Cinco de las 10 familias más ricas de México están o estuvieron interesadas en adquirir el negocio de Banamex que puso en venta su actual dueño, Citi, en enero del año pasado. La guerra entre multimillonarios puede acabar de dos formas: a billetazos –quien ofrezca más se queda con el banco– o asociándose, aunque este último escenario no se antoja fácil.
El primero en levantar la mano por Citibanamex fue el magnate Ricardo Salinas Pliego . Sin embargo, a la vuelta de unos meses decidió no participar y enfocarse en su negocio de Banco Azteca. El dueño de Grupo Salinas posee una fortuna estimada en 12 mil 400 millones de dólares y es el tercer hombre más rico de México.
La familia Hank , accionistas mayoritarios de Banorte, también fueron de los primeros en mostrar su interés por Banamex. El presidente Carlos Hank González , quien junto a su padre tienen cerca de 2 mil 700 millones de dólares de riqueza personal, levantó la mano e hizo una propuesta para que incluso cualquier mexicano pudiera participar como accionista. Banorte se envolvió en la bandera y dijo que Banamex tendría que quedarse en manos de mexicanos, como ellos, que son el segundo grupo financiero más grande, aunque la mayoría de sus inversionistas son grandes fondos extranjeros.
El magnate Carlos Slim Helú no se podía quedar atrás y mediante su Grupo Inbursa dijo que analizaría la conveniencia de pujar por los activos de Banamex. Al hombre más rico de México –con más de 80 mil millones de dólares– no le gusta comprar caro, sino barato; gangas. Así que el interés del multimillonario deberá ser muy grande para animarse a pagar entre 10 y 11 mil millones de dólares, que es lo que pide Citi de saque. Lo que sí puede hacer Slim es aliarse con algunos de sus grandes amigos, como Antonio del Valle , quien también tiene experiencia en el sector bancario –fue el fundador de BanCrecer y Bital–, y hacer una buena oferta.
El cuarto multimillonario, que se tardó en subirse a la puja pero finalmente lo hizo y hoy es uno de los candidatos más fuertes, es el rey del cobre: Germán Larrea , dueño de Grupo México y de una fortuna que ronda los 30 mil millones de dólares. El perfil de Larrea es interesante, pues aunque no tiene experiencia directamente en el sector financiero, está coqueteando lo mismo con el presidente de Mifel y de los banqueros, Daniel Becker , y con el propio Antonio del Valle , accionista mayoritario de Orbia y Ve por Más e integrante del Consejo de Administración de Grupo México, la principal empresa de Larrea.
El perfil de Larrea es interesante: su familia es la segunda más rica de México; por mucho tiempo permaneció oculto, fuera de cualquier reflector, hasta que el sexenio pasado también intentó quedarse con una cadena de televisión abierta, tras haber sido consejero de Televisa, lo que terminó por sacarlo de la puja y del anonimato. Larrea es indirectamente propietario del intermediario financiero GBM, el family office de los principales accionistas de Banamex. Esto también podría situarlo como el favorito.
La guerra entre multimillonarios ha sido encauzada de alguna manera por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien con el establecimiento de “condiciones” para el comprador ha ido moviendo las aguas, encartando y descartando tiradores. La solicitud de que se quede en manos de inversionistas mexicanos, que tengan solvencia económica y experiencia para proteger a los clientes, que no deban impuestos y que no se despida a personas ha puesto en un brete a la CEO global de Citi, Jane Fraser , y a los interesados.
Lo que es indudable es que hay mucho apetito por la banca de consumo, empresarial, la afore y el acervo cultural que Citi va a vender en conjunto a un solo comprador.
Posdata
Vaya revelación del Presidente sobre su intención de comprar el 51% de Banamex. No lo hizo por cuestiones de tiempo, dijo. Y qué bueno, porque la señal habría sido pésima para los mercados y para el país. Se recuerda lo que dijo su amigo y confidente Pablo Gómez , titular de la UIF. “Sería mejor que Banamex pasara a manos de personas que hoy no tienen banco, para evitar que crezca el oligopolio. Mejor aún un banco mixto: muchos capitalistas asociados y Estado”. Así piensa también el Presidente.
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