Tal y como dice Javier Tello: para entender estas elecciones intermedias debemos apreciar las distintas narrativas que intentan explicar lo que está en juego. Básicamente hay tres distintas concepciones sobre lo que subyace a esta próxima jornada electoral. Dos de ellas se presentan como la única salvación ante la catástrofe, la otra apunta hacia el futuro.
La primera es la de la Alianza “Va por México”. Para los que creen en esta opción, México está viviendo un momento apocalíptico. Es hora de salvar a la República de AMLO y MORENA, y no de pensar en nimias particularidades. Sólo así se explica que adversarios históricos (PRI-PAN-PRD) se hayan aliado. Tal es la gravedad del momento que todo se vale con tal de quitarle al Presidente los mecanismos legislativos para que pueda seguir desmantelando nuestro régimen democrático. Señales que den coherencia a esta visión política no faltan: los ataques recientes al INE, la andanada contra la independencia del Poder Judicial mediante la “ley Zaldívar”, la descalificación constante a los órganos constitucionales autónomos, a la prensa, a la intelectualidad, y un gran etcétera. Bajo este lente, hay que optar por quien efectivamente pueda arrebatar la mayoría legislativa a AMLO, ya que la deriva autoritaria es patente.
La segunda narrativa es exactamente la contraria. Es la de AMLO y algunos de los ideólogos del régimen actual. Morena no es un movimiento cualquiera sino uno que emerge del despertar del pueblo, del de a de veras. Ese pueblo sometido por décadas despunta gracias a la figura de AMLO. La victoria del 2018 no fue una cualquiera, sino el amanecer de la verdadera democracia mexicana. Lo que teníamos antes era una farsa, una simulación democrática. Lo que realmente había era una oligarquía efectiva que controlaba los cambios en el poder político. Así, esta elección tampoco es una más. Es de suma importancia mantener la mayoría porque lo que se pone en la mesa es esa conquista democrática, la del 2018. Para ellos, apenas llevamos dos años viviendo en esa realidad y hay que defenderla a capa y espada porque de eso depende consolidar al lopezobradorismo. El “Movimiento” es uno y no admite matices. Las individualidades pasan a un segundo plano cuando se habla del “Movimiento” que impulsa la tan ansiada cuarta transformación de la república. La única individualidad que vale, por supuesto, es la de AMLO. Por eso hay que darle más poder a él, más facultades a él, porque él encarna al “Movimiento”.
La tercera narrativa es una que rechaza las dos anteriores. Es una que no niega las causas que llevaron en 2018 a AMLO a la presidencia de la república. Al contrario, es una que intenta atajarlas de frente con propuestas de izquierda. Esta opción también se separa y condena el proyecto actual, que sólo busca amasar más poder atacando el aparato institucional que sostiene al régimen democrático de nuestro país. No cree que la disyuntiva en la que se encuentra el elector tenga sólo dos vías: el mal presente o los malos pasados. No amenaza al electorado con votar por ella o de lo contrario presenciar la destrucción de la república.
En serio, ¿alguien cree que PRI PAN y PRD van a salvar a México, después de que ellos destruyeron, en gran medida, la legitimidad del régimen anterior? Exigirle a la ciudadanía que recurra al voto útil en su favor es pedirle que se olvide de todos los justos reclamos que la llevaron a sacarlos del poder. Es pedirle que queme en la hoguera toda la indignación hacia la corrupción de los sexenios pasados. Es también ser muy ingenuo y realmente pensar que esta coalición electoral devendrá en una legislativa. ¿De verdad piensan que el PRI no apoyará a Morena en sus iniciativas más nocivas, como lo ha hecho estos últimos años? ¿Por qué actuarían distinto si son los mismos candidatos y el mismo discurso hueco de siempre?
Para hacerle frente a la destrucción institucional que hoy representa Morena no basta con amenazar al electorado, también hace falta ofrecer algo más, algo distinto. Ofrecer, por ejemplo, una planilla con candidatas feministas y perfiles jóvenes para llevar a cabo una verdadera renovación de las asambleas legislativas, plagadas con los mismos políticos de siempre. Ofrecer una agenda que pone al frente temas que hasta hoy han quedado relegados a un segundo plano, como el combate a la violencia de género, la defensa del medio ambiente y la lucha por mayores beneficios laborales. Ofrecer, en resumidas cuentas, una verdadera visión a futuro. Esa oferta es la que representa Movimiento Ciudadano.
En resumen, tres historias: dos de pasado, una de futuro. Al tiempo.
@MartinVivanco