En los albores del siglo XVII, la participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida, pública y privada era prácticamente invisible. A pesar de estas circunstancias, en la lucha por la independencia de nuestro país, decisiva fue la actuación de Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, la Güera Rodríguez, Gertrudis Bocanegra, Carmen Fernández Barrera Amat, Carmen Camacho, María Luisa Martínez y tantas otras cuyos nombres se perdieron en el olvido.
En la Nueva España de 1810, después de casi 3 siglos de dominación, caracterizada por el pago de altos impuestos, privilegios para los peninsulares, discriminación de los criollos y esclavitud de los indígenas, surgieron las ideas independentistas, inspiradas en las nociones libertarias de la Ilustración, génesis de la Revolución francesa.
Si bien, el punto inicial de la lucha armada fue el 16 de septiembre del citado año, con el llamado del Cura Hidalgo, son las famosas conspiraciones, que disfrazadas de tertulias, constituyeron los espacios en donde plantó su semilla este movimiento, para transitar a una nación libre, con un gobierno autónomo, republicano y democrático.
Desde aquí inicia la participación de las mujeres en este histórico acontecimiento. Eran ellas las encargadas de organizar estas reuniones sociales.
Este fue el caso, por ejemplo, de Doña Josefa Ortiz de Domínguez, mujer de fuerte personalidad y gran carácter, se convirtió en personaje determinante para el movimiento independentista. Casada con Miguel Domínguez, Corregidor de Querétaro, fue siempre poseedora de información privilegiada que comunicaba a los insurgentes. Más allá de la famosa anécdota del tacón con el que alertó a Hidalgo de que la conspiración había sido descubierta, es preciso señalar que su convencimiento era tal, que en tres ocasiones fue encerrada en un Convento para evitar su participación.
Leona Vicario Fernández, mujer acaudalada, de refinada educación. Huérfana desde muy joven, quedó bajo la tutoría de su tío, Se casó con Andrés Quintana Roo. Ambos simpatizaron con los insurgentes. Tuvieron activa participación en la red de información denominada Los Guadalupes, que coordinaba propaganda, espionaje y apoyo económico al movimiento. Fue descubierta, recluida en un Convento y procesada. No aceptó el indulto, nunca delató a sus compañeros y fue rescatada por ellos. Víctima de ataques periodísticos de personajes como Lucas Alamán, a los que ella respondió con tino y valentía.
Relevante mujer en esta época fue Ma. Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba, (La Güera Rodríguez), calificada por los historiadores como irreverente, rebelde, liberal, de alta alcurnia y muy hermosa. Con dos matrimonios y 7 hijos. Tuvo amoríos con personajes como el barón de Humboldt, Simón Bolívar y Agustín de Iturbide. Partidaria de las ideas libertarias y con acceso a las altas esferas sociales, simpática e ingeniosa, escuchaba información valiosa que hacía llegar a la insurgencia. Se dice que cuando el Santo Oficio pretendió incriminarla, fue ella quien les descubrió sus secretos y la dejaron salir tan dignamente como entró.
Las mujeres se encargaban de los alimentos de las tropas, del cuidado de los heridos, de llevar y traer información, de seducir a los enemigos, en muchas de estas labores se registran los nombres de Gertrudis Bocanegra, Carmen Fernández Barrera Amat, Carmen Camacho, María Luisa Martínez y se perdieron en el olvido los de muchas más.
Mujeres valientes, decididas que sin buscar reconocimiento alguno, heroicamente, contribuyeron para heredarnos un país libre.
Ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. @margaritablunarmin.mblr@gmail.com