Ella, la valiente María Corina, no es ninguna outsider de la política de Venezuela. Desde hace más de veinte años la hemos visto luchar por la democracia de su país y denunciar la falta de Estado de derecho en el país sudamericano. Ya en 2004 hizo una gira internacional para denunciar la violación de derechos humanos y advertirnos acerca del futuro venezolano. Se le puso poca atención.
Alguna vez buscó ser candidata a la presidencia (2012) y aunque no lo hubiese conseguido no dejó de luchar por la participación y la democracia de su patria. En 2014 se unió comprometidamente al movimiento encabezado por Leopoldo López, quien decidió entregarse a “la justicia” para ser procesado mediante un juicio sumario e injusto y recibir después un trato cruel en la cárcel. Desde entonces la dictadura de Maduro ha perseguido, detenido y asesinado a miles de opositores por el sólo hecho de pensar distinto. Hace unos meses Miguel Ángel Rodríguez, expresidente de Costa Rica, nos contaba que defendía a un preso político de Venezuela que fue encarcelado sólo por tomarse una selfie con Leopoldo López.
Ella, la valiente María Corina, ha enfrentado varias veces al dictador que ha contestado inhabilitándola. Cuando era integrante de la Asamblea Nacional, María Corina fue acusada de “traición a la patria” y fue impedida para competir y buscar ser diputada en 2015. Ahora la vuelven inhabilitar, pero para ser presidenta de la República.
Ella, la valiente María Corina, es la candidata de la oposición después de unas elecciones primarias que se llevaron a cabo por la sociedad civil y las organizaciones políticas de la oposición. María ganó, pero la fiscalía de Venezuela negó dar validez a la elección interna porque consideró que no podía ser posible tanta participación. Así de simple.
Gracias a la presión internacional y a Estados Unidos consensaron que el gobierno venezolano revisaría las inhabilitaciones. Firmaron el Acuerdo de Barbados para garantizar elecciones democráticas; pero la Sala Política Administrativa del (cooptado) Tribunal Superior de Justicia emitió, el pasado viernes 26 de enero, la sentencia firme contra los opositores, especialmente contra María Corina Machado, confirmando la imposibilidad de reconocerla como candidata y la inhabilitación por más de 15 años para ejercer cualquier función pública. Así el dictador removió a la principal competidora que ya encabezaba las encuestas de intención de voto. Lo anterior confirma que seguirá esta crisis política e institucional que lleva ya más de una década y claramente se llevará a cabo una elección fraudulenta que está prevista para este año, pero todavía no se define la fecha.
María Corina lleva más de 15 años enfrentando la dictadura y no se rinde. Desde luego cuenta con mi admiración y mi solidaridad, que resultan insignificantes al lado de los pronunciamientos que algunos países han denunciado respecto de la violación al derecho de ser votada. El primero en hacerlo fue Milei, de Argentina; el sábado fue Daniel Noboa de Ecuador, a través de su cancillería que expresó en X: “Ecuador rechaza la confirmación del Tribunal Supremo de Venezuela de inhabilitar, por 15 años, para ejercer funciones públicas (a) María Corina Machado… Esta decisión es contraria al espíritu de Barbados encaminados a facilitar la celebración de elecciones democráticas y trasparentes en Venezuela.”
México guardará silencio porque el presidente López Obrador hace lo mismo que Maduro. Es cierto que nuestro país no ha tomado las dimensiones de Venezuela, pero ya hay muchas señales antidemocráticas: no deja competir a los opositores (no reconoció ni permitió el Registro a México Libre), persigue a quienes no lo adulan; acusa a todos los legisladores de oposición de traición a la Patria. La conclusión es simple, quien ejerce el poder y lo utiliza para eliminar el diálogo y la posibilidad de que la sociedad se beneficie de los contrapesos que ofrece un sistema democrático se vuelve un tirano.
Pongamos atención a esta valiente mujer y mirémonos en ella porque la libertad y la democracia se valoran sobre todo cuando se pierden. Mi solidaridad con María Corina Machado. En ella y en sus seguidores pienso al escuchar la primera estrofa del Himno Nacional de Venezuela: “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando, la virtud y honor”. Termino este artículo con una cita de Simón Bolívar, a quien Maduro no deja de alabar: “Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos”.
Diputada federal. @Mzavalagc