En México fueron necesarios años de lucha para que se votara libremente y se contaran bien los votos emitidos. Eso sí, tardamos un poco más en confiar en el sistema electoral y en las autoridades que lo vigilan. Hasta que llegó el grupo que hoy gobierna y, con la intención de mantener a Morena en el poder, sembró la cizaña en el universo electoral mexicano, demostrando con ello que están dispuestos a romper el orden democrático y constitucional en la vida de nuestro país. De ahí que hoy vivimos en condiciones no democráticas, circunstancia que nos obligan a actuar eficazmente para alcanzar el bien de todos, aunque ese bien no siempre coincida con el bien individual.

No ha sido fácil para la oposición hacer campañas contra el aparato del Estado. Ahora, justo en estos días, hay al menos una duda razonable de la intervención del crimen organizado en los actuales procesos electorales, como ya se ha denunciado en Sinaloa y en Baja California Sur. Pero además de la intervención del crimen, no es menos ominoso que la democracia se debilita también con la intervención del gobierno federal en las elecciones. Hemos visto la actuación de miembros del gabinete que, sin decoro y prudencia, en lugar de trabajar por la unidad, se van a las campañas para apoyar a los candidatos de Morena.

Tratemos de tomar cierta distancia y veamos el panorama que nos ofrece México ahora. Nos daremos cuenta del grave deterioro que hemos sufrido, por no decir evidente destrucción de esquemas y organismos que velaban en órdenes como la seguridad, salud, educación y convivencia; todo ello a partir de la instalación del populismo.

No quiero cargar la responsabilidad a las y los ciudadanos, pero desgraciadamente la solución está únicamente en sus manos. Hay muchas razones para votar a favor de la alianza Va por Durango, con Esteban Villegas; Va por Tamaulipas, con César Truko Verástegui; Va por Aguascalientes, con Tere Jiménez; Va por Hidalgo, con Carolina Viggiano y Va por Quintana Roo, con Laura Fernández. Sin embargo, la primera radica en el hecho de que, votando por ellos, generamos un voto útil que detiene el avance de un grupo de antidemócratas que se llama Morena. Sí, el voto útil le conviene no sólo a esos estados sino a México. Que no gane Morena es una petición ciudadana porque mientras siga ganando México continuará decayendo. Por eso hay que apoyar a quienes les pueden ganar.

Permitir que gane Morena significa fortalecer el populismo y debilitar la democracia. Pero también es darle paso a la inseguridad y al deterioro en servicios públicos como los de salud y educación, porque la vida diaria para los mexicanos es cada vez más difícil.

A ningún estado le conviene que lo gobierne Morena. Los gobernadores de Morena no defienden a su gente, en todo caso defienden al Presidente; los gobernadores de Morena, con tal de no contradecir al jefe del Ejecutivo, han aceptado la cancelación de estancias infantiles, del seguro popular, del programa “Escuelas de Tiempo Completo” y, por si fuera poco, descuidan a la gente para cuidar a los criminales.  Corrobora lo anterior los datos que da el propio secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad: los cinco estados más inseguros en México están gobernados por Morena y empeoraron su situación desde que éstos ganaron.

Llamamos al voto útil. Es importante que comprendamos que no vivimos en condiciones democráticas. La lucha por la democracia será más sencilla si logramos poner un alto a la acumulación de cargos por parte de Morena. Sé que es difícil, pero tenemos que lograr que quienes apoyan a un candidato que no puede ganar, se sumen para votar a quien sí le puede ganar a Morena y dejar muy claro el mensaje: que la mayoría queremos un México seguro, limpio, poderoso y ganador donde la vida no cueste tanto.

Diputada federal

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