1. El dramático contexto que viven nuestros dos países debido a la pandemia y las crisis sanitaria, social y económica que ésta ha ocasionado, enmarca la necesidad que ambos mandatarios tenían del éxito de esta reunión: una oportunidad para presentar un logro, un ancla que ayudaría a contener los males en los que estamos sumergidos. Para Trump—en plena campaña electoral—el T-MEC representa todo lo que otras de sus iniciativas no han sido. Su método de colocar a la contraparte contra la pared y someterla para obligarle a negociar o renegociar a fin de extraerle concesiones, le ha salido bien en muy pocos casos internacionales. Acaso con China ha conseguido un muy modesto acuerdo “Fase 1”, el cual ni siquiera está siendo respetado del todo y que, además, se encuentra en peligro de muerte. En cambio, como lo tuiteó puntualmente ayer, el T-MEC sí representa la terminación de ese “horrendo, terrible y pésimamente negociado” TLCAN, mediante el que México “sacaba provecho de la inocencia estadounidense”. No más. Había que cantarlo a los cuatro vientos. La situación en México no es, lamentablemente, mejor. En un entorno de epidemia en crecimiento, el grave estado de la seguridad en el país, y la recesión económica que inició incluso antes del Covid, urgía presentar el T-MEC como un logro mayor de esta administración, un instrumento que nos ofrece algo de esperanza para salir adelante.

2. Lo que parece ocurrir es, entonces, una confluencia de intereses. Dos presidentes que continuamente buscan conectar con sus bases y hablar a sus propias audiencias, encuentran un espacio para asistirse mutuamente, ofreciendo un entregable y palabras amables del uno para el otro. La visita funciona, por tanto, en la medida en que ambos deciden enfocarse en esa meta común, y dejar de lado cualquier elemento que pudiera hacerles chocar.

3. Pero ahora siguen varias cosas. La primera es esperar los próximos pasos de Trump . El comercio, la renegociación de “malos” acuerdos, y el poner los intereses de EEUU primero que los de nadie, han sido piezas clave desde su campaña del 2016. Pero su tema mayor, el campeón de campeones, el factor que desde su propia percepción lo llevó a la presidencia, es el tema migratorio (hasta antes de la pandemia, por cierto, la mayor preocupación del electorado estadounidense, y más en el campo republicano). En las semanas que siguen, y especialmente en un contexto en el que la economía no va a mejorar, y el T-MEC no será ningún salvavidas ante ello, ya sin AMLO a su derecha, Trump probablemente se mantendrá explotando la cuestión migratoria, empujando temas como el muro y lanzando medidas varias contra migrantes (no solo en la frontera), acompañadas de la retórica que ya le conocemos. Trump es Trump y nada indica que haya dejado de serlo.

4. El otro riesgo se encuentra en Biden y el partido demócrata, quienes han leído esta visita como un espaldarazo electoral de nuestra parte hacia Trump. Aunque nuestro presidente ha intentado despolitizar esta visita, y la presenta como la celebración de un acuerdo entre dos estados, el enojo entre el partido demócrata (y también entre comunidades de nuestros connacionales que mayoritariamente apoyan a ese partido), es enorme. En un mensaje que no solo va dirigido hacia el electorado en EEUU, sino hacia nuestro presidente que en ese momento estaba lanzando flores a Trump, Biden aprovechó el momento para recordar por Twitter que Trump antes llamaba violadores a los mexicanos y que ha esparcido el racismo hacia los latinos, indicando que es hora de devolver la dignidad y humanidad al sistema migratorio. Un poco como diciéndonos: “estoy expresando, señor presidente, lo que usted ha preferido evadir”.

5. Así que, si bien la visita ofrece buenos réditos para AMLO en términos de los objetivos que se planteaba, y se consigue exhibir terrenos comunes y un espacio de colaboración con Trump y su administración, toca entender los riesgos que vienen y, entre otras cosas, hacer todo lo posible por recomponer las relaciones con Biden—el candidato que hasta este momento aventaja a Trump con nada despreciables 14 puntos en las encuestas y que, por tanto, no puede ser descartado como el próximo inquilino de la Casa Blanca—así como con las comunidades de mexicanos en EEUU que se sienten sumamente agraviadas.

Twitter: @maurimm

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