Tras haber presentado su renuncia por lo menos tres veces, finalmente la presidenta Claudia Sheinbaum aceptó la salida de de la Secretaría de Hacienda.

Ramírez de la O intentó renunciar en septiembre, antes de iniciar el sexenio; luego en diciembre, tras haber entregado el Paquete Económico; y posteriormente a principios de febrero, tras la toma de protesta de Donald Trump y las amenazas de los aranceles.

En general, el secretario de Hacienda, que durante poco más de tres años fue titular de esa cartera en el sexenio de López Obrador, nunca estuvo contento en la administración de Sheinbaum. Simplemente no le permitieron designar a su equipo de trabajo: ni en las Subsecretarías, ni en la banca de desarrollo, ni en los reguladores del sector financiero.

Principalmente la Subsecretaría de Egresos, encabezada por Bertha Gómez Castro, lo eclipsaba: la ex secretaria de Finanzas del Gobierno de la CDMX, mujer de toda la confianza de Sheinbaum, prácticamente mandaba en Hacienda. Ni qué decir del jefe del SAT, Antonio Martínez Dagnino, quien al igual que Gómez Castro reportaba directamente al Ejecutivo.

Durante la transición y desde el inicio del sexenio, Ramírez de la O pugnó por la reinstalación de la Subsecretaría de Ingresos, para tener control del SAT. Fue apenas la semana pasada cuando se lo concedieron y, paradójicamente, ahora ese lugar podría ser ocupado por Martínez Dagnino.

En la banca de desarrollo, Ramírez de la O tampoco pudo colocar a su equipo. Sheinbaum heredó de López Obrador a los mismos directores que tuvo la última parte de su sexenio: Luis Antonio Ramírez al frente de Nacional Financiera y Bancomext; y Jorge Mendoza en Banobras. Tampoco le permitieron designar a un nuevo presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, lo cual intentó por todas las vías. Su titular, Jesús de la Fuente, saldrá pronto del regulador.

Todas las veces que quiso renunciar, el escenario financiero internacional obligó a la Presidenta Sheinbaum a mantenerlo. El entorno financiero y económico actual tampoco es el más propicio para el enroque, pero al parecer Ramírez de la O no dio espacio a la negociación y la titular del Ejecutivo tuvo que aceptar su renuncia.

Un síntoma de la salida de Ramírez de la O de Hacienda fue que en la última semana empezó a mover a sus colaboradores hacia posiciones de la Secretaría fuera del país. Uno de ellos fue Leonel Ramírez, su jefe de Asesores, quien enfrentó en México varios asuntos legales.

Con la renuncia de Ramírez de la O -que se convertiría en asesor internacional de México, según el anuncio de la Presidenta- vendrán más reacomodos en el Gabinete. De entrada se fortalece el equipo de Luz Elena González, la secretaria de Energía, quien tomaría el control del SAT y de otras entidades del sector financiero.

La exsecretaria de Finanzas de la CDMX tendrá una relación muy estrecha con Édgar Amador, como ya la venía teniendo, sobre todo para enfrentar el turbulento 2025 que le espera a México y, quizá también, para elaborar el borrador de una reforma fiscal.

Al llegar su momento, cuando las aguas vuelvan a tomar su cauce, ella será llamada para ocupar ese puesto, como secretaria de Hacienda. Esa es la ruta.

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