¿Hasta dónde impacta la caída de un líder de una agrupación como Hamás? ¿Un asesinato de esa dimensión tiene el potencial de alterar toda la dinámica de lo que hemos visto en Medio Oriente? ¿O solo en parte? ¿En qué medida hay afectaciones en el corto, en el mediano y en el largo plazo de estas dinámicas? Para poder responder, al menos parcialmente esas preguntas, hay varios factores que deben ser considerados. Estos pasan primero, por el análisis del caso específico del individuo que muere: Yahya Sinwar; segundo, por un análisis del impacto organizacional; y tercero, por un análisis de la dimensión regional y global, así como de todos los otros procesos que caminan en paralelo, pero que se entretejen con la conflictiva entre Israel y Hamás. Unos apuntes para aportar a esos análisis:

1. Primero, lo inmediato. A diferencia de otros líderes como Nasrallah (la cabeza de Hezbollah), Sinwar había, hasta ahora, logrado escapar a la muerte. No una sino varias veces el ejército y la inteligencia israelíes intentaron dar con él sin éxito. Esto le permitía no solo dirigir muy de cerca las operaciones del ala militar de Hamás en Gaza, sino también de funcionar materialmente como la entidad que tomaba las decisiones en toda la organización. Por tanto, los primeros impactos son en ese rubro, el operativo y el de las decisiones.

2. Para entender eso, hay que considerar que Hamás cuenta con tres subgrupos o ramas. Una es la rama militar, las brigadas de Izzedin Al Qassam, otra es su liderazgo en el exilio (conocido como el ala política o buró político), y otro grupo consistía de un sector burocrático-político encargado de ejercer tareas de gobierno en Gaza. No siempre estos grupos y actores piensan del mismo modo, lo que produce brechas, tensiones y una gran dificultad para procesar decisiones (como un cese al fuego, por ejemplo).

3. La cuestión es que poco a poco, Sinwar fue penetrando su visión en cada una de estas ramas o facetas de la organización hasta el punto en que, en la última etapa de su vida, materialmente dirigía, desde sus escondites, las tres. Especialmente cuando Israel asesina en Teherán a Ismael Haniyeh, el líder político de Hamás, y Sinwar pasa a ocupar ya no solo el liderazgo de la agrupación en Gaza, sino de todo el buró político.

4. Más a fondo: al menos desde que Hamás gobierna Gaza (2007), en esa agrupación han coexistidos distintas visiones acerca de la forma de librar la lucha de resistencia contra Israel. Algunos actores que han tenido a su cargo las tareas de gestión cotidiana de la vida de dos millones de personas, privilegiaban una estrategia más paulatina, más negociadora, podríamos decir, más moderada (sin alterar las metas de fondo que incluyen la desaparición de Israel, pero sí los medios o las velocidades para implementarlos). Otros actores en Hamás, en cambio, privilegiaban una lucha más radical, violenta y de más alto impacto.

5. Lo que podemos ver es que con la puesta en marcha de una macrooperación terrorista como la del 7 de octubre, planeada desde años atrás, en la que participaron de 3 a 5 mil atacantes, ese debate queda definido en favor de la lucha armada radical. Y de ese esquema; Sinwar quien lideraba a Hamás en Gaza desde 2017, es la clave. Sinwar operaba como jefe de un pequeño y radical grupo de miembros veteranos del ala militar de Hamas, que incluía a su hermano, Mohammed (por cierto, uno de los candidatos a sucederle), así como a Marwan Issa y el también asesinado por Israel, Mohammed Deif. Este es el grupo que está por encima de los comandantes de brigada y dictó durante años la política de la organización. Y entonces, el liderazgo de Hamas en el extranjero funcionaba principalmente como una especie de canal diplomático o de “transmisión de mensajes” entre países como Qatar o Egipto, y Sinwar.

6. En otras palabras, el rol del liderazgo de Sinwar fue crucial en estos años, pero no únicamente por haber planeado y orquestado su macro plan del 7 de octubre del 23, sino por dictar en qué términos podía o no implementarse un cese al fuego con Israel, si se liberaba o no a los rehenes secuestrados, o bien, hasta qué punto se debía continuar la guerra contra el enemigo. Su visión había secuestrado a todas las ramas de la agrupación.

7. Considere este ejemplo: Como jefe de la División de Inteligencia del Servicio Penitenciario de Israel, Yuval Bitton conocía bien a Sinwar durante su etapa como preso en Israel. En una reciente entrevista que dio Bitton a la periodista Ayelett Shani, él cuenta que en una conversación con Sinwar, le preguntó: “¿Vale la pena que mueran 10,000 gazatíes inocentes?” Sinwar respondió: “Incluso si mueren 100,000 valdrá la pena”. Esta mentalidad permeó profundamente en el buró político de la organización. Podemos observarla en varias entrevistas que han sido publicadas a lo largo de estos meses. Recupero estos extractos de conversaciones con algunos de los líderes de Hamás en el exilio. “Fue necesario ‘cambiar toda la ecuación y no solo tener un enfrentamiento’, dijo Khalil al-Hayya, miembro del cuerpo directivo de alto nivel de Hamas, a The New York Times en Doha, Qatar. 'Logramos poner nuevamente el tema palestino sobre la mesa, y ahora nadie en la región está experimentando calma'”, “Teníamos que decirle a la gente que la causa palestina no moriría”. "Espero que el estado de guerra con Israel se vuelva permanente en todas las fronteras y que el mundo árabe esté a nuestro lado", dijo Taher El-Nounou, asesor de medios de Hamas, al NYT.

8. Es decir, si acaso a alguien le quedaba la duda de que aquellos actores de Hamás que buscaban una relativa moderación para contar con medios y recursos a fin de poder gobernar —una concepción que marcó la lectura en Israel acerca de que Hamás no estaba interesada en un conflicto por ahora— podrían ganar su discusión interna, la realidad es que esa organización se manifiesta, ya no desde el ala radical en Gaza, sino desde su liderazgo en Doha bajo los siguientes términos: "El objetivo de Hamas no es gobernar Gaza y proveerle agua, electricidad y cosas así", dijo Al-Hayya, el miembro del politburó al NYT. "Hamas, los Qassam y la resistencia despertaron al mundo de su profundo sueño y mostraron que este tema debe seguir en la mesa.", "Esta batalla no fue porque queríamos combustible o trabajadores", agregó. "No buscaba mejorar la situación en Gaza. Esta batalla es para cambiar radicalmente la situación."

9. Por tanto, es completamente legítimo replantear las preguntas tras la muerte de Sinwar. ¿Cómo afecta su deceso en el corto, el mediano y el largo plazo?

10. Operativamente, y debido al sitio que Sinwar ocupaba tras la muerte del líder militar de Hamás, Mohammed Deif, es probable que la organización —que ya estaba operando con desorden y de manera errática— pierda aún más capacidades de resistir. Esto no implica necesariamente que quienes ocupen el cargo de Sinwar, vayan a dejar las armas de manera inmediata. Pero sí significa que luchar esta guerra les costará cada vez más trabajo.

11. Un escenario a corto plazo, entonces, sería que el politburó desde Doha, liderado por Khaled Meshal, y ya sin el obstáculo de Sinwar, tenga ahora sí más capacidad para impulsar una visión pragmática, negociar un acuerdo relativamente satisfactorio para intercambiar a los rehenes por prisioneros palestinos que están en cárceles israelíes y un cese de hostilidades que no implique el retiro total de las fuerzas israelíes de Gaza, algo distinto al que quizás Sinwar hubiese deseado. Pero hay otros escenarios que tienen que ser considerados. Por ejemplo, que los actuales reductos de Hamás en Gaza se radicalicen más aún,que cobren la vida de algunos rehenes, o sigan dando la lucha empleando tácticas de guerrilla y resistencia que bien conocen.

12. Para el mediano y largo plazo, la situación es incluso menos clara. Podemos afirmar por lo pronto, que Hamás no va a desparecer, mucho menos sus metas. Hay mucha investigación y evidencia que documenta que el descabezamiento no termina con estas agrupaciones, aunque sí las puede transformar. Hamás es una organización que mientras más iba reduciéndose en lo material, más ha venido creciendo en lo simbólico, lo político y lo psicológico. Las encuestas evidencian que la agrupación cuenta con niveles de aprobación sumamente altos entre la población palestina (por no mencionar en el mundo árabe e islámico) y sus niveles de reclutamiento han estado creciendo. Entre otras cosas, Hamás ha negociado su reconciliación con el partido dominante en la Autoridad Palestina (Fatah), y pretende ahora ser incluida en la Organización para la Liberación Palestina (OLP), situación que parece cada vez más probable. En otras palabras, Hamás va a sobrevivir al momento actual, y probablemente verá la forma de reconstruirse para seguir adelante con su lucha (incluido el uso de la violencia), aunque seguramente en un formato distinto al que hoy conocemos.

13. Eso nos conecta con el plano internacional. Como sabemos, Hamás y la Jihad islámica forman parte del “eje de resistencia” proiraní en la región, buena parte del cual se ha sumado a la lucha contra Israel en estos meses. Irán ha visto cómo es que una parte de ese eje de alianzas ha resultado enormemente dañada tras su lucha contra Israel. Ahora, con la caída de Sinwar, estamos ante otro golpe fatal contra ese eje.

14. Así que acá nuevamente se presentan más escenarios. En un escenario, que podríamos llamar de negociación, podríamos pensar que el potencial cese al fuego/liberación de rehenes de Gaza, conecta positivamente esas negociaciones con una labor diplomática en Líbano, lo cual resulta en el desescalamiento de hostilidades (y la implementación de las resoluciones de la ONU que mandatan a Hezbollah a replegarse de la frontera libano-israelí). Irán, coordinando estas operaciones y negociaciones, decide que es momento de pausar todo, pensar hacia adelante, rearmar y reconstruir a su “eje de resistencia”.

15. Pero nuevamente, también acá hay más escenarios. En uno de ellos, las negociaciones en Gaza (incluso si son exitosas) no resultan en acuerdos ni con Hezbollah en Líbano ni con Irán. Esto, por ejemplo, debido a que el liderazgo en Israel considera que este es el momento de seguir escalando las operaciones para dar golpes definitivos contra esa agrupación libanesa y contra Teherán (ahora que estamos justo a la espera de la represalia israelí tras el ataque con misiles de Irán de hace unas semanas).

16. Ninguno de esos escenarios (ni los de negociación ni los de conflicto) puede descartarse, pero es de esperarse que un próximo ataque israelí contra Irán, dependiendo su dimensión, pudiera desconectar de manera definitiva la dinámica de Gaza de la espiral Israel-Irán que peligrosamente va adquiriendo su vida propia. Habría que hacer mucha labor diplomática y de presión con Israel y con Teherán, para tratar de distender esa compleja situación.

17. Finalmente, hay otra dimensión internacional compuesta por la conflictiva mayor entre EU y sus aliados, y Rusia-China-Irán-Corea del Norte y aliados. Si el escenario de la negociación arriba descrito, no se materializa, y la situación en Medio Oriente sigue escalando, sin duda sigue habiendo incentivos para que cada bloque global se mantenga apoyando a sus socios: EU (y especialmente si gana Trump) lo seguirá haciendo a favor de Israel, y del otro lado, Rusia y China lo harán con Irán. Esos elementos pueden terminar por incentivar escenarios conflictivos.

En suma, hay procesos que pueden verse impactados de manera notable y directa en lo inmediato —como la posibilidad de, ahora sí, un escenario de negociación para Gaza que quizás pudiera extenderse hacia Líbano y más— y hay otros que no dependen únicamente de un líder, por más influyente que éste sea, o su partida. Eso incluye no solo escenarios de prolongación de la actual espiral conflictiva, sino también la alta probabilidad de que Hamás sobreviva, aunque de formas diferentes, y de que siga colaborando con estructuras y dinámicas mayores.

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