Acabamos de pasar una semana que nos permite constatar que las mujeres estamos en todas partes. Escribo este artículo inspirada en un evento tan sencillo como la cena de graduación de una preparatoria en el que las mujeres hicieron todo: organizaron la cena, el video, dieron los discursos y, claro, todo salió muy bien. El evento que señalo es sobre todo cotidiano, pero la presencia de las mujeres en la toma de decisiones empieza a ser definitiva.
Permítanme referirme a tres eventos que tuvieron lugar hace unos días: dejaré para el final la referencia a la política que, si no fuera por una mujer, estaríamos hablando con gran aburrimiento.
En el ámbito académico las mujeres empiezan a ocupar cargos en la dirección de los centros de estudios. No son noticia por ser mujeres porque ya son constantes sus nombramientos. Hoy tocó a la Universidad La Salle que ha puesto de directora de la Facultad de Derecho a la licenciada María Solange Maqueo Ramírez (Sol). Por cierto, ella fue una de las propuestas para integrar el Instituto Nacional de Acceso a la Información que ya lleva 100 días sin poder sesionar (instituto presidido por otra mujer valiente).
En el Vaticano también cambiaron las cosas. Sin cuotas, pero con comprensión absoluta de la importancia de la participación de las mujeres, la intervención de éstas en las decisiones de la Asamblea más importante de este pontificado ha sido fundamental. En la presidencia estarán dos integrantes de México: el cardenal Carlos Aguiar Retes, a quien felicitamos y está la religiosa Dolores Palencia, mujer comprometida con los temas de migración y movilidad humana. Que haya mujeres en el órgano colegiado de la presidencia es una señal clara. Además, el número de mujeres con derecho a voto en la Asamblea ha pasado de 0 a 52. ¡De cero a cincuenta y dos no es un paso, sino un verdadero salto!
La tercera referencia es obviamente para la política en México:
Hace seis años, nueve partidos políticos ni siquiera permitieron competir a las mujeres. Y ahora: la pre-candidatura al puesto de mayor importancia en el país cuenta con mujeres y, más importante aún, la del bloque opositor está encabezada por una mujer que se llama Xóchitl Gálvez, quien ha irrumpido en la vida política del país con valentía e inteligencia. Como es ella.
Desde luego que su entrada a la contienda presidencial puede ser sorpresiva, pero su experiencia en política es amplia. Xóchitl ha movido el tablero de la oposición y el corazón de miles de ciudadanas y ciudadanos. Gálvez no es ninguna improvisada sino que ha tenido una clara experiencia porque lleva 22 años en la política en distintos cargos administrativos y legislativos: titular de la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas, donde manejó miles de millones de pesos destinados al desarrollo de los pueblos originarios; alcaldesa y senadora de la República. Tampoco es la primera vez que hace proselitismo y se nota; me consta y me gusta su manera de hacer campaña.
He escuchado sus propuestas, sus entrevistas, he leídos sus aportaciones en sus redes sociales y he constatado que no dejamos de hablar de ella. Sin embargo, gran parte del entretenimiento lo ha originado el propio Andrés Manuel López Obrador, quien como Presidente de la República no ha parado de mencionarla o hacer referencia a ella. Xóchitl ha contestado a su manera y con mucho sentido común. Así es que le agradecemos a AMLO, el presidente más machista que hemos tenido en los últimos años, su participación en la campaña de Xóchitl.
Curiosamente las mujeres a las que me he referido en estas líneas pertenecen a ese sector que los maniqueístas señalan con su dedo flamígero, con epítetos como “la derecha”, “neoliberales”, “conservadores”. Supongo que es el miedo lo que los lleva a poner estas etiquetas a mujeres que, de otra manera, no podrían ser señaladas de nada sino de abrir paso a nuestro género en un mundo que necesita ser más igualitario. Mujeres fuertes las hay de todas ideologías y corrientes políticas. Eso lo sabemos y lo celebramos todos.
Felicidades a los millones de mujeres y millones de hombres que se suman sin complejos al empoderamiento de las mujeres.
Diputada federal