Desde el sexenio pasado, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia, las cúpulas empresariales comenzaron a reorganizarse: cambiaron los liderazgos del Consejo Coordinador Empresarial y del Consejo Mexicano de Negocios, las dos organizaciones más relevantes de la iniciativa privada, mientras que la relación entre el poder económico y político también se modificó, por lo menos en las formas, pues los ricos se hicieron más ricos y los empresarios favoritos, forjados en los gobiernos priistas y panistas, siguieron dominando las contrataciones públicas. Así como en la política, López Obrador intentó crear una nueva clase empresarial, pero no le alcanzó el tiempo.

Ahora, con el encumbramiento de la 4T y de Claudia Sheinbaum en la Presidencia, los cambios que comenzaron con López Obrador se han profundizado. El principal ejemplo es Francisco Cervantes, quien tras dos mandatos consecutivos al frente del CCE, fue reelegido para uno tercero hasta diciembre del 2025.

El argumento de la decisión inédita para la cúpula de cúpulas de la iniciativa privada se debió a los embates del gobierno de Estados Unidos y a las amenazas comerciales del presidente Donald Trump, además de que Cervantes logró avenirse con la 4T, lo mismo con el expresidente López Obrador que con la actual jefa del Ejecutivo, Claudia Sheinbaum, no sin quedar exento de críticas de ciertos grupos empresariales.

Cervantes dejó en el camino a perfiles más aguerridos y distantes del oficialismo, como el expresidente de la Coparmex, José Medina Mora, y el expresidente del Consejo Nacional Agropecuario, Juan Cortina. Los siete organismos asociados al CCE le dieron su respaldo.

Y así como se mantuvo Cervantes al frente del CCE para un tercer periodo, lo cual no había sucedido, en el Consejo Mexicano de Negocios se alista el regreso de Antonio del Valle en marzo del 2025, para un tercer mandato. Se trata de una novedosa e inédita presidencia tripartita del llamado club de los ultrarricos, la cual compartirá con Daniel Servitje, de Grupo Bimbo, y Enrique Zambrano, de Metalsa.

La decisión, que será votada el 2 de marzo en la sesión del Consejo, obedece a las amenazas arancelarias de Trump contra México. La lógica de la presidencia tripartita es atender más eficientemente todos los frentes abiertos del país con Estados Unidos, y también para que la interlocución a nivel doméstico sea con representantes de diferentes sectores económicos. Del Valle, a quien ya le tocó la renegociación del acuerdo comercial con EU y Canadá; Servitje, del lado de alimentos y con alta presencia en Estados Unidos; y Zambrano, por la influencia de su empresa en el sector del acero y el aluminio, a los que inevitablemente Trump les impondrá aranceles por la triangulación con China de la que abusó la industria mexicana.

Y ahora que Estados Unidos declaró como organizaciones terroristas a seis grupos criminales de México, lo que implicará un mayor escrutinio a su financiamiento y, por lo tanto, al endurecimiento de los estándares antilavado de los reguladores del sistema financiero mexicano, también está en vísperas el cambio de liderazgo en la Asociación de Bancos de México (ABM).

El viernes pasado, y tras un proceso accidentado y de incertidumbre, finalmente se inscribió en la lista de aspirantes a encabezar la ABM Emilio Romano, el director general de Bank of America Merrill Lynch México, como candidato único, por lo que, si nada extraordinario sucede de aquí a mayo, se convertirá en el nuevo representante de los banqueros.

Será la primera vez que a la Asociación la encabece el director de una institución extranjera. Sin embargo, el hecho de que BofA sea uno de los bancos más relevantes de Estados Unidos, ahora que el gobierno de Trump se muestra beligerante con México y el mundo, es considerado como una ventaja para el gremio, de manera que ya fue respaldado por prácticamente todos los bancos nacionales y extranjeros en el país.

Así que entre aranceles, insinuaciones de que México es “narcoestado”, reformas constitucionales y un nuevo marco jurídico, las principales organizaciones empresariales del país intentan reaccionar, reacomodarse y alinearse al régimen, sin la certeza de que la estrategia será exitosa.

Posdata 1

Como el inicio de un diálogo constructivo, así calificó el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, la reunión que tuvo en Washington con Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, así como con Jamieson Greer, de la representación comercial (USTR), y Kevin Hasset, del Consejo Económico del Presidente.

La reunión duró más de una hora. Al secretario de Economía lo acompañaron sus dos subsecretarios, Luis Rosendo Gutiérrez y Vidal Llerenas. Por parte de la Cancillería viajó el titular de la Unidad para América del Norte, Roberto Velasco.

Según el equipo de Ebrard, fue una reunión buena; un primer acercamiento, y los temas que se abordaron fueron la renovación del TMEC, los aranceles al acero y al aluminio, a los vehículos fabricados en México y, en general, a todo el comercio; es decir, los asuntos que en público ha impulsado Donald Trump.

Lo más relevante es que aceptaron la propuesta de Ebrard para hacer grupos de trabajo y abordar cada uno de los temas por separado.

Posdata 2

Sobre la deuda que arrastra Pemex con sus proveedores y contratistas, la cual asciende a 20 mil millones de dólares, hay noticias.

Resulta que, además de que la empresa no tiene suficiente dinero para hacer frente a sus compromisos, la dirección general, a cargo de Víctor Rodríguez, junto con la directora de Finanzas, Marcela Villegas, revisaron a detalle todos los contratos y encontraron que muchos de estos no ejercieron o se ejecutaron de manera parcial.

Esta es la explicación de por qué apenas se han pagado 3 mil 600 millones de dólares, según dijo Rodríguez Padilla en una conferencia reciente. Así que Pemex no planea pagar todos sus adeudos con proveedores; sino que va a enfrentarlos, contrato en mano, y quienes incumplieron o cumplieron a medias, recibirán su pago correspondiente o una demanda.

Lo delicado es que Pemex puede argumentar cualquier asunto para no pagar. Por cierto, ¿al exdirector y actual titular del Infonavit, Octavio Romero, le fincarán alguna responsabilidad?

Posdata 3

La semana pasada, el exalcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, acudió a Palacio Nacional para supuestamente reunirse con el equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum.

A su salida de Palacio Nacional, el expriista se acercó a los reporteros para decirles que está a la espera de integrarse al equipo de Sheinbaum y le lanzó un mensaje a la Presidenta, a quien, dijo, no pudo ver en aquella ocasión: “La Presidenta es una mujer que siempre cumple su palabra, y la gente que se suma a su equipo de trabajo siempre está bien cobijada”.

Fuentes de Palacio Nacional aseguran que quien le dio audiencia a Ruvalcaba fue la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, pero la reunión acabó de muy mala manera. Básicamente el exalcalde le habría pedido (o exigido) un cargo en el Gabinete, que supuestamente le prometieron, a lo que la funcionaria respondió que no le podía asegurar nada. Fue entonces que los ánimos se encendieron y, acto seguido, Ruvalcaba fue “invitado” a salir de la oficina y del Palacio Nacional.

@MarioMal

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