El día de ayer, 13 de septiembre, en una fecha histórica del mes de la Patria, quienes integramos México Libre presentamos la impugnación contra la resolución del Instituto Nacional Electoral que, indebidamente, nos negó el derecho a participar a más de un cuarto de millón de ciudadanos y ciudadanas que tuvieron la valentía de ejercer su ciudadanía y luchar por el reconocimiento de sus derechos.
Fuimos al INE porque cumplimos con todos los requisitos de ley para obtener el Registro de México Libre como partido político. Y acudimos al TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICAL DE LA FEDERACIÓN porque pedimos justicia y sabemos luchar hasta el final por nuestros derechos y por el de cualquier mexicano.
Sabemos que tenemos la razón y que el Tribunal nos reconocerá ese derecho que no puede restringirse por un criterio —ni por mil— que no estén reconocidos en la ley. Recurrimos la injusta resolución que nos impidió constituirnos como partido político porque creemos en las instituciones y en el marco legal que muchos hemos contribuido a construir en la larga transición democrática de México.
Confiamos en el INE, le confiamos nuestros documentos y nuestras Asambleas. Le creíamos porque a lo largo de este proceso se desarrolló entre sus funcionarios, verdaderos profesionales, y nuestros representantes, un proceso de verdadera construcción ciudadana y democrática, un ambiente de confianza legítima y de buena fe, como el que debe haber entre el ciudadano y el gobernante, y que fue roto de forma abrupta, inesperada, ilegal y antidemocrática por quienes a última hora le cerraron la puerta al derecho de cientos de miles de ciudadanos.
Llegamos al 4 de septiembre con emoción, con la certeza de que el INE sólo confirmaría lo que había atestiguado: un genuino y ordenado esfuerzo ciudadano, el gran movimiento de voluntarios y el valiente y decidido paso de hombres y mujeres que organizaron asambleas, que pidieron firmas y que a pesar de las muchas diferencias que teníamos, nos habíamos unidos por una misión: cumplir con México.
Creímos en el INE, como creen los funcionarios que vimos en más de 250 asambleas, en los trabajos previos, en los documentos que nos recibían, en las asambleas que se celebraron sábados y domingos, en los informes que nos recibían, a los que nos respondían “está bien”.
Pero, duele decirlo, la Institución que nos vio trabajar, a la que vimos trabajar, nos negó el derecho a más de un cuarto de millón de mexicanas y mexicanos que decidimos participar. Y rectifico, más que la Institución se trata de algunos consejeros que, por razones absurdas, le cerraron el paso a cientos de miles de ciudadanos.
Duele decir que nos negaron el registro en medio de una sesión pública llena de incongruencias, confusiones, en la que se asomaron intereses personales e inconsistencias. Por supuesto, el resultado fue injusto.
Pero el INE seguirá contando con nuestra defensa. Lo respetamos porque es responsabilidad de todos cuidar nuestras instituciones. De todos sí, y especialmente de quienes las encabezan.
El recurso que presentamos demuestra claramente nuestro derecho. Le confiamos al Tribunal lo que cualquier mexicano o mexicana le confía cuando presenta un escrito en el Poder Judicial: Justicia.
El recurso está bien elaborado, integrado con la colaboración de muchos abogados y abogadas que por amor al derecho y a México nos ayudaron. Atrás de cada palabra están los jóvenes que lograron las asambleas; las mujeres que mostraron un camino abriéndose paso; los sueños de quienes acudieron valientemente al llamado de la Patria para ofrecerle a ésta un México Libre.
Abogada