Se ha gastado mucha tinta para analizar, criticar o defender los principios y objetivos de la reforma judicial. Se le ha tratado como un objeto de estudio complejo e “interesante”. Y en un sentido lo es, no por su contenido, sino por su poder: es la nueva realidad de nuestro sistema de impartición de justicia. Pero en otro sentido, más simple y objetivo, se parece más a una caja adornada de luces llamativas, pero completamente vacía. Y sin embargo es tan real que nos vemos en la necesidad de intentar darle sentido a este teatro del absurdo. Voy por partes.

Desde el 16 de septiembre del año pasado, día en que entró en vigor el Decreto, inició un proceso electoral extraordinario. Una semana después, se instaló la primera sesión del Consejo General del INE. Desde entonces, el Instituto ha tenido que cometer un puñado de irregularidades para volver esta fantasía una realidad. Un par de semanas después, el Consejo de la Judicatura entregó una lista de los cargos sujetos a elección al Senado. Y dos días después, el 12 de octubre, se llevó a cabo la primera tómbola en el Senado para determinar los cargos sujetos a elección popular en este primer proceso electoral. Luego el 14 de octubre, se firmó el decreto para reformar la Ley General de Instituciones de Procedimientos Electorales (LGIPE) para darle cabida a la elección de personas juzgadoras del PJF. Y el 16 (sí, de octubre), se emitió la convocatoria para crear las listas y definir las etapas de procedimiento. En un mes se hizo todo esto, como si los estuvieran persiguiendo.

Luego el 4 de noviembre se publicaron las convocatorias para participar en el proceso de evaluación de candidaturas. Desde entonces y hasta el 14 de diciembre los Comités de Evaluación de cada uno de los tres poderes tenían la tarea de definir la idoneidad de los postulantes y ya para el 31 de enero debían enlistar a las 10 ó 6 candidaturas mejor evaluadas para cada cargo. De acuerdo con Sheinbaum, 18 mil 447 personas se registraron en la convocatoria; de todas ellas, la Cámara de Diputados aprobó una lista de 1,412 aspirantes que participarán en el proceso electoral (en principio, hay que ser escépticos). Pero a ver, entre que se registraron los postulantes y se depuró la lista pasaron ene mil disparates (o irregularidades) en esta tragicomedia, como la ha llamado el ministro en retiro José Ramón Cossío en estas páginas.

El 27 de enero renunció el comité del Poder Judicial a la tarea de selección de candidatos dada la irracionalidad y desproporción de lo que se le exigía o, en sus palabras, “debido a la imposibilidad jurídica de continuar con el proceso que [les] fue encomendado”. Esa misma mañana, el Tribunal Electoral aprobó por mayoría de votos que el Senado sustituyera al Comité evaluador del PJF y que empleara ya no el método de revisión de postulaciones que tenía encomendado el Comité, sino una tómbola más (por aquello de las prisas) para definir las listas de candidatos.

Lo que nos trae de vuelta (omitiendo algunos pasos más en este imbricado proceso) a la elección de las 1,412 personas que hoy aspiran oficialmente a un cargo en el Poder Judicial de la Federación. Entre las cuales, sorpresivamente, se encuentran cuatro personas cercanas a Zaldívar como postulantes a ministras. Así es cómo, entre la confusión y el espectáculo, llegarán a las boletas los perfiles mejor alineados. De aquí al 30 de marzo que inicien oficialmente las campañas, veremos no sólo los ya tradicionales actos anticipados de campaña sino también las prisas por ajustar y modificar todas las legislaciones necesarias para concluir esta carrera.

Ya lejos de los ideales y justificaciones, lo que tenemos en frente es un proceso electoral abigarrado como ningún otro. Uno podría sospechar que fue fabricado para confundirnos. Pero no hacen falta las teorías de la conspiración, la realidad es más simple: lo que estamos viendo es el resultado de una reforma improvisada nacida no de un ideal, sino de un capricho.

Abogado

@MartinVivanco

 Para un listado cronológico de los eventos, ver: “La línea del tiempo de la elección judicial” de El juego de la Suprema Corte, Nexos, 30 de enero de 2025, disponible en:

 Cossío Díaz, José Ramón, “La puesta en escena de la reforma judicial”, El Universal, octubre de 2024, disponible en:

“Integrantes del Comité de Evaluación del Poder Judicial presentan su renuncia a la Suprema Corte”,

 García Soto, Salvador, “El nuevo Poder Judicial, de Zaldívar y de la 4T”, El Universal, febrero de 2024, disponible en:

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