Todo lo que hace Trump parece una locurita, pero tiene un sentido claro, consistente, estructurado. La gran duda es si logrará cambiar al mundo como pretende. Ha sustentado su estrategia en un supuesto sentido común (common sense). Anunció que se trata de la “revolución del sentido común”. Por lo pronto todavía una mayoría estadounidense lo apoya y aprueba. Quienes no participan de los supuestos beneficios que traerá su estrategia futura son los bloques económicos mundiales; las organizaciones internacionales del “mundo libre”; sin faltar los países agraviados: México, Canadá, los países europeos y China, así como los lastimados colateralmente: los pobres del mundo.

Para la lógica de Trump y millones de sus seguidores, Estados Unidos ya se había tardado en revisar, en corregir, lo que es bueno para ellos, sin importar el daño a toda una estructura mundial. Es totalmente lógica la crispación internacional ante un nuevo Estados Unidos que va a regatear los recursos para apoyar las causas globales; que ya no se preocupa por la violación de los derechos humanos; que no le interesa ser más el paladín de la democracia y las libertades; que no le interesan las reglas de convivencia universal.. La diplomacia del garrote (ahora son aranceles) está de regreso. ¿Cambiará al mundo? De eso se trata Trump, 2o. piso. Se vislumbra la caída del viejo orden internacional.

En Estados Unidos, con todo y las encuestas veleidosas, existe un apoyo mayoritario y apasionado, a favor de Trump. Es difícil para millones de estadounidenses no estar de acuerdo en la cancelación de ayudas para causas ajenas que no comprenden. Cómo aprueba un granjero de Nebraska que sus impuestos se destinen a causas como fortalecer la OTAN; la OCDE; mitigar las hambrunas en África; luchar contra el SIDA fuera de las fronteras de EU; impedir que ingresen supuestos delincuentes por sus fronteras, cuando el granjero imaginario ni siquiera conoce Lincoln (capital del Estado de Nebraska).

“Common sense” lo ha aplicado Trump en su estrategia antinmigrante. Si pretende seguridad en la frontera el sentido común le aconsejó reforzar las leyes migratorias y construir barreras físicas. Imponer con tarifas a fin de que México y Canadá refuercen sus propias zonas fronterizas. “Common sense” le ha servido para reducir reglamentaciones, adelgazar dramáticamente el aparato burocrático y bajar los impuestos a los ricos, lo que da sentido al objetivo de impulsar el crecimiento económico.

Para el estadounidense de la calle, la retirada del Acuerdo de París resulta algo lógico, la información que reciben les resulta creíble: las restricciones medioambientales que sustentan al Tratado perjudican la economía de su país. Que más les da el Acuerdo de París, cuando lo que normalmente saben de París es que hay una torre y se habla francés.

Para México los tiempos son propicios para revisar nuestra circunstancia. Oportunidad de reconciliación nacional sería lo único bueno que nos dejen las locuritas Trump 2o. piso. La presidenta Sheinbaum enfrenta esta coyuntura, ahora sí que le vino como anillo al dedo, para ser no solamente la Presidenta de México, sino la estadista que la república reclama. Cuidado con refugiarse en alguno de los sótanos cubano o venezolano. Cuidado con pensar que la vía es acercarse a China.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios