En los últimos días, ha estallado un nuevo enfrentamiento en Palestina e Israel, en este caso, entre la Jihad Islámica Palestina y el ejército israelí. Hasta el momento de este escrito, Hamás no está participando activamente, aunque eso podría cambiar. Al margen de las enormes pasiones que este conflicto enciende dentro y fuera de la región, una vez más, vale la pena hacerse las preguntas que permitan, primero, comprender un poco mejor los elementos más recientes de la situación; segundo, aportar para un desescalamiento de la violencia más inmediata, y tercero, ayudar a destrabar la situación con miras a soluciones más duraderas. Por ejemplo, ¿qué factores son los que desatan esta última espiral y por qué justo ahora y no antes? ¿En qué difiere el momento actual al de otras escaladas importantes? ¿Qué está pasando internamente en Israel y en Palestina? ¿Qué factores, en ambos lados, están incentivando los enfrentamientos y cómo es que el entenderlos permitiría evitar situaciones así en el futuro? Recogiendo algunos elementos que ya hemos compartido por acá y aportando lo más nuevo, coloco unos apuntes al respecto:
(Nota, se trata de eventos en desarrollo; escribimos este texto con la información con la que hasta este punto contamos. Sin embargo, la situación es muy fluida).
1. Probablemente lo más importante es comprender que se trata de un conflicto añejo, irresuelto, que es considerado por muchos como intratable, por lo que a lo más que comúnmente se aspira es a administrarlo. El conflicto contiene infinidad de temas sin solución como la ocupación indefinida de territorios por parte de Israel, la inexistente construcción de condiciones de paz y seguridad para ambos pueblos que permitan la transición de la Autoridad Nacional Palestina hacia un estado que pueda coexistir con Israel en circunstancias de bienestar para los habitantes de la región, y a la vez, la devolución del control de la franja de Gaza a esa Autoridad Nacional Palestina, así como el desarme de organizaciones como Hamás o la Jihad Islámica, entre muchos otros factores. Esta serie de elementos irresueltos ocasionan que continuamente el conflicto exprese su violencia de muy distintas formas. Y sucede que, cada tanto, esa violencia escala a niveles tales, que atrae la atención de medios internacionales, de gobiernos y actores que ahora, después de años de letargo, se muestran interesados por resolver las cosas. La historia del conflicto hasta este punto, sin embargo, ha mostrado que, tras unos cuantos meses de atención, éste es nuevamente abandonado a su suerte y a las voluntades de aquellos quienes piensan que, como dije, puede ser simplemente administrado.
2. La más reciente escalada es el producto de una compleja combinación de factores que no pueden mirarse de forma aislada. Señalo algunos:
a. La extrema derecha en Israel. Desde factores demográficos hasta temas que tienen que ver con la frustración acumulada y resentimientos ocasionados por un conflicto irresuelto e intratable, un cada vez mayor número de israelíes ha estado votando por los partidos religiosos y nacionalistas de extrema derecha. En el caso de las últimas elecciones, el peso de estos partidos fue tal, que Netanyahu tuvo que aliarse con ellos para obtener una mayoría que le permitiera regresar al poder. Esto, para efectos materiales, ha corrido al gobierno
israelí hacia la extrema derecha, frente a las amenazas constantes que hacen esos partidos de renunciar y hacer colapsar la coalición.
b. Netanyahu, quien, entre otras cosas, enfrenta varios procesos por corrupción, optó por formar coalición con esos partidos antes que renunciar a reocupar la primera magistratura que había perdido hace unos años, y también ha optado por seguir cediendo ante las demandas de esos partidos, ante el riesgo de volver a perder el mandato.
c. Entre muchas otras iniciativas y decisiones, la coalición gobernante está impulsando una reforma judicial que ha suscitado un enorme descontento en Israel. Llevamos meses de protestas y manifestaciones, lo que ha incluido denuncias de exfuncionarios, exjueces, exmilitares, además de miembros del propio gabinete, de la comunidad académica, pensadoras y pensadores. Esto también incluye el boicot de reservistas que afirman que este gobierno no les representa. La aprobación del primer ministro ha llegado a caer al 20%, lo que muestra que el descontento no solo se ubica entre sus opositores.
d. Esto se ha trasladado hacia la arena de confrontación entre Israel y Palestina de distintas formas. Hay que considerar que el estatus de irresolución permanente que mantiene el conflicto, también ha producido frustración y radicalización entre sectores de la población palestina, algunos de quienes optan por métodos violentos para, en su visión, acercarse a sus fines. Desde mucho antes de que este gobierno asumiera el poder, se registró un crecimiento de atentados terroristas contra civiles israelíes por parte de individuos y organizaciones palestinas, lo que normalmente termina, a su vez, en redadas por parte de la policía y ejército israelí en busca de militantes. Estas redadas, sin embargo, también han ocasionado muertes de cientos de civiles palestinos y comúnmente incendian nuevamente espirales y círculos de violencia interminables.
e. En la gestión actual del gobierno liderado por Netanyahu, además de esas redadas, hay que añadir el componente de la presión que están ejerciendo los partidos extremistas para autorizar asentamientos nuevos e incluso anexar territorios dentro de Cisjordania, sin mencionar otros elementos como los propios ataques de colonos israelíes en contra de poblados o individuos palestinos.
f. Añadiendo piezas a esta complejidad, hay que considerar el semi colapso de la Autoridad Nacional Palestina, el cuerpo que formalmente gobierna y representa a Palestina, la mala salud de su presidente Mahmoud Abbas y su baja popularidad, la corrupción que la carcome, y su rivalidad con Hamás, organización que tiene no solo el control de Gaza sino una alta penetración en Cisjordania.
g. La franja de Gaza como dijimos, está controlada de facto por Hamás. Pero en ella opera también la Jihad Islámica, una organización con la que también Hamás mantiene su propia rivalidad y competencia, más allá de que a nivel retórico y en ciertos momentos se muestren efectivamente como organizaciones alineadas.
h. La Jihad Islámica Palestina fue fundada en 1981, con el objetivo declarado y abierto de la destrucción de Israel por la vía armada y el establecimiento de un Estado Islámico en
Palestina. Es una organización mucho más pequeña que Hamás que ha cometido tanto atentados terroristas contra civiles, como ataques de otra naturaleza (como sabotajes, ataques con misiles, o ataques contra militares de distinta índole). Este grupo, además de operar en Gaza, tiene importantes vínculos financieros y políticos con Irán, tiene sus cuarteles centrales en Damasco, Siria, además de oficinas en Beirut, Teherán y centros de mando en Cisjordania.
3. Con ese contexto, revisemos ahora los eventos recientes. El 2 de mayo, murió Khader Adnan, un miembro del alto mando de la Jihad Islámica que había sido arrestado por Israel en febrero por cargos de terrorismo, y quien había iniciado una huelga de hambre en protesta por ese arresto. Esa huelga de hambre (que no fue su primera), terminó con su vida después de 86 días. La Jihad Islámica prometió represalias, lo cual cumplió a inicios de mayo, lanzando varias rondas de misiles en contra de ciudades israelíes, 104 cohetes en total.
4. En este punto, es importante comprender que Netanyahu ya ha vivido muy diversos enfrentamientos con los grupos militantes de Gaza y—contrario a lo que se pudiera pensar—ese primer ministro tiende, al menos de inicio, a evitar el escalamiento de las hostilidades, pues en su estimación, normalmente Israel sale política y diplomáticamente perjudicado, mientras que esos enfrentamientos resultan en el fortalecimiento político de grupos como Hamás. Por ejemplo, en 2018 y en 2019, cuando hubo inicios de enfrentamientos, él hizo todo para desactivarlos lo más rápido que pudo, aunque en 2021 no lo logró. Hace pocas semanas, cuando la combinación de elementos explosivos acá señalados, hizo estallar la violencia, y Hamás envió varios misiles contra Israel desde Gaza y desde el sur de Líbano, la respuesta de Israel en ese momento, también fue limitada. Netanyahu no deseaba escalar la situación considerando que acababa de despedir a su ministro de defensa, y considerando la compleja situación política en Israel. Pero fue fuertemente criticado por ello, en especial al interior de su propio gabinete.
5. En el último choque con la Jihad islámica, apenas el 3 de mayo, Netanyahu de nuevo impulsó rápidamente un cese al fuego, y otra vez fue muy criticado por los sectores más duros en el ejército y en su gobierno. Uno de los ministros de extrema derecha, Ben Gvir, decidió boicotear las reuniones del gabinete, señalando que el primer ministro estaba actuando con debilidad. De manera tal que, de nueva cuenta, la amenaza de perder a su coalición y, por tanto, la posibilidad de seguir gobernando, son factores que también inciden en este panorama.
6. Así, ya sea porque cedió ante esas presiones, o, para restaurar la capacidad disuasiva ante Hamás y la Jihad islámica, o por ambos factores, el 8 de mayo (5 días después de haber pactado el cese al fuego), Netanyahu dio la orden de lanzar un ataque que terminó con la vida de tres importantes miembros de la Jihad Islámica, así como de sus familias y civiles que se encontraban ahí; diez personas en total en ese primer ataque, iniciando lo que se ha llamado Operación Escudo y Flecha.
7. Como era esperado, desde ese punto, la Jihad islámica ha respondido con una gran cantidad de rondas de misiles en contra de ciudades israelíes, causando hasta el momento
varios heridos y una persona muerta. Israel de su lado se ha mantenido bombardeando posiciones de la Jihad islámica, y sigue lanzando ataques directos en contra de miembros de esta organización, ocasionando además varias personas civiles muertas y heridas (hasta este momento son más de 30).
8. Lo particular de estos enfrentamientos consiste en que, hasta el momento de este escrito, Hamás ha decidido no involucrarse en las hostilidades contra Israel. Esto, sin duda, restringe la capacidad de respuesta de la Jihad Islámica, la cual es, como dijimos una organización mucho más pequeña. Esto obedece en parte a que Hamás prefiere por ahora evitar una escalada mayor contra Israel, retornar a la estabilidad en Gaza lo antes posible, sostener el flujo de recursos que llegan desde Qatar, y seguir empujando su lucha a través de su penetración política y militante en Cisjordania. Pero también obedece a que, en la medida en que la Jihad Islámica se desgaste, Hamás gana en la competencia interna. Aún así, todo ello tiene un límite. Si las hostilidades continúan, Hamás se verá obligada a intervenir pues de lo contrario se mostraría como desleal ante la causa palestina y podría mermar su apoyo político. Por tanto, será necesario observar si la situación actual se prolonga o no.
9. Egipto ha estado muy activamente negociando un cese al fuego entre Israel y la Jihad Islámica, pero hasta este momento, no se ha logrado. Hay también otros países intentando mediar. Podríamos esperar que, en el punto en el que ambas partes sientan que han logrado algunos de sus objetivos, aunque sea de manera limitada, la mediación conseguirá más eficacia.
10. Una vez más, las lecciones son muchas. La más importante es que el cansancio y la frustración por la ausencia de posibilidades para construir condiciones de paz y seguridad entre ambos pueblos, solo terminan por arrastrar los factores de fondo, los cuales afloran a la primera oportunidad y estallan de formas cada vez más violentas entre las partes. Hoy estamos viendo a varios actores internacionales haciendo enormes esfuerzos por callar las armas. Ese tipo de esfuerzo es justo el que se requiere, pero de forma más seria e intensa, encaminado a retomar los avances que ya se tenían en negociaciones previas—que los hay—y reanudar el proceso por difícil que éste sea. Instagram @mauriciomesch
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