en 2022 era conquistar Kiev y tomar el control de la infraestructura militar y política del país. Por consiguiente, si el ingreso de Ucrania a la OTAN se descarta, entonces ¿qué otras alternativas de garantías podrían diseñarse? ¿Qué sucedería si en un futuro Moscú intentase volver a violar la soberanía ucraniana? ¿Y esas medidas, serán aceptadas por Putin? ¿Qué sucedería si no las acepta?
7. La cuestión es que el obtener respuestas a ese tipo de preguntas no es algo veloz, y esto es lo que choca con la meta de Trump de conseguir un acuerdo rápidopara detener la guerra. Así que eso colocó durante varias semanas a Zelensky en conflicto con Trump hasta el estallido en la Casa Blanca que atestiguamos hace algunos días.
8. Sin embargo, todo aquello operó en contra de los intereses ucranianos puesto que Trump, con el fin de ejercer presión contra Kiev, suspendió la ayuda militar y el apoyo en inteligencia que EU brinda a Ucrania. A pesar del respaldo europeo a Ucrania, la verdad es que el apoyo estadounidense en cuestiones concretas como municiones para artillería, misiles para la defensa de los cielos ucranianos, y la colaboración en inteligencia, son insustituibles en el corto plazo. Esto colocó a Kiev en una situación de desventaja incluso mayor en el terreno militar.
9. Como resultado, Ucrania tuvo que ceder, agradeciendo públicamente a EU por el respaldo que brinda a Ucrania, y sumándose claramente a los esfuerzos de Trump de conseguir un cese al fuego inmediato a pesar de no contar con las garantías de seguridad señaladas. La fórmula para ello fue idear un cese al fuego temporal de 30 días a cambio de que Rusia actúe de manera recíproca deteniendo todas las hostilidades durante este lapso.
10. Gracias a esa idea Trump gana pues puede proyectar el ansiado cumplimiento de que él en pocas semanas ha conseguido lo que nadie logró durante estos años, y aunque no sea un acuerdo definitivo, basta para generar la percepción de que se está acercando al cumplimiento de sus promesas. Al mismo tiempo, Ucrania recupera por ahora el respaldo militar y de inteligencia estadounidense, crucial para volver a tener al menos cierta posición a la hora de negociar, y, sobre todo, el apoyo político de Trump pues se está actuando en los términos que él ha indicado.
11. Del lado ruso, Putin no deseaba firmar un cese al fuego temporal pues esto es considerado, así como lo indicó el consejero de asuntos exteriores de Putin, Yuri Ushakov, “otorgar un respiro a Ucrania” en un momento en el que no tiene la iniciativa de la guerra. Putin lo planteó así: “Bajo estas condiciones, me parece que sería muy bueno para la parte ucraniana si hubiera un cese al fuego, aunque fuera por 30 días, pero hay matices”. La realidad es que Putin ha señalado varias veces que lo que se necesita es resolver el conflicto en lo que él entiende como sus causas raíz. Esto, en su visión no solo consiste en conservar los territorios ucranianos que Rusia hoy controla, sino que además incluye lo más cercano a la desmilitarización (cuando menos parcial) de Ucrania, y en principio, un cambio de gobierno vía elecciones prontas buscando que haya en la silla un grupo más afín a los intereses rusos. Por lo pronto, Putin indica que las tropas ucranianas que aún se encuentran en Kursk deben dejar las armas y rendirse ante el ejército ruso. Pero, además, Putin sigue expresando sus demandas de que Ucrania deje de recibir armamento por parte de Occidente, y de que no haya presencia de tropas occidentales en Ucrania.
12. Todas esas cuestiones necesitan de tiempo para ser negociadas, y hay muchas variables en juego que podrían incluir elementos como la reacción de la sociedad y grupos políticos en Ucrania, o bien, la de actores externos como Europa. Pero el punto central es que esto también entra en conflicto directo con la prisa con la que Trump necesita un acuerdo.
13. Por tanto, si Putin empuja por lo que él realmente desea obtener, tendría que arriesgar el favor y la buena voluntad que Trump ha mostrado para con sus intereses. Así que la reacción inicial del Kremlin ha sido vaga, mostrando dudas acerca del cese al fuego temporal, pero tampoco cerrando la puerta ante el mismo, lo que podría sugerir que, de cumplirse con ciertas condiciones adicionales, Putin podría acceder al cese al fuego propuesto por Trump.
En suma, hasta el momento de este escrito, podemos pensar que, si Putin recibe ciertas promesas acerca de demandas de fondo que él ya está efectuando, considerará seriamente permitir que Trump se cuelgue la medalla de un cese al fuego temporal. Esto, no obstante, se encuentra aún muy lejos de resolverlo todo. Asumiendo que Putin ya consiguió dos importantes concesiones (conservar el territorio conquistado y evitar que Ucrania entre a la OTAN), estamos aún en el proceso de otras que le son igualmente importantes y que tienen que ver esencialmente con alejar a la OTAN de su círculo de seguridad y garantizar una esfera de influencia en su cercanía geográfica. Estos son los factores que ahora tendremos que seguir al margen de un posible cese al fuego temporal.
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