La transición democrática en México es uno de los grandes episodios de nuestra historia moderna y hoy se ve amenazada por el populismo que se ha instalado en el país y que requiere de nuestra denuncia, pero también de nuestra participación.

Hablaré especialmente de la marcha organizada por la ciudadanía y no de la organizada desde el poder en previsible reacción del gobierno. La marcha del 13 de noviembre fue, sin duda, una demostración de participación ciudadana que mandó un mensaje a todos los que estamos obligados a escuchar:

Un mensaje al gobierno, en primer lugar, porque fue convocada para decirle que hay ciudadanía y que estamos dispuestos a defender nuestra democracia, no sólo al Instituto Nacional Electoral. La Reforma Electoral que se propone no puede ni debe discutirse por inconveniente y, también, por inoportuna. Y es importante mencionar que lo que está en riesgo no sólo son las instituciones democráticas sino también el Congreso y su independencia. El fondo de la reforma que pretende Morena es también por el debilitamiento del Poder Legislativo y controlar el Congreso.

Otro mensaje es a la oposición, particularmente, a los partidos políticos y a quienes formamos parte de los órganos de representación. La ciudadanía nos quiere ver unidos y caminando con ellos. Los políticos tenemos que cerrar más las brechas entre ciudadanos y política.

Finalmente, un mensaje para los ciudadanos también hay un mensaje: la fuerza ciudadana puede convencer y fortalecer las decisiones de la oposición en la defensa de las libertades. Si en los partidos políticos hay capacidad de escucha sin duda lograremos avanzar en la defensa de la democracia y entraremos más fuertes al 2024.

Todos sabemos que la marcha no es suficiente, como se decía en los carteles del domingo “esto sólo es el inicio”. Lo que sigue es escucharnos para actuar juntos y reconstruir a México.

1. Escucharnos para saber qué vamos y qué debemos hacer en los procesos electorales del 2023 y, particularmente, 2024.

2. Señalar y denunciar las libertades de las que nos privan.

3. Foros en donde podamos discutir y hablar de seguridad, educación, salud, crecimiento y combate a la pobreza.

Desde el gobierno quieren cambiar los temas y nos polarizan cada vez más. No nos dejemos. Eso sí, para escucharnos tenemos que salir a la calle, a la calle y a la calle.

Una marcha de las dimensiones de la que fuimos capaces de convocar el domingo pasado es una de las mejores herramientas que nos permiten medir la temperatura de la ciudadanía. Esto lo sabe el propio Presidente y quizás sea por ello por lo que ha decidido convocar a su propia marcha. La marcha en defensa del INE nos muestra que somos capaces de enfrentar al aparato institucional cuando nos sentimos amenazados. Un gesto colectivo de esta naturaleza nos convence de que podemos y debemos hacer mucho para defender una transición democrática que nos ha costado décadas alcanzar. A los que vivimos esas décadas de lucha nos corresponde convencer a los jóvenes de que es posible erigir un gobierno que sí nos represente, que represente a las mayorías. El enorme enemigo por vencer es la apatía y la desesperanza que se traduce en fatalidad política. Quías esto sea lo mejor que nos ha dejado la marcha: la convicción de que todas nuestras voluntades unidas sí pueden generar un cambio.

Diputada federal