Javier Jiménez Espriú
inició su gestión como secretario de Comunicaciones y Transportes con un desgaste generado por la decisión política de Andrés Manuel López Obrador de cancelar el aeropuerto de Texcoco . Fue el primer manotazo en la mesa para exhibir que el gobierno de la 4T no se sometería al poder económico, pero terminó por cobrarle factura al ingeniero de 81 años, edad que tenía en 2018 cuando se anunció como propuesta durante la campaña presidencial y se ratificó en la etapa de transición.
Aunque López Obrador aseguraba que la decisión de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto se debía a la corrupción rampante –que sí existió y apuntaba a beneficiar al círculo de Enrique Peña Nieto y el Grupo Atlacomulco– en la adjudicación de contratos y la expropiación de terrenos adyacentes, Jiménez Espriú optó por fortalecer la hipótesis de que era inviable financiera y técnicamente. Pero se fue enredando con los dictámenes y estudios de organismos y empresas internacionales que más bien apuntaban a que Santa Lucía no era una alternativa.
Luego se enredó más cuando le impusieron al estructurista José María Riobóo , quien por esos tiempos soltaba frases como que “los aviones no pueden chocar, porque automáticamente se repelen”. Riobóo es un ingeniero ligado en su momento a OHL México y recibió adjudicaciones directas por más de 170 millones de pesos en las administraciones de López Obrador y Marcelo Ebrard en la Ciudad de México. Riobóo convenció a Jiménez Espriú de que Santa Lucía era viable como alternativa al AICM; con lo que no contaba era que el proyecto se lo encargarían al Ejército, en contra de la opinión del titular de la SCT.
La polémica alrededor de Jiménez Espriú subió de tono cuando el caso de Emilio Lozoya se calentó por los escándalos de la constructora brasileña Odebrecht. En uno de los debates de la campaña presidencial, el candidato José Antonio Meade involucró al futuro secretario de Comunicaciones y Transportes en la trama oscura, pues su familia era socia de la empresa Odebrecht, a través de la compañía Braskem-Idesa .
Las acusaciones de Meade en junio del 2018 se vuelven peligrosas ahora que Emilio Lozoya está de vuelta en México dispuesto a embarrar a cuento personaje público le venga en gana o le pidan. Jiménez Espriú y su familia podrían aparecer en las declaraciones del exdirector de Pemex, mientras que el proyecto en el que se aliaron Braskem y Odebrecht – Etileno XXI – también está riesgo. Rocío Nahle quiere cancelarlo simplemente porque estuvo metido Odebrecht.
Así que el coletazo del caso Lozoya y la mala relación con Nahle fueron temas que precipitaron la renuncia de Jiménez Espriú, la cual se hizo efectiva este jueves.
Por otro lado, Jiménez Espriú nunca estuvo de acuerdo con la militarización de los puertos que decretó el viernes pasado el presidente López Obrador sin consultarlo y sin invitarlo al evento en Manzanillo, Colima, donde hizo el anuncio.
En varias comparecencias ante el Congreso, Jiménez Espriú manifestó que era un sinsentido que una actividad eminentemente civil, como el manejo de las aduanas , se militarizara como lo pretendía desde el inicio del gobierno el Presidente.
La ‘militarización’ involucra que la Secretaría de Marina controle la totalidad de la operación marítima en el país, incluyendo el comercio, remolque, pilotaje, obras marítimas y hasta el dragado en puertos.
La iniciativa impulsada por el diputado morenista Mario Delgado también propone que la Semar tenga facultades en la regulación, promoción y organización comercial de los puertos, lo cual, según empresarios del sector, va a cancelar inversiones por 73 mil millones de pesos propuestas en el Acuerdo Nacional de Infraestructura. Como si algo hiciera falta a la de por sí deplorable situación de confianza empresarial en México.
Así que la salida de Jiménez Espriú estaba cantada desde hace tiempo, lo que nadie se explica ahora es la sorpresiva llegada de Jorge Arganis Díaz Leal a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, sobre todo porque el fin de semana pasado, cuando Jiménez Espriú le solicitó su salida, el Presidente instruyó a su coordinador de asesores Lázaro Cárdenas Batel estar atento ante una posible designación.
Según fuentes de Palacio Nacional, Jiménez Espriú pidió encarecidamente al Presidente dejar al frente de la SCT a un ingeniero. Arganis Díaz Leal es ingeniero por la UNAM y hasta hoy se desempeñaba como director de la filial de Pemex PTI Desarrollo de Infraestructura, encargada de la refinería de Dos Bocas.
Su historia con la 4T, sin embargo, no es la mejor. En mayo de 2019 fue el encargado de definir a Grupo Huerta Madre como empresa que prepararía los terrenos para la construcción de la refinería de Dos Bocas. Este Grupo ha sido relacionado con la secretaria de Energía, Rocío Nahle , y su familia, mientras que arrastra cuestionamientos por haberse constituido días antes de que el gobierno le entregara un contrato multimillonario.
Sobre su nombramiento al frente de la SCT, hay dos hipótesis: que desde Comunicaciones y Transportes se apoye a PMI en la construcción de la refinería, con presupuesto y acciones de logística, o que le quitaron a Nahle a este funcionario por los escándalos de presunta corrupción. AMLO suele poner a funcionarios de su primer círculo a vigilar a quienes les va perdiendo confianza, como quizá sucede con la ex legisladora de Morena.
Las fichas se mueven en el gabinete. Vendrán más cambios.
@MarioMal