En memoria de la maestra Irma Hernández.
La maestra Irma Hernández será un ejemplo de vida y un entrañable y elocuente emblema de la defensa de la libertad en oposición a la extorsión.
Docente por décadas, una vez jubilada decidió ser taxista. En esta actividad y con 62 años de edad, fue detectada y acosada por criminales. Pese a las amenazas, Irma le dijo No a la extorsión, y mantuvo su temple incluso cuando su integridad física estaba al arbitrio de delincuentes que la habían secuestrado, y que la obligaron a grabar un video antes de ocasionarle la muerte.
La inaudita imagen, ilustración de la cobardía criminal, de muchos hombres armados, rodeándola a ella, sola e indefensa, subraya el contraste entre la estatura de su entereza y la mezquindad de sus victimarios.
La extorsión es uno de los delitos más crueles y cínicos, que además de causar un enorme daño a las víctimas, tiene graves efectos en diversas esferas de la vida en común.
Implica la irrupción del crimen en la vida de una persona, de una familia o de una comunidad. De pronto aparecen ellos, los que exigen cuotas a capricho, los valientes que se escudan tras armas de alto poder para ejercer su insolencia criminal mediante el despojo sistemático del fruto del trabajo ajeno. Así es fácil imponer condiciones, explotar a otros y materializar amenazas.
La persona o familia amagada pierde la tranquilidad, el gozo de su esfuerzo, la ilusión de hacer crecer su negocio. Sobreviene la impotencia, la zozobra, la indignación de saberse sometido y despojado.
Los extorsionadores exigen obediencia y tributo, fijan precios y agobian a miles en regiones enteras. Todos conocemos directa o indirectamente a alguien que tuvo que renunciar a sus sueños o a su forma de vida ante las presiones y humillaciones de grupos delincuenciales. El flagelo es ahora estructural y está enraizado en diversos grados en el país.
Por eso era indispensable que el gobierno federal enfrentara con determinación esta plaga, como lo hace ahora, con una estrategia que en breve periodo de operación ha generado la detención de 48 extorsionadores con peso en las estructuras criminales.
Hace una semana se realizó en el sur del Estado de México uno de los operativos más grandes que se hayan ejecutado contra este delito. En 14 municipios se llevaron a cabo cateos en 63 establecimientos con igual número de células operativas integradas por 2 mil 866 elementos de instituciones del Gabinete de Seguridad (Defensa, Marina, Guardia Nacional y fiscalía y policías estatales).
En esa región, como sucede en otras, los delincuentes sometían a los comerciantes y los obligaban a vender a sobreprecio alimentos y materiales de construcción con incrementos de entre 70 y 122 por encima de los niveles de mercado.
Los ocho detenidos mediante la llamada Operación Liberación, nombre que podría ser extensivo a toda la estrategia antiextorsión, desempeñaban funciones de mando y tenían órdenes de aprehensión por secuestro, extorsión y homicidio. Expoliando a sus víctimas, el jefe de la banda, que reportaba a un cártel, vivía en un rancho con lagos y caballerizas en Amanalco.
Urge que la estrategia del gobierno federal, basada en trabajo de inteligencia, denuncia ciudadana y coordinación institucional siga avanzando. Los avasalladores deben terminar avasallados.
En el delito de extorsión, ha dicho la presidenta Claudia Sheinbaum, “la víctima somos todas y todos”. Así lo sentimos y asumimos en el abominable crimen en contra de la maestra Irma Hernández.
Especialista en derechos humanos. @mfarahg