La directora general de Conahcyt hizo, el miércoles pasado, afirmaciones que tendrían que estar respaldadas en evidencia indiscutible y accesible para cualquier persona. De no hacerlo así, estaría siendo artífice de una campaña política de desprestigio enderezada en contra de quienes, como yo, hemos criticado los errores y los despropósitos de este gobierno, sin renunciar a nuestras convicciones.

La doctora Álvarez Buylla ha utilizado un espacio de poder para lastimar una trayectoria limpia: hablo por mí. Fui Consejero Electoral del primer IFE autónomo y fui designado en ese cargo con el aval del PRD, cuando este partido era presidido por Andrés Manuel López Obrador. Durante el lustro previo, trabajé como profesor investigador en El Colegio de México. Y años antes, fui responsable de la planeación del desarrollo de Tabasco, durante el gobierno de Enrique González Pedrero.

Al concluir mi encargo en el IFE, en el 2003, fui propuesto por el PRD para continuar en el Consejo General de ese órgano autónomo, pero esa propuesta fue desechada por el PRI y el PAN. No me detengo en eso, pues es un episodio conocido. En noviembre de ese año, recibí una invitación del CIDE para incorporarme como profesor investigador a la división de administración pública. Permanecí en esa tarea hasta el 2020, cuando la Universidad de Guadalajara me invitó a fundar el Instituto de Investigación en Rendición de Cuentas. Así que, durante tres décadas, nunca abandoné las aulas universitarias, ni la investigación, ni he dejado de publicar ni, tampoco, de criticar la falta de compromiso de los gobiernos (de todos) con la democracia, la transparencia y la igualdad.

Durante mi paso por el CIDE —una institución vilipendiada—, fundé la Red por la Rendición de Cuentas: un proyecto compartido por académicos de todo el país, organizaciones sociales e instituciones públicas, que ha pugnado por la transparencia y por instituciones capaces de combatir la corrupción rampante de los gobiernos. Consta en documentos públicos que esa red jugó un papel fundamental en la lucha por el derecho a saber; tanto, que en su momento participamos directamente en la redacción de la Ley General de Transparencia que aún está vigente. Nunca convalidamos la opacidad de los gobiernos de aquellos años. Todo lo opuesto: la denunciamos sin dar tregua. De otra parte, fueron nuestros estudios y nuestro compromiso con los grandes problemas nacionales los que nos llevaron a exigir la creación de un sistema nacional anticorrupción, en cuyo diseño constitucional también participamos, a pesar de las resistencias (y de las trampas) del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Por otra parte, en 2017 fundé una organización para exigir el cumplimiento de los derechos de igualdad sistemáticamente vulnerados: Nosotrxs, cuyo Consejo Asesor preside hoy el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Nunca respaldamos el proyecto del neoliberalismo. Lo impugnamos y lo combatimos desde nuestros cubículos, en las aulas, con nuestras publicaciones y con nuestra militancia cívica. A lo largo de treinta y cinco años he defendido la democracia, la transparencia y la igualdad social, dentro y fuera de los espacios universitarios. Y he criticado —con objetividad y con tenacidad— a todos los gobiernos que se han sucedido desde 1988. A todos, incluyendo al del presidente López Obrador.

La Directora del Conahcyt está desinformada: vivo de mi trabajo, pues no tengo otra cosa. No soy rico. Ella, quizás, cree que los críticos del gobierno al que sirve son enemigos. Lo lamento, pero mi tarea es la investigación, la docencia, la crítica fundada en evidencia y la divulgación de las ideas, sobre la base de mis convicciones. Podrá repetir mentiras como quiera: yo también soy perseverante y no abandonaré mi oficio.

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