Estados Unidos anunció hace unos días una campaña masiva de bombardeos contra ISIS. El secretario de defensa, Pete Hegseth, presentó el esfuerzo como una operación destinada a “eliminar a combatientes de ISIS en Siria”, subrayando que no se trataba del inicio de una nueva guerra, sino de una “declaración de venganza”. En efecto, días antes, tres estadounidenses —dos soldados y un intérprete— murieron bajo fuego de ISIS en Siria. La cuestión es que, en esas mismas fechas, distintos actores “inspirados por ISIS” cometieron o intentaron cometer ataques en otras partes del mundo. Un atentado terrorista, también atribuido a ISIS, en Australia dejó 16 personas muertas y decenas de heridos. En ese mismo país, las autoridades detuvieron a otras siete personas que, según ellas, estaban a punto de perpetrar un nuevo ataque. Canberra aclaró que no se habían probado vínculos operativos entre ambos hechos, pero sí una clara “afinidad ideológica”. Los autores del atentado que dejó 16 muertos habían estado previamente en Filipinas, posiblemente en contacto con “grupos islamistas”, según informaron las autoridades australianas. Muy lejos de ahí, en Toronto, un hombre fue acusado de delitos relacionados con terrorismo vinculados a ISIS, así como de intentos de secuestro de judíos y de mujeres. Estos hechos —que parecen conectar a Siria con Australia, Filipinas y Canadá— ocurrieron en un lapso de apenas diez días. Pero, en realidad, este tipo de episodios sucede todo el tiempo. Por eso, al escuchar a Hegseth o a Trump, uno podría pensar que acabar con ISIS, o “vengar” las muertes que provoca, es principalmente una cuestión de voluntad política o de fuerza militar. Sin embargo, el problema es mucho más complejo. Unos apuntes al respecto:
Quizá conviene comenzar recordando que ISIS hoy tiene presencia u operaciones en decenas de países y que, pese a que su liderazgo ha sido eliminado en múltiples ocasiones y a que perdió todo el territorio que llegó a controlar en Siria e Irak, sigue siendo una de las organizaciones más letales del planeta. Basta con dimensionar que, solo en 2024, ISIS cometió en promedio un atentado terrorista diario en Siria. Aún estamos a la espera de los datos firmes de 2025, pero la información preliminar sugiere que la frecuencia no ha sido muy distinta. Y muy lejos de Siria, las distintas ramas de ISIS —así como individuos vinculados o inspirados por la organización— continúan perpetrando ataques y, en algunos casos, consolidando control territorial. Para entender este fenómeno, sin embargo, es necesario partir de una premisa clave: organizaciones como ISIS o Al Qaeda no operan como “corporaciones” ni como ejércitos tradicionales con un mando centralizado y vertical. Su funcionamiento es mucho más horizontal y descansa, sobre todo, en ideas compartidas y en una visión del mundo que inspira a grupos e individuos que deciden actuar bajo la bandera del llamado “Estado Islámico”.
Esto nos lleva a recordar cómo está compuesto y cómo sigue operando ISIS a pesar de todo el combate que se ha efectuado en su contra.
Componente I: ISIS-Matriz o centro operativo
ISIS-Matriz es el corazón y núcleo de esta organización, el cual se mantiene en Siria e Irak. Este centro operativo logró conquistar, en su momento, la mitad de Siria y una tercera parte de Irak, y estableció en ese territorio un “califato”. Esta es la rama que fue combatida de un lado por Estados Unidos y sus aliados, y del otro, por parte del eje Siria-Rusia-Irán. A pesar de que le fue arrebatado todo el territorio que controlaba y a pesar de que sus líderes han sido eliminados una y otra vez, se estima que este centro operativo se mantiene activo con miles de militantes (10 mil a 20 mil), sostiene una importantísima operación de narcotráfico, y sigue conservando tanto el liderazgo como las líneas propagandísticas de la organización, que es su mayor fuente de su poder para reclutar y proyectar sus mensajes.
Es importante anotar, sin embargo, que los otros componentes de ISIS operan de manera dispersa, horizontal, y usualmente sin vínculos materiales o financieros con este centro operativo. Todo lo que necesitan esos otros componentes es jurar lealtad al Estado Islámico y a partir de ello, ISIS monta sus ataques a su aparato propagandístico.
Componente II: ISIS-“Provincias”
La red de Al Qaeda, de la que ISIS formaba parte, estaba compuesta de una serie de poderosas filiales, así como de un gran número de grupos más pequeños que manifestaban o reclamaban lazos con una de estas filiales o con la organización central ubicada en Pakistán. Las más importantes filiales de Al Qaeda eran: Al Qaeda en Irak (AQI), Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM), y Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP). Posteriormente se establece la filial siria de Al Qaeda o el Frente Al Nusra, así como Al Qaeda en el Subcontinente Indio.
Una vez que ISIS se separa de Al Qaeda, decide hacer exactamente lo mismo. Aprendiendo las lecciones de su organización madre, ISIS comprendió que su mensaje y su capacidad de operación sería mucho mayor si lograba establecer una red similar o incluso más poderosa que la que Al Qaeda había logrado consolidar. Pero esta red tenía que ser denominada de manera consistente con el mensaje central que indicaba que ISIS no es un grupo u organización, sino un “estado”. Por consiguiente, sus filiales importantes debían ser denominadas “provincias” o Wilayats.
Una parte de los grupos y organizaciones afiliados a Al Qaeda se mantuvo dentro de aquella red. Ejemplos de ello son AQAP, AQIM (que hoy ha derivado en otras agrupaciones en el Sahel y el norte de África) o el prominente grupo somalí de Al Shabab. Pero hubo otros grupos que decidieron abandonar Al Qaeda, mover su lealtad hacia ISIS y simplemente cambiar de bandera y de nombre. Algunos de esos grupos se han autodenominando “provincias” del “Estado Islámico”. La mayor parte de sus actividades son independientes a las de ISIS-Matriz, están alimentados por combatientes propios, y tienen liderazgos capaces de llevar a cabo operaciones propias, como lo hacían desde mucho antes de que ISIS se separase de Al Qaeda. Un ejemplo claro de estas “provincias” fue Boko Haram, pero que a partir del 2015 se afilia a ISIS y se autodenomina “Provincia de África Occidental del Estado Islámico”, antes de escindirse.
Otro ejemplo es justamente la “provincia” afgana de la organización, también denominada ISIS-Khorasan, o simplemente, ISIS-K, compuesta esencialmente de ex talibanes hoy afiliados a ISIS. En algunos casos, ISIS-Matriz aporta algo de financiamiento y asesoría a estos grupos. Otras veces no. En la inmensa mayoría de las ocasiones no hay evidencia de que los ataques de estos grupos se encuentren planeados o coordinados por ISIS-Matriz.
Ahora bien, a medida que la matriz de ISIS fue perdiendo territorio, las “provincias” o filiales se convirtieron en centros receptores de “veteranos” de Irak y Siria. Al final, al actuar a nombre de la organización matriz, como “provincias” del “Estado Islámico”, la sensación generalizada es que todo forma parte de una planeación y coordinación centralizada.
Componente III: ISIS-células
Además de lo anterior, existen muchas células, algunas de ellas ubicadas en ciudades europeas. Varias de estas células están compuestas por jihadistas que tienen muchos años de serlo, o una combinación de jihadistas de muchos años, con jihadistas nuevos. Algunos de estos jihadistas eligen permanecer fieles a Al Qaeda (ejemplo: los atacantes de Charlie Hebdo en atentado cometido en París en enero del 2015). Otros decidieron abandonar su afiliación antigua y adoptar la nueva, la afiliación a ISIS. Estas células tienen distinto grado de conexión con la matriz. En algunos casos, como ocurrió con las células que cometieron los atentados de París en noviembre del 2015, o en Bruselas en 2016, la relación operativa entre las células europeas y la matriz en Siria/Irak era elevada. Varios de los atacantes—ciudadanos franceses y belgas—estuvieron en Siria, recibieron entrenamiento, y cuando regresaron a Europa empezaron a planear lo que, según se supo después, era su misión. En cambio, otras células trabajan con un mucho más elevado grado de independencia de la matriz, tanto financiera como de operatividad.
Componente IV: ISIS-actores o “lobos” solitarios
Fuera de las células, hay un gran número de potenciales atacantes que no forman parte de organización alguna y que, por ende, no están coordinados entre sí o con alguna red. Estos atacantes normalmente operan en solitario. A veces, las menos, operan en grupos pequeños de personas. De acuerdo con el Índice Global de Terrorismo, el 70% de muertes por terrorismo en países miembros de la OCDE del 2007 al 2015 eran producto de atentados de esta categoría. Por consiguiente, es un error identificar ataques de estos lobos solitarios o pequeños grupos de personas como si todos fuesen parte de un mismo plan coordinado. Sin embargo, es común que el liderazgo de ISIS llame a sus seguidores a cometer ataques, estén donde estén. Así, atacantes desde Sídney hasta Ottawa o el norte de África, simplemente actúan en su nombre o inspirados por la organización. Esto, comunicativamente, es utilizado por ISIS para generar un sentimiento de capacidad, alcance y crecimiento.
El quinto elemento: Reclutas virtuales o más allá de los lobos solitarios
Hasta 2016, cuando un individuo que llevaba a cabo un atentado no tenía un lazo operativo, de financiamiento, o de cualquier otra índole con la matriz u otras células, el atentado era calificado como “un ataque a manos de un lobo solitario” inspirado por ISIS.
Sin embargo, hacia el final del 2016, Gartenstein-Ross y Barr (2016), explicaron en un texto en Foreign Affairs, que, en muchas ocasiones, estos atentados eran erróneamente calificados como ataques de lobos solitarios puesto que, en algunos casos, sí se había detectado comunicación a distancia entre el atacante y otras células, o con la matriz. La autora Bridget Moreng lo describió posteriormente con mayor detalle en la misma revista (Moreng, 2016). De acuerdo con ella, ISIS tiene varios años operando una rama a distancia o virtual. Según la autora, se trata de una sección dentro de uno de los brazos de ISIS denominado Amn al-Kharji, el cual incluye “planeadores virtuales”, encargados no solo de inspirar atacantes de todas partes del mundo, sino de dirigir varias de las operaciones desde la lejanía geográfica. Esto, entonces, compondría un quinto elemento o componente de ISIS: el de los reclutas virtuales.
Entonces, la operación incluye uno o varios de los siguientes elementos: ISIS tiene oficinas de medios, de redes sociales y de propaganda, que buscan, entre otras muchas cosas, atraer nuevos seguidores. Algunos de esos seguidores llegaron a viajar a Irak o Siria. Otros, llevan a cabo el viaje hacia sitios en donde ISIS tiene filiales. Algunos más, se fueron incorporando a células como las europeas. Otros seguidores, en cambio, pasan por un proceso individual de radicalización y se convierten en lobos solitarios. Y adicionalmente, hay un número de reclutadores virtuales, quienes, a distancia, detectan el potencial de radicalización de determinados individuos, y quienes los invitan a tener conversaciones privadas empleando espacios virtuales seguros tales como la red Telegram, desde donde se trabaja por semanas y a veces meses, con el futuro atacante.
Una vez que el potencial recluta es persuadido de manifestar su lealtad al “Estado Islámico” mediante un ataque, se le instruye acerca de qué objetivos atacar y acerca de cómo atacarlos, se le comparte manuales en línea, se da la orden de llevar a cabo el atentado y se le invita a compartir su misión. En otras palabras, en esos casos sí hay un lazo que no es solo ideológico o de inspiración entre ISIS-matriz y el atacante, sino que se genera un verdadero lazo operativo a distancia. El contacto con, el reclutamiento y el seguimiento del potencial terrorista, sí ocurre desde la matriz, pero a nivel virtual.
Es así como, empleando cualquiera de los anteriores componentes, o bien, alguna combinación de los mismos, la violencia es utilizada de manera estratégica a través de una comunicación bien planeada y diseñada, con el fin producir efectos psicológicos masivos. Ello es, en esencia, en lo que consiste el terrorismo y es lo que hace de ISIS lo que es.
Solo como nota final. Todo lo anterior muestra que el combatir a uno de los componentes de ISIS (por ejemplo, su matriz) sin combatir el resto, es una aproximación incompleta, lo que, aunque ha resultado en una disminución temporal del terrorismo durante ciertos años, permite que eventualmente éste reemerja con fuerza. De esto hablaremos en otras entregas.
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