Seguimos actualizando lo que sucede en torno a Ucrania. Los apuntes de hoy intentan resumir el punto en el que nos encontramos:

1. Es imposible analizar lo que está sucediendo en la esfera político-diplomática de forma independiente de lo que está ocurriendo en el terreno de las hostilidades. Toda guerra tiene objetivos políticos. En el caso de Rusia, las metas políticas para haber invadido Ucrania siguen todas ahí. Al mismo tiempo, las negociaciones están fuertemente impactadas primero, por quién está venciendo en el campo de batalla, y segundo, por el cálculo de los actores en pugna en cuanto a los costos por seguir luchando y su disposición a seguir pagando esos costos a fin de obtener las metas políticas que indico. Esa combinación de factores termina aterrizando en cualquier esfuerzo diplomático relacionado con la guerra. Y por supuesto, el intercambio Vence-Trump-Zelensky del viernes pasado, o la cumbre en Londres del día 2 de marzo, reflejan los factores que indico.

2. No podemos hablar de “la guerra” o “el apoyo” a Ucrania sin acercarnos con más detalle a lo que realmente está pasando en el campo de batalla. Una revisión del mismo indica que (a) Ucrania tiene escasez de tropas y dificultad para movilizar tropas nuevas (en eso no se equivocó Vance), mientras que Rusia mantiene su capacidad de movilización. No sin problemas por supuesto, pero su superioridad numérica en el terreno que ya era un factor desde hace mucho tiempo, lo está siendo cada vez más; (b) Ucrania está teniendo escasez de municiones de artillería, cruciales para una guerra como esta. La está intentando compensar con su muy desarrollada capacidad en drones, pero eso no sustituye las municiones de artillería que requiere; (c) EU es quien provee a Kiev la mayor parte de esas municiones, Europa lo hace en mucha menor medida; (d) Si Europa toma la iniciativa de remplazar a EU en ese factor específico, no podrá hacerlo en el corto plazo, quizás en el mediano plazo y eso está por verse.

3. Por tanto, el análisis del momento actual requiere contemplar los siguientes factores: primero, si EU realmente retira su respaldo en armamento a Ucrania, Kiev empezará a resentir la escasez de municiones en lo inmediato; segundo, esto implicará que el ejército ucraniano deberá espaciar más las rondas de artillería que lanza contra Rusia a lo largo del amplísimo frente de batalla quizás durante el resto del 2025, y tercero, esto no hará sino contribuir a los avances que Rusia ha efectuado sobre territorio Ucraniano de manera lenta pero firme a lo largo de los últimos 18 meses.

4. Hay un factor adicional. Esto lo comentó Nigel Gould-Davies, un analista del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres la semana pasada: Ucrania ya tiene problemas de deserción de tropas. Pero lo que está pasando con las negociaciones puede afectar de manera muy negativa a la moral ucraniana, a nuevas movilizaciones o deserciones. Si las negociaciones con Trump generan la expectativa de que viene pronto un cese al fuego (sobre todo si esto implicará que Ucrania perderá más de lo aceptable), es probable que más ucranianos decidan evitar el ser movilizados o más tropas deserten del terreno. Nadie quiere ser de los últimos que mueren en una guerra que al final igual no está obteniendo las metas políticas para las que se está dando la vida.

5. De regreso a las mesas de negociaciones. Todos los anteriores elementos son conocidos por los actores involucrados: Trump, Zelensky, Putin y toda Europa. Esto de entrada otorga una posición de fuerza a Rusia a la hora de efectuar sus demandas. Es decir, nada de lo que hemos dicho implica que Rusia no esté pagando costos humanos, materiales y políticos por la guerra. La diferencia es que Rusia sigue demostrando que está dispuesta a pagar esos costos, puesto que, si se efectúa una proyección de la guerra hacia uno o dos años más, bajo las condiciones que describo, Ucrania pierde más en contraste con Moscú. Rusia podría incluso hacer más intentos por colapsar las líneas ucranianas y ganar todavía más territorio. Y todos los involucrados en el terreno diplomático lo saben bien.

6. Pero además de eso, lo que está pasando hoy es que (a) Trump se está exhibiendo con prisa, con la necesidad de cumplir su promesa de negociar “la paz” de manera veloz y la única forma de hacerlo con esa velocidad en un momento en el que Rusia tiene la posición de fuerza, es obligando a Zelensky (y a Europa) a aceptar los términos de Putin sin pedirle demasiado a cambio; (b) La administración Trump ya ha efectuado concesiones a Putin incluso antes de negociar lo que incluye el reconocimiento de que las metas ucranianas “no son realistas”, de que Ucrania tendrá que ceder su territorio y de que tendrá que abandonar sus aspiraciones de entrar a la OTAN sin ofrecer a la vez alguna alternativa de garantías de seguridad a Kiev, y por último (c) El mensaje de Trump para Zelensky (claramente escuchado por Putin) es que si Ucrania no se adapta a esos términos, Washington le abandonará de manera definitiva.

7. La mesa está puesta, por tanto, para que Putin siga demandando más concesiones. Esto puede implicar la condición de solo seguir negociando si Zelensky se retira del camino (en lo cual el viernes Trump parecía estar alineado), u otras como demandar que Ucrania no ingrese tampoco a la Unión Europea, o que el país se desmilitarice o, cuando menos, reduzca dramáticamente su ejército.

8. Eso se conecta con las ofertas efectuadas por Europa justo en este momento. Londres y París están dispuestos a enviar tropas para garantizar la defensa de Ucrania. Sin embargo, hay al menos tres puntos a considerar: (a) esto solo sucederá cuando llegue y si ocurre el cese al fuego; (b) la presencia militar combinada de esos dos países es altamente insuficiente contra lo que Zelensky ha expresado que su país necesita (200 mil tropas) y (c) nada de esto resuelve las necesidades inmediatas para que Ucrania pueda continuar la guerra mientras se negocia un cese al fuego.

El resumen es simpe: Ucrania necesita a EU. Esto implica elegir entre aceptar los términos que Trump está negociando con Putin (sin Ucrania)—los cuales serán cada vez más difíciles para Kiev—o verse completamente abandonada por Washington, lo que en el corto plazo implica enfrentar condiciones de guerra imposibles de sostener, y por tanto, una creciente amenaza ya no solo a sus líneas en el frente, sino riesgos de perder más territorio hasta un punto en el cual su propia viabilidad como país pudiese quedar en riesgo. The Economist lo resume con este titular “Europa jura defender a Ucrania, pero reza por el apoyo de Trump”. Lo seguimos monitoreando y comentando.

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