Reconocer a los animales como seres sintientes que deben ser tratados dignamente nos hace seres más humanos, más empáticos.
Recientemente, resurgió la preocupación de la sociedad por el trato que reciben los delfines en cautiverio. La Profepa ha recibido más de 85 denuncias ciudadanas en las que se exige el cierre del delfinario del Hotel Barceló Riviera Maya, a partir de la difusión de un video grabado en 2020, en el que un delfín de nombre Mincho se golpea contra una plancha de piso durante la realización de acrobacias. A las denuncias ciudadanas formales se suman innumerables peticiones y mensajes indignados en las redes sociales sobre el mismo tema.
A partir de estas denuncias, la Profepa emprendió una exhaustiva inspección, la cual la llevó a suspender los espectáculos en dicho lugar, debido a que no están autorizados en su plan de manejo y son los que pusieron en peligro la integridad del delfín Mincho.
Es importante mencionar que desde antes de que se difundiera el caso de Mincho, la Profepa ya investigaba y revisaba las condiciones de dicho delfinario, derivado de la muerte de los delfines Alex y Plata, ocurridas en los años 2019 y 2020.
El caso de este delfinario no es el único. Actualmente, en México existen alrededor de 30 instalaciones que albergan delfines en cautiverio; el 60% de ellos en el estado de Quintana Roo. En México se encuentran 8% de los delfines en cautiverio del mundo y está entre los países con mayor número de delfinarios: Japón, China, EUA, México, Rusia, Ucrania y España.
¿Qué significa tener a un delfín en cautiverio? Para dar una idea, aquí algunos datos: los delfines en cautiverio se encuentran confinados en espacios 220 mil veces más pequeños que su rango de distribución natural. Por más grande que sea un delfinario o un acuario, nunca podrá compararse con el
espacio por el que se desplazan naturalmente. Confinados, los delfines pierden la capacidad de controlar su conducta y de satisfacer sus necesidades de manera natural; su bienestar y salud quedan comprometidas por estrés crónico y sumisión; gran sufrimiento, indefensión aprendida, daño físico, mental y emocional.
La captura e importación de estos mamíferos marinos está prohibida desde mediados de los 90; sin embargo, los delfinarios no están prohibidos, por lo que la actuación de la Profepa en torno a este tipo de instalaciones consiste en asegurar que los delfines en cautiverio reciban un trato digno.
Cuando Profepa investiga alguna de estas instalaciones, lo que hace es indagar el origen legal de los ejemplares, revisar que las instalaciones se encuentren en óptimas condiciones, de acuerdo con lo que marca la NOM-135, que cuenten con un plan de alimentación adecuado, que reporten los incidentes, enfermedades y muertes ante la autoridad ambiental y, en general, que haya un trato digno y respetuoso para estos ejemplares de vida silvestre, conforme a la normatividad vigente.
Todos los animales son seres sintientes y merecen un respeto equiparable al de los seres humanos. Más aún, en México los animales están reconocidos en la Constitución.
En noviembre de 2024, el Senado de la República aprobó reformas constitucionales a los artículos 3, 4 y 73 de la Constitución, estableciendo un marco legal legislativo que prohíbe el maltrato animal y garantiza su protección. De los cambios aprobados destaca que el Estado será el responsable de garantizar la protección, el trato adecuado, así como la conservación y el cuidado de los animales. Y aunque falta que el Congreso emita las leyes secundarias que establezcan el “cómo” se cumplirá ese mandato constitucional, para la Profepa es claro que el bienestar de los ejemplares de vida silvestre es una prioridad obligada. Ningún animal que se encuentre en cautiverio debe, además, enfrentar condiciones de maltrato. Esto es inaceptable e ilegal.
Dos últimos temas que es importante plantear a raíz de la saludable discusión que han detonado las denuncias en torno al delfinario del Hotel Barceló: 1) la Profepa inspeccionará exhaustivamente todos los delfinarios del país para revisar que cumplen con la NOM-135, relativa a la regulación de la captura para investigación, transporte, exhibición, manejo y manutención de mamíferos marinos en cautiverio, y lo dispuesto en la legislación en términos de trato digno y respetuoso; 2) el maltrato y la explotación de los animales han estado normalizados, totalmente invisibilizados, durante años; hoy es claro que la percepción pública está empezando a “ver” y a “desnormalizar” esas condiciones. Seamos capaces de reconocer y aceptar esas nuevas miradas, esa nueva comprensión sobre el derecho de los delfines, y demás especies, a vivir libres en su propio ambiente natural, al trato digno, al bienestar.