En Morena se avecinan pugnas internas con consecuencias insospechadas. La ríspida lucha por la candidatura de la Ciudad de México en la que se enfrascaron los llamados “puros” del movimiento con el grupo que impulsaba a Omar García Harfuch, candidato de la exjefa de Gobierno, no concluyó con el proceso electoral de este año. Por el contrario, se abrió un nuevo capítulo en el que los “radicales” van a concentrar sus fuerzas en la capital del país con un proyecto transexenal, con miras al 2030.

En los últimos días, la jefa de gobierno electa, Clara Brugada, ha ido lanzando mensajes que anticipan una relación no muy cordial con el gobierno federal y, más que eso, una estrategia para erigirse desde ahora como la única mujer que puede relevar a Sheinbaum en 2030, por más prematuro que parezca, pues aún no asume las riendas de la capital del país.

Los elogios públicos mutuos entre Brugada y Sheinbaum en realidad entrañan fuertes diferencias que persisten del proceso interno de Morena para elegir a su candidato. La virtual jefa de Gobierno ha optado por no apresurarse con el nombramiento de su equipo por dos razones: la primera, esperar a ver si Sheinbaum se lleva a más integrantes del actual Gabinete; y la segunda, para que sus designaciones no se empalmen con las del futuro gobierno federal.

Esta semana, Brugada dijo que será en agosto cuando anuncie a su gabinete y soltó lo que puede considerarse una ligera crítica a los nombramientos que ha hecho la virtual presidenta cada jueves: “Quiero hacerlo rápido para que tampoco nos tardemos un mes en conocerlos a todos”, expresó.

La exalcaldesa de Iztapalapa es considerada una de los “puras” del movimiento –al igual que Sheinbaum, que cofundó Morena con Andrés Manuel López Obrador–, pero con un origen, personal y profesional, muy diferente a la de la futura presidenta de México, quien con los nombramientos de sus gabinete ha mostrado equilibrio entre fundadores de la 4T y cuadros más técnicos y académicos, mucho menos ideologizados que los que seguramente va a anunciar Brugada en agosto.

Por esta razón es que desde el “radicalismo” del movimiento se intentó frenar el nombramiento de Mario Delgado –a quien en realidad ven como un outsider los puros del movimiento– al frente de la Secretaría de Educación y también el de Omar García Harfuch como titular de la Secretaría de Seguridad federal.

Es prácticamente un hecho que Clara Brugada va a gobernar con sus incondicionales, como Raúl Basulto, extitular de Secretaría de Obras y Servicios de la Alcaldía Iztapalapa y quien se quedó como interino al frente de la demarcación, y César Cravioto, quien apunta a ser su secretario de Gobierno.

Más interesante aún es el posible nombramiento de Juan Pablo de Botton como secretario de Finanzas del gobierno de Brugada –mientras que la actual secretaria de Finanzas capitalina, Bertha Gómez Castro, se iría a la Subsecretaría de Egresos federal, la cual ocupa actualmente De Botton– y del actual vocero del presidente López Obrador, Jesús Ramírez, como director de Comunicación de la nueva jefa de Gobierno. El primero, muy cercano a AMLO, pero más a sus hijos Andy y Gonzalo, y el segundo, uno de los perfiles más radicales y golpeadores del morenismo.

El actual secretario de Seguridad, Pablo Vázquez, es el único que ha sido anunciado por Brugada para mantenerse en su puesto. La intención es que se coordine con García Harfuch a nivel federal. La pregunta es cuánta injerencia real va a seguir teniendo el exjefe de la policía en la seguridad de la capital. Una muestra de las cuñas que le han ido poniendo a Harfuch es su suplente en el Senado, Francisco Chíguil, exalcalde de Gustavo A. Madero y aliado de Brugada.

También será clave el rol que jugará el actual jefe de Gobierno interino, Martí Batres, igualmente aliado de Brugada, a quien no se ve cómo pueda colarse al gabinete de Sheinbaum. Su futuro podría estar en Morena, que ya presidió, de la mano de Luisa María Alcalde o simplemente moviendo los hilos de la CDMX tras bastidores.

Posdata 1

Claudia Sheinbaum apostó por jóvenes en su último anuncio de los integrantes del gabinete legal; sin embargo, el promedio de edad de los perfiles que ha dado a conocer es de 57 años.

Hasta ahora, la secretaria más joven del gabinete de Sheinbaum es Josefina Rodríguez Zamora, de 35 años, quien será la titular de la Secretaría de Turismo y tendrá la tarea de intentar reposicionar a México como una potencia turística, pese a la violencia e inseguridad que hay en el país. También deberá enfocarse en la diversificación de los visitantes, por mercado y tipo de turista, y en la promoción en el exterior, además de otros proyectos domésticos como el de los “pueblos mágicos” y las obras ferroviarias como el Tren Maya y otras que servirán como transporte turístico.

Le sigue Marath Bolaños, con 38 años, quien fue ratificado como secretario del Trabajo, cargo que ejerce desde junio del 2023. Tendrá el gran reto de mantener el aumento de los salarios mínimos, supervisar las elecciones sindicales y cumplir con lo estipulado en el TMEC en materia laboral, amén de los cambios que se generen en 2026 tras la renovación del acuerdo comercial.

También fue anunciada Claudia Curiel de Icaza como próxima secretaria de Cultura. Tiene 44 años. Junto con el futuro secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, de 42 años, forma parte del “gabinete joven” de Sheinbaum.

Una de sus prioridades será modificar la Ley de Cinematografía para asegurar que el Estado destine apoyos hacia la producciones nacionales, los cuales han venido disminuyendo considerablemente.

Si bien los perfiles del gabinete legal de Sheinbaum son distintos a los de López Obrador, el promedio de edad es muy similar. En 2018, cuando anunció a su gabinete legal y ampliado, la edad promedio fue de 58 años, con algunos integrantes que superaron los 80 años, como Javier Jiménez Espriú y Manuel Bartlett.

En el gabinete legal de Claudia Sheinbaum el promedio es de 57 años, con el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, como el más longevo, con 76 años. Le siguen Julio Berdegué (73), Alicia Bárcena (72), Juan Ramón de la Fuente (72) y David Kershenobich (72).

Posdata 2

Hablando del Gabinete presidencial, muy poco van a poder hacer por lo pronto los 17 secretarios y secretarias de Estado designados por la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en tanto no se definan las Subsecretarías.

La misma tónica que uso Andrés Manuel López Obrador en su gobierno, con las llamadas “cuñas” que les impuso a todos en su gabinete a través de los subsecretarios, va a utilizar Sheinbaum, aunque hay versiones divididas de si estos nombramientos serán enteramente palomeados por la Presidenta o tendrán que pasar la aduana de López Obrador.

Sea como sea, hoy los virtuales secretarios y secretarias del próximo gabinete presidencial están prácticamente atados de manos, a la espera de poder proponer a sus compañeros de fórmula o a que se los impongan.

La dependencias clave para las Subsecretarías son Hacienda, Economía, Energía, Salud, Educación y Gobernación.

La “sugerencia” de López Obrador a Sheinbaum para que ratifique a Ruy López Ridaura, actual subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud; a Zoé Robledo, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); y a Alejandro Svarch, titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), es una muestra de la importancia que tendrán los segundos de abordo en el gabinete presidencial.

Posdata 3

El Sindicato Nacional de Mineros, que encabeza Napoleón Gómez Urrutia, informó que se levantó la huelga en Lázaro Cardenas, Michoacán, al haber logrado un 8% de incremento directo al salario retroactivo al 1 de mayo, el pago de 100% de salarios caídos y el pago de 60 mil pesos netos adicional al reparto de utilidades.

@MarioMal

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