El cambio de año no altera, en esencia, muchas de las dinámicas que se observan desde hace tiempo en distintas partes del mundo. Sin embargo, como es usual, el calendario nos invita a hacer un corte de caja, un balance panorámico, de pronto unir hilos o visualizar algunas cosas de las que poco hablamos. Además, el hecho de que justo en unos días Trump asume la presidencia de EU, impactará sobre varios de los temas que abajo señalamos. Advierto, no obstante, que este tipo de ejercicios son naturalmente incompletos. Buscamos solo poner el foco en algunos de los temas internacionales que, a mi parecer, estarán presentes a lo largo del año que inicia.
1. La toma de posesión de Trump tendrá un considerable número de efectos en gran cantidad de ámbitos. Abajo menciono algunos. Por su personalidad y por lo mucho que a él importa ser percibido como un presidente que cumple, podemos esperar que sus primeros 100 días sean realmente un torbellino de decisiones y acciones. Pensémoslo así: si la conclusión que se saca a nivel global es que Trump no “va en serio con sus amenazas” o que “solo alardea” para poder negociar, el presidente habrá perdido credibilidad desde el inicio de su nueva gestión y ello le impactaría para toda su agenda. Al mismo tiempo, sin embargo, no todo lo que pretende hacer le saldrá tal y como él lo ha declarado. Así que habrá que observar hasta qué punto llega, lo más rápido que le sea posible, con la serie de amenazas y promesas que ha efectuado en los últimos meses. Esto abarca desde la activación de aranceles y sanciones, las deportaciones masivas de inmigrantes o la designación de varios cárteles como organizaciones terroristas, hasta el lanzamiento de negociaciones para asuntos como Ucrania o Medio Oriente. Así que podemos esperar un cierre de enero y en general, un primer trimestre, enormemente activos en muchísimos de estos rubros.
2. La guerra de Ucrania. A pesar de que Trump ha dicho que él terminará con esa guerra en 24 horas, las negociaciones, en caso de efectivamente iniciar pronto, se prolongarán durante un buen tiempo sin descartar ceses al fuego temporales en el camino. Debemos partir de la base de que Rusia se encuentra en un momento de fuerza relativa, y podría efectuar demandas que rebasen lo que Trump tiene pensado ofrecer. De no obtener lo que desea, Putin podría simplemente optar por seguir adelante con su lenta pero firme embestida. Los puntos a observar al respecto serán: (a) el monto de territorio que Rusia conserva bajo su control; (b) el esquema bajo el que ese control se consolida (¿un no reconocimiento oficial, aunque Rusia sostenga la anexión de los territorios que ya formalmente se anexó? ¿o cederá algunos? ¿O simplemente se congelan y mantienen las líneas actuales?); (c) los mecanismos para garantizar que Rusia no vuelva a atacar a Ucrania. El acceso de Kiev a la OTAN parece poco probable, pero quizás se acelere su ingreso a la Unión Europea, además de que países como EU podrían firmar pactos bilaterales de seguridad con Kiev. Aún así, habrá que ver las respuestas de Moscú al respecto, y (d) otras demandas que Putin pueda efectuar en términos de los despliegues de la OTAN y futuras expansiones de esa alianza. Estos temas, y/o la continuación de las hostilidades, marcarán buena parte del año, si no es que todo.
3. Medio Oriente. También en este rubro Trump ha prometido resolver el conflicto de manera veloz. Entre otras cosas, el presidente electo ha amenazado que, si los rehenes israelíes y de otras nacionalidades como EU, que están en posesión de Hamás, no son liberados antes del 20 de enero, “lloverá el infierno” sobre Medio Oriente. Así que, por un lado, una vez más está en juego su palabra y su promesa de negociarlo todo rápidamente, pero también está ahí el hecho de que se trata de una Casa Blanca que favorecerá enormemente las posiciones de Israel y eso no incentiva que las negociaciones prosperen fluidamente. Por otra parte, en las últimas semanas ha habido avances, concretamente en las conversaciones sobre un cese al fuego en Gaza. Habrá que observar si esas negociaciones fructifican, así como otros temas que tienen que ver con el futuro de la franja, el esquema bajo el que quedará administrada ya sea por la Autoridad Nacional Palestina u otra entidad, la reconstrucción, la atención a la crisis humanitaria que ha sido desatada, y las acusaciones en instancias internacionales en contra de Israel y su dirigencia acerca de la potencial comisión de crímenes de guerra. Todos esos temas darán noticias durante el año y sí, también la posibilidad de que las negociaciones se estanquen y el conflicto se prolongue.
Pero además de Gaza, en Medio Oriente hay muchos otros temas transcurriendo. Estos van desde la confrontación entre Irán y su eje de aliados con Israel—en ese sentido hay un cese al fuego en Líbano que vence en unos días, está pendiente la represalia iraní contra Israel, y las hostilidades entre los houthies y Jerusalem que han escalado—hasta otros temas como los procesos de normalización de relaciones entre Israel y algunos países árabes, o las negociaciones nucleares entre Washington y Teherán. En este último rubro será importante observar la campaña de “presión máxima” de Trump contra Irán, la posible activación de conversaciones entre ambos países, o bien, la potencial decisión de Irán de armar su bomba atómica con las consecuencias que ello pueda acarrear. Está, además, la transición en Siria. Ahí habrá que ver si el grupo que lidera al país tiene la capacidad de negociar la dejación de las armas de todas las milicias y si tiene la habilidad para asegurar los derechos y las libertades de las minorías, o si hay nuevos brotes de violencia a lo largo del año. Y, por otro lado, 2025 estará marcado también por el intento de ISIS de resurgir en esa zona del mundo, así como los esfuerzos internacionales para tratar de impedirlo.
4. Eso nos conecta con el tema del terrorismo que, lejos de haber disminuido en los últimos dos años, ha crecido dramáticamente, especialmente en zonas como el Sahel africano, un sitio en donde se combinan golpes de estado, crimen organizado y rivalidades geopolíticas globales, con el auge de extremismos ligados a Al Qaeda e ISIS. En los últimos días vimos algunos atentados en países occidentales. Habrá que observar si se trata de hechos aislados, o bien si estamos ante una tendencia de aumento de esa clase de violencia también en Occidente.
5. China-EU. La rivalidad entre EU y China es estructural y rebasa lo que pueda hacer o no hacer un presidente específico. Sin embargo, los estilos de Biden y Trump son muy distintos. Así que 2025 estará marcado inicialmente por la toma de posiciones de fuerza al respecto, el incremento en la guerra comercial, pero también pensando en que podría haber señales para retomar el “Acuerdo Fase 1” que el propio Trump había firmado con Xi Jinping. Además de lo comercial, habrá que seguir los temas de seguridad entre ambas superpotencias, la carrera armamentista que ha sido detonada, y especialmente el tema de Taiwán. En su administración previa, Trump usó su relación con Taipéi como una fuerte palanca para incidir positivamente en sus negociaciones con Beijing. Pero pasados estos años, el tema es cada vez más sensible para Xi, así que debemos observar las demostraciones de fuerza, ejercicios militares y bloqueos que China efectúe sobre la isla. Adicionalmente, será importante seguir la crisis política en Corea del Sur, y cómo ésta influye en la alianza que se ha conformado entre Washington, Seúl y Tokio, así como el rol que juegan otros actores de la región como Australia o India.
6. Hay muchos otros conflictos transcurriendo a los que se da poco seguimiento, pero que también marcarán el año que inicia. De manera notable está el conflicto de Sudán, otra de las mayores crisis humanitarias a las que se presta poca atención, un conflicto que se ha recrudecido y que está siendo inflamado por varias potencias regionales. Además de lo que ya señalé acerca del Sahel, hay otros asuntos importantes en África como la irresuelta situación en Libia, el conflicto del Congo (que no es uno, sino muchos) o la potencial crisis entre Etiopía, Somalia y Egipto que incluso podría escalar hacia una confrontación mayor en caso de que las negociaciones no prosperen. Hay más asuntos que habrá que seguir como el conflicto en Myanmar, la situación en Afganistán y Pakistán, así como la India y su relación conflictiva con sus vecinos. Para América Latina, y en especial para México y su relación con Trump, habrá que escribir un texto aparte; solo considerar que ello también tiene conexiones con todos los ámbitos que acá señalo y que sin duda también impactará en el año que inicia.
7. Por último, solo señalar que, aunque en menor cantidad que en 2024, durante 2025 también habrá distintos procesos electorales que necesitaremos seguir. Esto incluye varios en todos los continentes. De interés global será lo que ocurra en países como Canadá, Bielorrusia o Alemania. En todo caso, las tendencias del auge de populismos, nacionalismos y extremismos de derecha seguirán dando de qué hablar a lo largo del año y mucho de su impacto tiene que ver no solo con procesos electorales en curso como en Alemania, sino con procesos ya transcurridos como en Francia y en muchos otros sitios. De manera especial, en 2025 habrá que observar cómo ciertas personalidades del círculo de Trump (antes Bannon, ahora Musk) se vinculan con estos movimientos populistas a nivel global.
En fin, estas son apenas unas pistas de asuntos internacionales que tienen alta probabilidad de encontrarse en la agenda el año que inicia. Esperamos que haya también motivo para escribir de noticias positivas en 2025. Por encima de todo, deseamos de manera sincera que cada persona que nos hace el favor de leernos, tenga un año pleno de salud, fortuna y cosas buenas para usted y los suyos.
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