El gobierno de Morena no rinde cuentas porque no le importa y porque ni siquiera sabe hacerlas. Lograr que un funcionario público comparezca ante una comisión del Congreso implica una negociación que puede llevar un año.

Después de diez meses se logró finalmente que compareciera la titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Si un funcionario de los pasados gobiernos —en los que a México le iba mejor— se hubiera atrevido a tratar así a una petición del Congreso, las mismas personas que hoy componen el gobierno hubieran pedido su renuncia, pero la incongruencia de Morena es la única planta que riegan todos los días los miembros de ese partido. De esa reunión informó EL UNIVERSAL con el título “”. Y todos sabemos a qué obras clave se refiere.

Y así fue. En la reunión con legisladores, la titular del mencionado organismo declaró que los 25 mil 741 millones de pesos que formaban parte del patrimonio de los 91 fideicomisos de ciencia y tecnología se aplicaron a los megaproyectos del gobierno federal. Es decir, Elena Álvarez Buylla, que ha sido utilizada para perseguir científicos y limitar libertades, es también utilizada para permitir este desvío de recursos en contra de lo que ella misma debería de defender. En su cara se destruye cualquier desarrollo en pro de la ciencia y la tecnología y ella tan tranquila.

Y no es la única. Con esa misma indignidad están actuando todas las secretarías. Lo más cruel es que a eso se hayan prestado quienes encabezan áreas fundamentales para salir de la pobreza y para lograr el desarrollo social de nuestro pueblo. Se trata del desmantelamiento de programas esenciales para erradicar la pobreza, para crear más oportunidades, para la igualdad y la salud de los mexicanos.

La Secretaría de Educación reporta un subejercicio de más de 20 mil millones de pesos. Increíble. Tenemos millones de niños y niñas que desertaron de los planteles, miles a los que les quitaron el programa de Escuelas de Tiempo Completo, miles más de escuelas sin infraestructura básica y tecnológica y, sin embargo, no se ejerció el presupuesto que tan necesario es en esas áreas, con el objetivo de disponer de esos mismos recursos para Pemex, o Dos Bocas o el nuevo aeropuerto. La pregunta es ¿por qué una secretaria que va a pedir el voto no fue capaz de defender la educación de los millones de niños y niñas mexicanos que se le encargaron?

Usted lector puede entrar a la página de transparencia presupuestaria de la Secretaría de Hacienda. Allí verá todos los subejercicios de los programas de salud. Por ejemplo: suministro de medicamentos, atención a la salud, programas de vacunación (sólo 5 mil 091 millones de pesos) planeación y control de enfermedades, etc. Estamos hablando de más de 25 mil millones de pesos que le fueron devueltos a la Secretaría de Hacienda. No entiendo a un secretario de Salud que no defiende el dinero de un programa de vacunación, por ejemplo.

En Morena, los hombres y las mujeres se rinden ante un solo hombre. Ese dinero que dejan ir se va a la Secretaría de Hacienda para alimentar los caprichos de una persona sin importar la corrupción y la opacidad en las que se desarrollan esos proyectos; sin importar que sea a costa de la salud, la educación y el futuro de los mexicanos. Esta actitud es incentivada por el artículo 61 de la Ley de Presupuesto, que permite que el Presidente decida a dónde se va ese dinero, gracias a una reforma hecha por Morena que, por cierto, fue declarada inconstitucional. La iniciativa que revierte esa reforma la presenté yo, junto con el grupo parlamentario del PAN en abril del año pasado.

Por lo pronto, ya lo sabemos, el dinero de ahorros y subejercicios se va a la Secretaría de Hacienda, pero la pregunta es ¿a dónde se va la dignidad del funcionario o de la funcionaria que lo permitió sin reclamo alguno? Por favor secretarios y secretarias: ¡defiendan el presupuesto! Defiendan al pueblo de México por amor propio, aunque sea.

Diputada federal

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