El pasado 22 de agosto el Senado de la República rindió un merecido homenaje a la Universidad Nacional autónoma de México al inscribir en el muro de honor: “Universidad Autónoma de México. Por mi raza, hablará el espíritu”.
Acudir a la memoria que se desvanece es perder en el tiempo momentos trascendentales de la vida. De ahí la importancia de preservar el registro de los acontecimientos, las personas y las instituciones, que han dado sentido a nuestra historia.
El artículo 1º. del Decreto que crea el Muro de Honor del Senado de la República, establece que “…se inscribirán en letras de bronce dorado, comúnmente denominadas letras de oro, de manera enunciativa y no limitativa, el nombre de personas, instituciones, apotegmas o acontecimientos de trascendencia nacional”.
Como ciudadana, pero sobre todo como universitaria, esta inscripción resulta altamente significativa. No sólo por el reconocimiento a nuestra Máxima Casa de Estudios, que ya de suyo nos llena de orgullo y pertenencia, sino porque son prueba palpable de que, ante la evidencia de la grandeza de una institución como la UNAM, bastión del pensamiento y cimiento de la conciencia nacional, las diversas corrientes ideologicas que animan el espíritu de los senadores concurrieron, con gran acierto, en esta decisión común.
Así lo manifestaron las y los legisladores que en dicha ceremonia hicieron uso de la palabra: Miguel Ángel Mancera, Beatriz Paredes, Elvia Marcela Mora, Nabor Alberto Rojas, Ricardo Monreal y Ana Lilia Rivera Rivera.
Decisión común que reconoce en la autonomía universitaria la base de la institución, señalada con toda precisión en las emotivas palabras del rector Leonardo Lomelí como “…un principio fundamental que desde hace 95 años garantiza la libertad de cátedra y de investigación, así como la independencia de la Universidad frente a cualquier tipo de intervención o interés político, ideológico o económico. La autonomía universitaria es su esencia misma que le permite construir y mantener espacios donde el pensamiento crítico y el debate plural puedan florecer sin restricciones. Gracias a ella, la universidad ha resistido y se ha sobrepuesto a los desafíos estructurales y políticos que ha enfrentado. La defensa de la autonomía universitaria es inseparable de la defensa de los valores democráticos. En múltiples momentos de nuestra historia la UNAM ha sido una fortaleza de resistencia frente a los autoritarismos, defendiendo siempre la libertad de expresión y el derecho a disentir. La Universidad Nacional ha sido y sigue siendo un espacio donde se forjan conocimientos y una ciudadanía consciente. En momentos críticos a alzado la voz en defensa de los derechos y la justicia social, esta herencia marcada por la lucha, la construcción de consensos y la transformación, es un recordatorio de que la universidad es parte indisociable de la sociedad mexicana”.
La UNAM, majestuosa alma mater, se erige como faro de saber y libertad. Cuna y crisol de las mentes más preclaras de la nación. En sus aulas, laboratorios y espacios abiertos, palpita el corazón de una cultura profunda y diversa que se despliega como un tapiz tejido con los hilos del conocimiento y la innovación. Espejo de la sociedad mexicana, la UNAM no sólo forma académicos, sino, moldea ciudadanos comprometidos con su comunidad y con el mundo. Como bastión de la resistencia intelectual y vanguardia del pensamiento latinoamericano, ve en cada graduado un puente hacia futuros promisorios. ¡Orgullosamente Pumas!
Ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. min.mblr@gmail.com
@margaritablunar