Tres cosas no pueden detenerse: los huracanes, los terremotos y la edad. Estos tres factores pueden incidir sobre la política: Otis golpeó durísimo a Acapulco, pero se llevó de pasada al presidente López Obrador, pasmado ante la tragedia. Similar golpe recibió De la Madrid ante el temblor de 85, cuando iniciaba su tambaleante gobierno. Ahora en Estados Unidos, la edad puede tener un efecto devastador sobre la pretensión de reelegirse de Biden.
Biden debería retirarse después de su larga trayectoria; después haber salvado los obstáculos de Hunter, su incómodo hijo, acusado de tres delitos federales; después de sus errores internacionales; después del desastre que vive la economía de su país; después de mostrar los signos del paso del tiempo.
No obstante ambición mata prudencia. Biden tratará de reelegirse, sin tomar en cuenta la historia: dos de sus antecesores, un demócrata (Carter) como él y un republicano (George H. W. Bush) como Trump, perdieron sus reelecciones por las malas calificaciones de sus gobiernos. Para el momento de las elecciones Biden tendrá 82 años, el pasivo más pesado de su candidatura.
El público ve a Biden muy veterano, las encuestas, entre sus mismos demócratas son demoledoras: (69%) piensa que está demasiado viejo. Las palabras que se relacionan con Biden según los encuestados (Prensa Asociada-NORC) son: viejo, fuera de moda, envejecimiento, ancianidad. La prueba más contundente de su envejecimiento es su pretensión de reelegirse.
La edad de Biden no borra la de Trump, apenas tres años más joven, es decir menos viejo. Lo que sucede es que la edad es algo no necesariamente numérico. Un poco como alivio para los viejos, existe la creencia de que la edad es algo que no tiene que ver con el paso del tiempo, sino con el corazón. El refrán exclamativo: “El corazón no envejece, el cuero es que se arruga”, podría parecer consuelo, pero si fuera cierto, no habría cardiólogos.
Independientemente del corazón, si envejece o no, una encuesta reciente de CBS contiene datos preocupantes. Solamente el 34% de los encuestados (votantes registrados) cree que Biden termine su segundo periodo de resultar electo, mientras 55% considera que Trump terminaría si resulta electo. El hecho es que de llegar los dos a la elección presidencial y de ganar, Biden sería el presidente más viejo en la historia de EU, mientras que Trump sería el segundo más viejo.
Trump puede parecer muchas cosas, pero la vejez no es su signo dominante. Por eso, los republicanos atacan a Biden por su edad, sin mirar a su propio candidato. Trump inició su éxito político atacando a México y a los mexicanos. En EU, los WASP (white, anglo saxon people) celebraron sus ocurrencias contra México, aunque la paradoja es que un número creciente de hispanos (de origen mexicano mayoritariamente) consideran que Trump es quien mejor puede resolver las dos preocupaciones centrales de Estados Unidos: seguridad nacional (migración) y economía.
Cuando se habla de consumo funcional de alcohol o de edad el nombre ineluctable es Winston Churchill. ¿Qué joven político inglés ha tenido más vitalidad, imaginación y empuje que Churchill? Nadie ha ocupado históricamente más cargos en la política inglesa. No obstante, al cumplir 80 renunció como Primer Ministro de Inglaterra cuando ya había ganado el Premio Nobel de Literatura y había sido nombrado caballero. De los ochenta a los noventa se dedicó a escribir, a pintar, a pensar, alejado ya de la política activa. Solamente que Biden no es Sir Winston y Trump tampoco, pero éste último siempre es un peligro: la amenaza de regresar.