Hablemos, actuemos y abordemos un tema que no nos gusta: las y los desaparecidos. A raíz de que se propagara el descubrimiento, por parte del colectivo Guerreros Buscadores, de un rancho de Teuchitlán, Jalisco, se ha generado muchísimo movimiento en las redes sociales, la opinión pública y hasta en las esferas de las autoridades locales y federales. El sábado pasado (15 de marzo), las madres buscadoras, las familias buscadoras como ellas mismas se nombraron, se hicieron presentes en el Zócalo, en el corazón de México, en donde llevaron a cabo distintas manifestaciones.
En una muestra clara de la “Iglesia en salida” (expresión del Papa Francisco), el obispo Javier Acero ofició, en la Catedral Metropolitana, una misa por las madres y familias buscadoras. Al frente se veían las fotos de los familiares desparecidos y en primera fila las mamás, papás, hijos, familiares y amigos de los ausentes. Un acto hermoso de solidaridad en el dolor compartido. No es casualidad que fuera a las tres de la tarde, además, en tiempo de Cuaresma, el hecho toma una relevancia mayor en términos religiosos. Pueden encontrar el texto de la homilía en redes. Les adelanto que inició con el ofrecimiento de una disculpa a las familias por las innumerables incomprensiones y mal trato que pudieron haber recibido.
Posteriormente, organizaron en la Plaza de la Constitución un momento ecuménico (interreligioso) en el que participaron distintos colectivos de madres y familias buscadoras. Congregaciones religiosas, como jesuitas y agustinos, participaron en la oración ecuménica “abrazando la exigencia de paz y dignidad para todas las familias que buscan a sus seres queridos” y convocaron a convertir la indignación en acción por la paz. En las redes sociales se narraron estos momentos en el que, espiritual y verbalmente, se mantuvo la denuncia a través de veladoras y pares de zapatos, haciendo alusión a las imágenes del horror a las que el Rancho Izaguirre nos ha enfrentado.
Una de las madres buscadoras dirigió sus palabras a la propia presidenta: “Es importante que recuerde …que no nos mueve un proyecto político, ni favorable ni contrario, al suyo, porque usted entenderá que quienes padecemos esta angustia vivimos pendientes en la esperanza de encontrar a nuestros desaparecidos.” Le pidieron a la presidenta que las mire de frente y que las nombre.
Un poco más entrada la noche, algunas personas reclamaron una respuesta en las puertas de Palacio Nacional. Sí hubo una respuesta, pero muy distinta de la que todos esperaban: a esa hora las autoridades presentaron una “obra de teatro” en el zócalo. La misma productora del espectáculo escribió un tuit mostrando una foto en manifiesto desprecio a la manifestación. Todo ello sólo puso en evidencia la falta de respeto, de solidaridad y de elemental empatía ante una realidad que nos escandaliza a todos los mexicanos. Un desplante más de la gente de la 4T y de Morena.
Retomo una de las preguntas que se hacía el Obispo durante la citada homilía: “… ¿Qué nos pasa hermanas, hermanos? El horror no nos puede paralizar, el amor nos pone en marcha.” Estoy convencida de que cada uno debe reconocer y luchar desde su trinchera, la solidaridad es importante, pero sobre todo, será nuestra acción la que nos fortalezca. Los legisladores deberíamos movernos en el Congreso para hacer “algo”. Propongo una comisión especial para trabajar en este tema y revisar los cambios legislativos que tenemos qué hacer. No deja de sorprenderme que en estos pocos meses llevamos más de veinte iniciativas de reformas constitucionales y ninguna de ellas tiene que ver con la desaparición de personas ni con protocolos especiales en casos como los que estamos viviendo. Seguramente, para nuestra desgracia, aparecerán otros casos como Teuchitlán, verdaderos campos no de adiestramiento sino de exterminio. Aunque nos duela, porque nos debe doler, tenemos que hablar de ello y actuar en consecuencia. Si sólo nos duele, pero no nos mueve, entonces la apatía nos hace cómplices.
Diputada federal. @MZavalagc