Las mujeres son el grupo poblacional más afectado por la degradación ambiental, pues por ejemplo, están más expuestas a la contaminación del aire dentro de sus propias viviendas, ya que se encargan de la cocina en estufas a carbón, leña o gas, pero que en muchas ocasiones no cuentan con chimeneas, instalaciones o ventilación adecuadas.

Las mujeres y las niñas también son más vulnerables a la crisis climática y a los desastres naturales, al ser más dependientes de los recursos naturales. Son en su mayoría mujeres las que disponen de menos agua potable, drenaje o sistemas de saneamiento y al mismo tiempo, son quienes son quienes deben acarrear agua, alimento y combustible a sus viviendas, mientras que los hombres están más tiempo ausentes y pueden obtener servicios básicos en los sitios a donde se trasladan a trabajar.

Estas diferencias en los impactos del medio ambiente se observan tanto en zonas rurales como en las grandes urbes. En las ciudades las mujeres tienen menor acceso a viviendas, tienen una alta dependencia de servicios de transporte público y realizan una mayor cantidad de viajes a pie, por lo que pasan más tiempo expuestas a las condiciones ambientales que persisten en los lugares que habitan.

En virtud de lo anterior, la Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas, considera que atender la equidad de género y cuidar del medio ambiente, deben considerarse dos políticas que se refuerzan mutuamente. Pero más importante aún, es que la variable de género no solo es relevante por sus efectos para el medio ambiente, sino que es relevante por la actitud y el liderazgo mostrado por las mujeres.

De acuerdo con un documento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), denominado Women´s Leadership in Environmental Action y publicado en abril de 2022, diversos estudios confirman que las mujeres ostentan una actitud más proactiva para el cuidado del medio ambiente, pues en las encuestas suelen mostrarse más preocupadas que los hombres en la atención de agendas como el cambio climático.

En segundo lugar, estudios de caso muestran que la participación de las mujeres, ya sea desde su posición como ministras, legisladoras, gerentes o directoras de empresas, activistas en organizaciones no gubernamentales o simplemente por su participación comunitaria, suelen obtener mejores resultados para cuidar al medio ambiente en comparación con los hombres.

El documento de la OCDE, describe cómo la presencia de ministras mujeres o equipos de mujeres en convenciones ambientales internacionales, suele presionar por metas y acuerdos internacionales más concretos. Refiere también que la presencia de mujeres en puestos directivos de empresas suele estar relacionado con mayores inversiones de la compañía en temas ambientales. Otro estudio da cuenta de que una mayor proporción de mujeres legisladores está asociado con un mayor debate de temas ambientales en los parlamentos y existen muy diversos ejemplos de programas de pagos por servicios ambientales que han obtenido mejores resultados en la protección del bosque y una distribución más equitativa de los ingresos, cuando las beneficiarias y líderes del programa social son mujeres.

En México las mujeres también han mostrado mejor actitud y liderazgo. Puedo comentarles que del 2019 al 2023, el 60% de las denuncias que ha recibido la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, han sido interpuestas por mujeres, lo que supone que son las mujeres quienes más participan de la vigilancia de la normatividad urbana y ambiental de la Ciudad.

Por eso digo, que en materia de medio ambiente es tiempo de las mujeres. Tenemos que fomentar la participación de las mujeres en todos los ámbitos, para llevar justicia social y justicia ambiental, que de acuerdo con la ONU deben ir de la mano. Los programas sociales y de protección ambiental pueden mejorar las condiciones de vida de la mujer y también el medio ambiente. Un buen ejemplo de este tipo de programas es Altépelt Bienestar, impulsado por la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, pues se trata de apoyar el trabajo y los ingresos de mujeres productoras del campo que habitan en el suelo de conservación de la Ciudad, con lo que se cuida del medio ambiente y se favorece la equidad.

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