En estos días celebramos el inicio del movimiento que nos daría vida como como nación independiente. Por eso comparto con ustedes una breve reflexión histórica sobre los jesuitas y su poco reconocido papel como precursores intelectuales de la Independencia de México.
Aunque recordamos el 15 de septiembre y el “Grito de Dolores” como la fecha y el evento que dan inicio a esta lucha, la verdad es que se trató de un movimiento que inició en el terreno de las ideas, y los jesuitas tuvieron un papel muy importante antes de las primeras batallas del cura Hidalgo en Guanajuato.
Las ideas protonacionalistas se remontan a finales del siglo XVI. En los siglos XVII y XVIII llegó a Europa el despertar de la filosofía racionalista de Descartes y otros pensadores. Pero en México, esos libros estaban al alcance de muy pocos. Eran obras que llegaban por contrabando y en pocas cantidades.
En México, unos importantes difusores de la ilustración fueron los jesuitas. Su labor educativa, que es universalmente conocida, les permitió ir transmitiendo estas ideas a través de impartir clases, sin necesidad de escribirlas por el riesgo que corrían frente a la inquisición. Esta orden religiosa dominó la educación superior en los reinos de España, enseñaron teorías que no fueron muy del agrado de los reyes y propusieron en sus clases una especie de democratización del poder público.
Los jesuitas comenzaron a manejar un concepto muy importante: la nacionalidad. ¿Qué eran los nativos de la Nueva España? No eran españoles. Tampoco eran indígenas. Se trataba ya de una nación distinta: la mexicana. En esa reflexión estaban, cuando en 1767, expulsaron a los jesuitas de España y sus colonias. Pero sus ideas eran ya inexpulsables.
La Compañía de Jesús era muy querida por el pueblo y ya habían plantado la semilla de las ideas sobre la nacionalidad, que plasmarían en muchas obras escritas desde el exilio. Francisco Xavier Alegre, Juan Luis Maneiro y, desde luego, Francisco Javier Clavijero fueron jesuitas destacados que reflexionaron profundamente sobre el significado de ser mexicanos en términos de historia, cultura e identidad.
Las ideas de los jesuitas influyeron, por ejemplo, en dos protagonistas de la lucha por la independencia. En Valladolid -hoy Morelia-, un alumno destacado de los jesuitas fue quien después sería seminarista: Miguel Hidalgo. Este joven sería un gran lector y estudioso de Francisco Suárez, jesuita también (de quien después prohibirían sus lecturas). Otro alumno destacado, llamado José María Morelos, estudió bajo el rectorado de Hidalgo, en el Colegio de San Nicolás, fundado por otro precursor de México: Vasco de Quiroga.
Desde luego, hubo muchos otros factores históricos, económicos y políticos mucho más conocidos y analizados que detonaron esta lucha, como la Revolución Francesa, la Independencia de Estados Unidos y las guerras napoleónicas y sus consecuencias para España. En 1808 se enviaron diputados de la Nueva España para la elaboración de la Constitución de Cádiz. Y es que los herederos de aquella educación jesuítica defendieron los derechos de la nación mexicana lo mismo en Cádiz que en Apatzingán e Iguala.
Es innegable que los jesuitas construyeron desde las ideas y la educación el camino para la independencia de México y es justo reconocerles su papel como precursores intelectuales de nuestra Independencia.
Por cierto, grandes episodios de la historia de las naciones empiezan muchas veces con ideas que se siembran en las mentes de los estudiantes en un salón de clases. De ahí que sea imposible exagerar la importancia de la educación. A través de ella se transforman realidades, para bien y para mal, porque, así como las gestas libertarias que hoy honramos tuvieron sus maestros, sus textos y sus autores, también las dictaduras han encontrado en el control educativo una vía para propagar sus ideologías y sus controles. Cuidemos que la falta de debate y el desprecio que hoy vemos por la calidad educativa no esconda el propósito de cambiar la educación para reducir las libertades y, sobre todo, tengámoslo en cuenta cuando vayamos a las urnas a votar.
Diputada federal