La historia, los eventos y las circunstancias tienden a repetirse. El comportamiento del presidente Donald Trump no es nuevo ni sorpresivo.

Ingenuos los personajes que con su perspectiva limitada en visión y/o comprensión asumieron una conducta de mesura, han sido brutalmente golpeados por la realidad. El magnate muestra la relación que quiere con el gobierno de Sheinbaum y la órbita de Palenque.

El patrón es cíclico y repetitivo, con mano dura para endurecer su política migratoria —¿moneda para el T-MEC?— y poner un alto a la impunidad de la tolerancia para las organizaciones criminales que cogobiernan en amplias zonas del país.

México se ha convertido en un infierno de violencia para millones de personas y negarlo insulta la inteligencia colectiva.

La reacción previsible ante el anuncio sobre la designación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas (FTO) muestra que la relación bilateral entra en un punto de inflexión y la fiesta de los abrazos se acabó.

Sheinbaum decidirá si quiere que cuatro de sus seis años de gobierno se conviertan en una pesadilla, o asume la postura de cooperación y de un quid pro quo estratégico.

La politiquería barata mañanera envuelta en la bandera nacional no tiene fondos en el banco del ánimo ciudadano. Sinaloa es botón del hartazgo.

Los múltiples ejemplos en la estrategia de seguridad de las últimas detenciones de objetivos prioritarios, de incautaciones de droga, de laboratorios (ni tan) clandestinos y un largo etcétera devela el nivel de complicidad y corrupción durante la pasada ¿y presente? administración.

Los ajustes de cuentas y los asesinatos de figuras políticas y/ o de seguridad municipales, estatales y federales esparcen el hedor criminal. Y esa nube tóxica se volvió el eje de la narrativa trumpista.

El resultado de los abrazos y de los favores electorales a cambio de empoderar a los delincuentes y cogobernar con ellos fue el detonador del largo conflicto bilateral donde tomó forma el relato del narcoestado mexicano en la esfera republicana y demócrata.

Las implicaciones y los mensajes para los socios y/o cómplices del caos mexicano de inseguridad son precisos y no hay espacio para la simulación.

Trump dará golpes espectaculares y tiene prisa. Sus recientes anuncios y acciones consolidan esa percepción. Cuenta además con información sensible que irá administrando.

Sheinbaum deberá apretar el paso, seguir dando resultados contra bandas criminales y preparar el terreno de la crisis migratoria que modificará el paradigma mexicano.

El impacto de los migrantes será aún más profundo en múltiples aspectos de la estructura social, económica, cultural y política en ambas franjas fronterizas y los centros urbanos del país.

El gobierno mexicano está obligado a adaptarse rápidamente y cuestionar sus sistemas establecidos que son un desastre y siguen fracasando. Una ola incontrolable de migrantes desesperados son la semilla de una convergencia de factores negativos que empujarán una sinergia destructiva ante la dificultad de la gestión morenista.

En resumen: La crisis derivada por el empoderamiento de los cárteles, la pax narca y la migración interactuando como múltiple factor va a generar un impacto extraordinariamente negativo.

La tormenta perfecta para la recién estrenada administración.

@GomezZalce

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios