La principal causa de mortalidad en el mundo son las enfermedades cardiovasculares. Se estima que en el año 2019 ocurrieron 18.6 millones de muertes. De acuerdo con el estudio Global Burden of Disease, la frecuencia de enfermedades cardiovasculares ha ido en aumento durante décadas en casi todos los países, incluidos los de América Latina y el Caribe. En México, las enfermedades cardiovasculares y sus complicaciones son la principal causa de muerte en hombres y en mujeres. De acuerdo con el INEGI y de manera preliminar, durante el 2021, ocurrieron 124,081 muertes en hombres (2,525; 2% más que en 2020) y 102,613 muertes en mujeres (5,421; 5.3% más que en 2020).
En los siguientes años este problema continuará y será mayor debido al crecimiento y envejecimiento de la población, además de otros factores de riesgo como presentar diabetes, sobrepeso u obesidad, hipertensión y alteración de lípidos, por ejemplo, o incluso algunos factores conductuales (sedentarismo, consumo de tabaco y alcohol), sociales y ambientales.
Con la edad el riesgo de desarrollar enfermedad arterial coronaria se incrementa debido a que existe mayor riesgo de formación de placa (acumulación de grasa y colesterol) en las arterias. Asimismo, la enfermedad arterial coronaria es considerada prematura cuando el evento cardiovascular ocurre antes de los 55 años en hombres y de los 65 en mujeres.
Uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de enfermedad cardiovascular es la diabetes. Los adultos con diabetes tienen de 2 a 4 veces mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular en comparación con adultos no diabéticos. De acuerdo con la reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021 cerca 15.8% de la población tendría diabetes y, desafortunadamente, más del 30% de los adultos lo desconocen o no han sido diagnosticados. Además, entre los adultos mayores la prevalencia de diabetes es mayor (31.2%) por lo que es necesario que la gente considere hacerse análisis para saber si tiene o es propenso a la diabetes y que las instituciones de salud aumenten sus esfuerzos por prevenir, tanto el desarrollo de diabetes como de la enfermedad cardiovascular en la población.
El ambiente cada día toma mayor relevancia en nuestra salud y es necesario que tanto los médicos, administrativos y políticos tomen en consideración que la calidad del ambiente puede influir en la salud de la población. Por ejemplo, se ha reportado que la contaminación del aire se ha asociado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y mayor mortalidad.
Sin embargo, los estudios que se han realizado han sido principalmente en poblaciones caucásicas o asiáticas, en donde los niveles de contaminación, la composición de la contaminación o las fuentes, pueden ser muy diferentes a las que tenemos en la Ciudad de México y el área metropolitana.
Recientemente, se llevó a cabo un estudio de casos y controles en la CDMX y área metropolitana en el cual participaron investigadores del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, de la UNAM, del Instituto Nacional de Salud Pública, de la Universidad de California y del Instituto Nacional de Perinatología y que fue financiado por la Secretaría de Ciencia Tecnología e Innovación de la Ciudad de México y el CONACYT.
Dicho estudio se realizó con los participantes del estudio GEA (Genética de la Enfermedad Aterosclerosa). Para este proyecto, se incluyeron 1615 personas (746 con enfermedad arterial coronaria prematura y 869 del grupo control) y que fueron reclutadas entre 2008 y 2013. Las personas con enfermedad arterial coronaria prematura fueron personas con antecedente de infarto al miocardio, angioplastia, cirugía de revascularización, o con estenosis coronaria > 50% (determinada por angiografía) y diagnosticada antes de los 55 años en hombres y antes de los 65 años en mujeres. Con respecto al grupo control, los participantes fueron personas aparentemente sanas y sin antecedentes familiares de enfermedad arterial coronaria prematura.
En este estudio se determinó la exposición a Ozono y a material particulado menor a 2.5 micras (PM2.5) de cada uno de los participantes en los últimos 5 años previos a la visita médica y se encontró, principalmente, que aquellos participantes de la CDMX y área metropolitana presentaron mayor riesgo de desarrollar enfermedad arterial coronaria prematura por la exposición a ozono.
Los resultados, de acuerdo con la Dra. Osorio Yáñez, investigadora del Instituto de Biomédicas de la UNAM, resaltan la importancia de reducir los niveles de contaminación del aire y así poder disminuir la carga de enfermedades cardiovasculares en la Ciudad de México y en la zona metropolitana. También menciona que este hallazgo es importante debido a que estudios anteriores en otros lugares del mundo se habían enfocado en manifestaciones tardías de la enfermedad arterial coronaria, pero no en la enfermedad prematura, como en este caso.
Es de resaltar que los valores medianos anuales de PM2.5 que se reportaron en el estudio están entre los 23.6 ug/m3 y los 24.7 ug/m3, lo cual representa más de 4 veces el nivel límite anual de 5 ug/m3 recomendado en el 2021 por la Organización Mundial de la Salud y más de dos veces del límite de 10 ug/m3 propuesto en la NOM-025-SSA1-2021. Es decir, los niveles encontrados en este estudio sugieren que se debe de continuar con el esfuerzo por reducir, aún más, los niveles de exposición a PM2.5 y, por lo menos, cambiar la norma para igualar el límite anual establecido por la OMS de 5 ug/m3, así como llevar el límite de 41 ug/m3 para 24 h al de 15 ug/m3 recomendado también por la OMS.
Con respecto a los niveles anuales de ozono, se reportaron niveles entre 75.6 y 78.6 ppb (partes por billón). Aunque no existe un límite anual de ozono, los valores fueron mayores a los 65 ppb (máximo del promedio móvil de 8h) permitidos en la NOM-020-SSA1-2021. Asimismo, hay que recordar que la contaminación ambiental es compleja y en este sentido el gobierno tiene que estar revisando constantemente la evidencia y tratar de cada día hacer normas más estrictas para disminuir los niveles permitidos. Sin embargo, también debe haber una mayor contratación de personal y de capacitación del personal para poder llevar a cabo la vigilancia y hacer que se cumpla con las normas ya establecidas.
En este sentido, es visible la falta de patrullas ambientales y, por ejemplo, cada 6 meses se debe cumplir con la verificación vehicular con el fin de que el transporte vehicular no sea tan contaminante; lamentablemente, es frecuente ver motocicletas, automóviles, camiones o transporte de carga pesada transitando mientras emiten grandes cantidades de humo sin que la autoridad les sancione.
Imagen de un camión altamente contaminante transitando sin restricciones sobre el Periférico a la altura de la Alcaldía La Magdalena Contreras
Hay que recordar que la contaminación ambiental es compleja y se puede generar por diferentes fuentes, ésta no se genera solamente por las emisiones vehiculares. Los incendios forestales o de basura contribuyen en buena medida. También las emisiones de la termoeléctrica de Tula influyen mucho en los niveles de contaminación de la CDMX. Otra fuente importante son los negocios de comida a la parrilla, las fogatas o la pirotecnia. Por lo tanto, es imprescindible mejorar la seguridad y la calidad del transporte público para incentivar a la población a dejar sus automóviles y fomentar el uso del transporte público, pero también reflexionar sobre las actividades que realizamos día a día y que contribuyen a generar contaminación.
Es necesario tomar siempre en cuenta desde el gobierno y la sociedad la coparticipación, para alcanzar mejores resultados y poder avanzar en la búsqueda de alternativas y políticas púbicas que contribuyan a mejorar la calidad de vida, la salud pública y al ambiente.
Postdoctor en Salud Ambiental por la Universidad de Harvard, Investigador en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Perinatología y Consultor en Epidemiología Ambiental y Salud Pública.
Twitter @MarcoSanchezGue