En todos los casos la interpretación no es un proceso mecánico sino subjetivo. Una misma realidad puede tener múltiples interpretaciones válidas dependiendo del enfoque y la perspectiva adoptada.
La reciente nominación de Ronald Johnson como próximo embajador de los Estados Unidos en México no deja espacio para maniobrar explicaciones sino para lidiar con la realidad.
La designación de Donald Trump de un embajador con carrera militar como política de hard power tiene un significado estratégico que se relaciona con la proyección de fuerza y autoridad en el ámbito internacional.
El próximo presidente estadounidense transmite otro mensaje claro de que los temas de seguridad son la prioridad en la agenda bilateral. Sienta el precedente que prioriza la seguridad y el control sobre el fortalecimiento de las instituciones democráticas mexicanas que sufren un duro embate por parte del ala más radical del ex presidente que sumió al país en una espiral de caos y descontrol por el empoderamiento de organizaciones criminales tolerada durante seis años.
Los resultados en inmensas regiones cogobernadas por delincuentes y políticos no dan espacio para interpretaciones ni simulaciones.
La administración de Sheinbaum recibe un mensaje potente de que la tríada formada por Marco Rubio como secretario de Estado, Christopher Landau como subsecretario y Ronald Johnson como embajador en México será la punta de lanza para intentar poner orden en el desorden mexicano que se bate y debate con el pasado reciente y su posverdad morena sobre la fabricación de fentanilo, el narcoestado en amplias zonas del país y el desastre migratorio.
El esfuerzo que Sheinbaum despliega en el envío de señales de que se está combatiendo al crimen organizado y que pacificar el país es una de sus prioridades, golpea brutalmente la realidad alterna del sexenio pasado. Decomisos históricos de pastillas de fentanilo y de litros de huachicol con decenas de detenciones de objetivos de alto impacto, muestran que hay voluntad de atajar la narrativa de que en este sexenio se abrazarán a criminales. ¿Será suficiente para alimentar el apetito de la tríada?
Trump colocará a México en el relato hacia sus seguidores como ejemplo de la utilización del conflicto como negociación. Son harto conocidas sus posiciones extremas como punto de partida. El magnate responde mejor a mensajes simples y contundentes evitando las explicaciones largas y/o los argumentos complejos. Valora la oportunidad y este gobierno le ha abierto las puertas con los hechos de la podredumbre institucional carcomida por la corrupción, la impunidad y la colusión de la clase política con criminales.
Sinaloa sigue siendo el botón de la tolerancia y el ejemplo de la impunidad.
Sheinbaum y su equipo tienen poco tiempo para preparar la estrategia de coordinación y comunicación con la esfera más dura trumpista. Por el bien de su gobierno debe desechar discursos aldeanos nacionalistas. Y de paso considerar como un riesgo latente la mira de francotirador, como instrumento de precisión, del exembajador Landau, quien tuvo pleno conocimiento y seguimiento de la investigación —y la red de vínculos— contra el general Salvador Cienfuegos a espaldas del gobierno mexicano.
Y en el epicentro de la tríada Rubio-Landau-Johnson está, sin duda alguna, la esfera castrense.
@GomezZalce