Hace unos días que escucho expresiones de preocupación por el crecimiento económico de nuestro país. Desgraciadamente, en este tema, escuchamos sólo el discurso de Morena, desde el gobierno, que pareciera que son los únicos que hablan. Sin embargo, esta preocupación expresada verbalmente no se ve acompañada de actos. De qué puede servir esa preocupación si en la Ciudad de México intentan pasar una ley que pone en riesgo la certeza jurídica en la propiedad privada.
El gobierno de Morena gasta mucho en comprar elecciones y voluntades, pero no en el desarrollo integral de los que votan; hace muchos esfuerzos por comunicar, pero no por planear ni por construir. El gobierno de Morena es muy bueno para gastar, pero no lo es para invertir de manera eficaz en la creación de bienes públicos. Ha decidido endeudarnos cada vez más y nuestra deuda no sólo es cara sino inútil porque no sirve para ser canalizada en el mantenimiento de escuelas, hospitales y medicinas.
Signo claro de Morena es el desorden en el gobierno, se ve en el propio gasto del presupuesto que, además, modifican constantemente. Nos dicen que están preparados para la llegada de migrantes y lo único que se sabe es que, al parecer, pidieron a las secretarías de Estado que se encarguen cada una de un albergue para nuestros paisanos. Espero que eso no sea cierto y que estén trabajando con organizaciones sociales expertas en migración para que con presupuesto —del gobierno— se establezcan dichos albergues, con la infraestructura y los elementos mínimos necesarios con miras a deportaciones masivas.
El gobierno está preocupado por mover la economía de nuestro país, pero —paradójicamente— no sólo ha impulsado una reforma judicial que anula el Estado de derecho en México sino que, además, ha sido incapaz de intentar caminos para mover la economía, como son la seguridad en las carreteras o la reducción de determinados impuestos, medidas que, juntos con tantas otras, estimularían un avance en la economía.
Hace unos días, el grupo parlamentario del Partido Acción Nacional en la Cámara de Diputados propuso e insistió en reducir el precio de la gasolina, a través de la reducción del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, conocido como IEPS. La presión fue tan fuerte, que el gobierno, sin diálogo alguno eso sí, acaba de reducir un poco de lo que recibe para estabilizar el precio del tanque de gasolina y que no llegue a 26 o 27 pesos.
Todos sabemos que uno de nuestros grandes retos será el crecimiento económico pero, para ello, es esencial el Estado de derecho y empezamos mal si caemos en la cuenta de cuál es el nivel de impunidad del crimen organizado y de la corrupción que vivimos en nuestro país; además de que no es un buen augurio que se anule la independencia del Poder Judicial. Tampoco lograremos mucho si el gobierno desempeña tareas propias de la iniciativa privada, como es el caso de la operación de una línea aérea y el impulso de los coches eléctricos. El gobierno es un mal administrador y Morena lo ha demostrado ya; al final rematarán esas compañías como ya ha pasado antes.
Hoy, lunes 20 de enero, toma posesión Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Esto rompe sin duda muchos esquemas, ya que parece que va a cumplir todo lo prometido en campaña como subir aranceles y cerrar toda política a favor de migrantes mexicanos. México debe estar atento a lo que pasa con nuestro vecino del norte, así como a la relación que tenemos con Estados Unidos. Mi generación fue la primera en recibir beneficios de esta vecindad a través del intercambio comercial y, particularmente, del Tratado de Libre Comercio, que tanto denigró Morena y que hoy, como hace seis años, se empeñan tanto en mantener. Sobra decir que las últimas reformas nos debilitan más en la negociación porque viola algunos compromisos comerciales.
México tendrá grandes retos y, en ese sentido, necesitamos estar unidos. Lo que no es correcto es, por un lado, llamar a la unidad y, por el otro, dar muestras de que se quiere todo menos la unidad misma. No es congruente llamar a la unidad de los mexicanos, pero denostar a la oposición una y otra vez. Es fácil decir que es importante tener acuerdos, pero las muestras de esa unión tienen que venir de quienes dirigen el gobierno de México. También la oposición debe estar consciente de cuál es su papel, porque no lograremos cerrar filas con sumisión sino con diálogo, la unidad no se logra a través de la súplica sino compartiendo ideas; la unidad no se puede dar por decreto sino a través del trabajo en conjunto. Espero que el diálogo en condiciones de dignidad se vea como instrumento para generar unidad en México.
Todos somos responsables de los retos que vamos a enfrentar como país, pero la primera responsabilidad recae en quienes ostentan el poder.
Diputada federal. @Mzavalagc