El próximo 13 de noviembre, Andrés Manuel López Obrador cumplirá 72 años y lo festejará en su finca de Palenque, Chiapas. No será una reunión cualquiera. Más allá del ambiente familiar, con sus hijos José Ramón, Andy, Gonzalo, Jesús Ernesto y su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, se espera la llegada de invitados políticos que forman parte del círculo más cercano del expresidente. Algunos despachan actualmente en el gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum o en el Congreso, atraídos por la sombra del poder que aún proyecta el tabasqueño.
La cita, que comenzará al mediodía, tendrá el aire de una comida de reencuentro, con pozol, tamales y los platillos típicos de su tierra, pero también de consejo político. Una fuente invitada al festejo asegura que López Obrador “citó a varios por separado” para darles instrucciones sobre temas que van desde la relación con el nuevo gobierno hasta la estrategia territorial rumbo a las elecciones intermedias. En esa finca, más que el retiro idílico del hombre que dice haberse apartado de la política, opera todavía un centro de decisiones informales que influye en la vida pública del país.
A Palenque llegan con frecuencia Alejandro Esquer, Daniel Asaf, Juan Ferrer, César Yáñez y Octavio Romero, entre otros. Entre caminatas por los senderos de la selva y tazas de café, se discuten estrategias, se cuentan anécdotas y se revisan encuestas. Ahí, en lo que algunos llaman “la oficina del sur”, el exmandatario mantiene una red de comunicación constante con excolaboradores, gobernadores y legisladores morenistas.
Aunque prometió retirarse, López Obrador no se ha desconectado del todo. Detrás de él permanece “Laurita”, su asistente de toda la vida, guardiana de su agenda y confidente. Con ella ha conformado un pequeño equipo de ayudantes que lo asisten en la redacción de su nuevo libro sobre culturas y civilizaciones prehispánicas, editado, como los anteriores, por Planeta, la editorial con la que mantiene una relación cercana. La firma española le ha editado los libros La salida: decadencia y renacimiento de México (2017), A mitad del camino (2021) y ¡Gracias! (2023). Este será su vigésimo primer libro y su publicación está prevista para finales de 2025.
El nuevo texto, del que aún no se conoce el título, retoma una de sus pasiones más genuinas: la historia indígena y el pensamiento mesoamericano. Según quienes lo acompañan, prometió que no sería una obra política, aunque entre líneas volverán a aparecer sus ideas sobre moral pública, soberanía y justicia social. El tiraje inicial se estima en unos 200 mil ejemplares, por lo que se convertiría en otro éxito editorial. Su lanzamiento marcará su regreso al debate público y pondrá a prueba el equilibrio con la presidenta Sheinbaum, quien apenas presentó Diario de una transición histórica, publicado también por Planeta, con un tiraje confirmado superior a los 50 mil ejemplares según fuentes editoriales.
Desde Palenque, López Obrador ha terminado el manuscrito y ha instruido a su círculo más cercano para preparar lo que se denomina ya “la gira del libro”. Según quienes lo asisten, el recorrido nacional comenzará en diciembre y podría extenderse hasta ocho meses, dependiendo de la respuesta del público.
Hay quienes leen esta gira como el inicio de una nueva etapa política en las sombras. El expresidente sabe que el ajedrez ya se mueve rumbo a 2027, cuando se renovarán las 500 diputaciones federales, miles de alcaldías, los congresos locales y 17 gubernaturas. Y entiende que de ese resultado dependerá la presidencial de 2030.
A ello se suma un detalle simbólico: la celebración de su cumpleaños coincide con los preparativos de la boda de su hijo José Ramón López Beltrán en Cancún. Ambos eventos, aunque privados, han generado expectativa en los círculos políticos y mediáticos. En Palenque se leerán los gestos: quién llega, quién se sienta cerca y quién con aspiraciones políticas hace uso de esa cercanía con el expresidente.
López Obrador pasa buena parte de sus días escribiendo, leyendo manuscritos o viendo las Series Mundiales de béisbol. Pero también recibe visitas, hace llamadas y mantiene correspondencia con viejos aliados. Su retiro, más que una pausa, parece una transición a otro tipo de liderazgo; uno menos visible, pero no menos influyente.
@MarioMal

