En julio del año pasado, días después de la fingida inauguración de la refinería Olmeca, mejor conocida como Dos Bocas, el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió su pecho –que como siempre dice, “no es bodega”– y se sinceró respecto a su proyecto energético que costará el doble de lo presupuestado originalmente (entre 16 mil y 18 mil millones de dólares) y su encargada, la secretaria de Energía, Rocío Nahle. “Rocío se ha distraído con la política de Veracruz; no ha terminado la refinería”, reclamó el titular del Ejecutivo en una reunión privada con morenistas, a propósito de los avances de sus otros proyectos insignia, el Tren Maya y el Corredor Transístmico.

Entre los presentes estaban los representantes de otros proyectos y el encargado de solucionar los problemas sociales, el morelense Rabindranath Salazar, quien llevaba un mes como coordinador general de Política y Gobierno de la República. El Tren Maya y el Corredor Interoceánico-Istmo de Tehuantepec enfrentan conflictos con ejidatarios y derechos de paso, para los cuales se designó a un representante del gobierno para atenderlos. “Rabindranath nos va a ayudar mucho a esto, aunque también quiere ser gobernador de Morelos”, agregó el presidente sobre las aspiraciones políticas de los integrantes de su Gabinete.

Por aquellas fechas de mediados del año pasado Morena decidió renovar toda su estructura en las 32 entidades. Se eligieron coordinadores distritales, consejeros estatales y congresistas nacionales. En Veracruz, donde Nahle mandó a hacer una ley –bautizada como “Ley Nahle”– para poder competir por el gobierno de esa entidad sin haber nacido en ella –es zacatecana– se eligieron 200 nuevos coordinadores distritales, consejeros estatales y congresistas nacionales. Nahle se metió de lleno a la operación política junto con su aliado, el impresentable gobernador Cuitláhuac García. De ahí el reclamo abierto que hizo el Presidente por descuidar el proyecto de la Refinería Dos Bocas, del cual la mayoría de los expertos vaticinan que no producirá gasolina hasta el siguiente sexenio.

La refinería ha enfrentado una serie de problemas, entre inundaciones, malos cálculos en la infraestructura para las instalaciones de todos sus componentes, acusaciones de corrupción por parte de contratistas y accidentes, como la explosión que se registró el pasado 21 de junio, la cual, se dijo oficialmente, fue ocasionada por “el incendio de las llantas de una pipa”.

La versión de los trabajadores –enviada a este espacio con detalles y fotografías por parte del personal de la refinería– es que el incendio se dio por un chispazo de soldadura que alcanzó el diésel regado por una fuga.

Al parecer soldadores de la empresa Manufactura Especial y Proyectos Industriales (MEPI), propiedad de Juan Carlos Tapia Vargas, no suspendieron los trabajos de soldadura que realizaban durante la carga de combustible de la pipa a los compresores.

“Los soldadores de MEPI estaban trabajando en los racks de tuberías mientras una pipa cargaba combustible en compresores. Las chispas alcanzaron este sitio y por eso se registró la explosión que generó una enorme bola de fuego que afortunadamente no alcanzó a los soldadores, pues hubieran caído calcinados al vacío”, declaró uno de los testigos del accidente.

Los trabajadores lamentan que las autoridades hayan querido minimizar y ocultar la gravedad del accidente al señalar que se derivó de un incendio en las llantas de la pipa, y que se haya omitido en el informe oficial que la verdadera causa fue por las chispas de soldadura que caían del rack mientras la pipa cargaba los compresores.

Los trabajadores acusan que se trató de un problema de negligencia y seguridad por la falta de supervisión de la empresa MEPI y de Pemex, debido a que no suspendieron los trabajos de soldadura mientras la pipa cargaba los compresores.

Agregaron que no es la primera vez que se incumplen las normas de seguridad durante los trabajos que se realizan en la refinería y aseguran que se han ocultado accidentes durante la construcción de tanques, en los que se han registrado muertes de trabajadores.

Posdata

Las “corcholatas” de Morena se refugiaron este fin de semana en las entidades cuyos gobernantes les apoyan o tienen simpatía. Claudia Sheinbaum estuvo en Querétaro y en el Estado de México. Si bien el primer estado es gobernado por el panista Mauricio Kuri –de quien el presidente López Obrador habló maravillas el jueves pasado, al decir que “es muy bueno, trabajador y buena persona, aunque no es de su movimiento”,– en el segundo caso, el estado gobernado por el priista Alfredo del Mazo, aliado y amigo de la exjefa de Gobierno, Sheinbaum se mueve como pez en el agua, además de que la gobernadora entrante, Delfina Gómez, también simpatiza con ella, más que con los otros aspirantes.

Marcelo Ebrard inició el viernes en Hidalgo, donde cuenta con el apoyo del gobernador de esa entidad, Julio Menchaca, y más abiertamente del encargado de la Procuraduría de Justicia local, Santiago Nieto. Luego viajó a Jalisco, donde gobierna el emecista Enrique Alfaro, con quien el excanciller también tiene una muy buena relación, y no se diga con el fundador de MC, Dante Delgado.

Por su parte el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López, se fue a recorrer las ciudades del Istmo de Tehuantepec. En Oaxaca gobierna Salomón Jara, quien previo a que se sentaran las bases para la competencia entre las “corcholatas” llenó los mítines de Claudia Sheinbaum. Si bien se dice que mantiene cercanía con la exjefa de Gobierno, al parecer comienza a decantarse por el paisano del presidente López Obrador.

Al exsecretario de Gobernación le mostraron su apoyo los trabajadores del sindicato petrolero, que encabeza Ricardo Aldana, y se asegura que también tiene apoyo del magisterio, por eso la fuerza que ha alcanzado en estados como Oaxaca.

@MarioMal

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS