El populismo que se ha instalado en México es el reflejo de una técnica cínica por parte del gobierno actual para mantenerse en el poder. Y una de las características propias de dicha “técnica” es el cortoplacismo. Es decir, que no les importa el futuro. Como le escuché decir a Macario Schettino, la visión de largo plazo de Andrés Manuel López Obrador abarca 24 horas. Sí, 24 horas adelante es hasta donde puede ver o es lo único que le interesa ver. Por eso, no hay planes a largo plazo. Buscan lo inmediato, lo que les garantice asirse al poder aquí y ahora. No les importa la salud ni la educación, ni el crecimiento económico ni el medio ambiente. 
 
Las “mañaneras” son la demostración más clara de su cortedad de visión, pero también de la convicción de que lo que se debe hacer no es comunicar ni hablar con la verdad, sino distraer y hacer propaganda. La distracción es el instrumento que más utiliza el Presidente. Por eso, en su espectáculo de televisión hay secciones frívolas en la que se burlan de la verdad y, peor aún, de la gente. 
 
Como se trata del Presidente entiendo que tengamos que contestar de alguna manera sus provocaciones y sus distracciones. Sin embargo, no podemos distraernos al grado de que, para no enfrentarle, no toquemos al Presidente, ni hablemos puntos importantes que requieren de la intervención inteligente del gobierno. Hago referencia a cinco temas para recordar no sólo a los ciudadanos sino también a la autoridad que no puede claudicar en su tarea de gobierno. 
 
Primero, el crimen organizado se ha expandido como nunca. Hoy no sólo está presente en algunas regiones sino en casi todo el país y, además, ha intervenido directamente en las campañas locales como lo ha denunciado la Alianza Va Por México. Las “mañaneras” deberían al menos servir para informar que tienen un plan de contención del crimen organizado en la vida electoral del país. El caso terrible, pero poco sonado, es el de Baja California Sur. Y digo contención y no combate porque a este gobierno le da miedo enfrentar al crimen organizado. En este caso, al menos, deberían contenerlo. 
 
Segundo, en materia social hay dos catástrofes importantes: la educativa y la de salud. Siguen sin planear ni ejecutar algo para enfrentar el desastre educativo; en educación superior hacen todo por aglutinar el poder y, en consecuencia, abandonan a los jóvenes estudiantes y a los maestros. En cuanto a la salud, nada se les ha ocurrido para combatir el déficit hospitalario, siguen con la opacidad ante el desabasto de las medicinas, el manejo de las vacunas y mantienen abandonados a los niños y niñas con cáncer. 
 
Tercero, los expertos señalan que no habrá crecimiento económico. Esto no nos sorprende en lo más mínimo: la caída de inversión que tenemos es la mayor en México en todo el siglo y, además, la inversión pública es de muy baja calidad y, eso sí, carísima. Sin inversión no hay empleos, no hay ingreso, no hay crecimiento.  
 
Cuarto, los ataque directos y cínicos a la libertad de expresión. La violencia contra los periodistas es la mayor de este siglo, pero lo más cruel ha sido el desprecio por parte del gobierno a la tragedia de los asesinatos a periodistas y que tiene su última expresión en el asesinato a Lourdes Maldonado. Además, está la persecución cínica que ya inició la jefa de gobierno contra las alcaldesas Lía Limón y Sandra Cuevas, así como contra los alcaldes Mauricio Tabe, Santiago Taboada y Giovanni Gutiérrez. Todos ellos opositores. A esto hay que sumar el terrorismo fiscal que se ejerce contra todo aquél que opina en contra del gobierno. 
 
Cinco, la corrupción de familiares, funcionarios y exfuncionarios de este gobierno ha sido quizás lo que más ha desnudado a este gobierno. Nada se investiga en lo que se refiere a la corrupción de los que forman parte del gobierno. Si en algo ha sido incongruente, si en algo se ha traicionado el propio Presidente de México ha sido en el combate a la corrupción. 
 
Mientras esto pasa, el Presidente chacotea y distrae en las “mañaneras”. Su propio partido debería pedirle que gobierne. La popularidad de un Presidente sólo sirve para el ánimo del mismo presidente, pero no es importante para el bien de un pueblo. Para construir el bien común necesitamos que el gobierno responda y trabaje con visión de estado no con la de un tracking de popularidad de las próximas 24 horas. 
 

Diputada federal