Un enjambre delictivo es una forma de criminalidad organizada.

Un enjambre es un término que describe un conjunto o grupo grande de organismos que se mueven juntos de manera organizada. El término con el cual se nombró una de las operaciones más ambiciosas en los últimos seis años marca una frontera clarísima del cúmulo de responsabilidades, omisiones y colusiones de un grupo nutrido de funcionarios de los tres niveles de gobierno en el sexenio de López Obrador con grupos criminales a los cuales se les permitió empoderarse y cogobernar regiones enteras.

La presidenta Sheinbaum ha expresado que se va a pacificar al país lo que de facto enfatiza la realidad sobre la formalidad; el desastre integral en materia de seguridad.

La duración de la recopilación de datos e inteligencia para llevar a cabo el inicio del gran operativo “Enjambre” fue de varios meses. ¿Sorprende la hidra político-criminal?

Uno de los factores detonantes para empezar a desarticular la (no tan) compleja red de vínculos de los grupos delincuenciales fue sin duda la presión externa que se acentuó con la victoria de Donald Trump que llegará a la Casa Blanca el próximo 20 de enero.

México y su gobierno transformador es epicentro hace varios años de las consecuencias de tolerar y empoderar la pax narca.

Los resultados están a la vista sobre la colusión y corrupción de las áreas políticas y de seguridad. Uno de los epicentros es el Estado de México donde la podredumbre ha contaminado municipios enteros con el resultado de varios funcionarios detenidos por su presunta implicación en actividades ilícitas. Nuevamente, ¿sorprende la hidra político-criminal?

Sinaloa es la joya de la corona transformadora. Las jornadas de violencia, el terrorismo, las pérdidas económicas y el impacto psicológico entre la población por las esquirlas de la implosión del cártel, siguen justificando la narrativa internacional sobre el narcoestado gobernado por Rocha Moya cuyo manto protector acabará por derrumbarse.

La espiral de violencia empujó a replantear la “estrategia” en territorio sinaloense.

El relato de posverdad del mandatario estatal pretendiendo distorsionar la realidad priorizando opiniones subjetivas y politiquería barata sobre el horror local llegó a su punto de inflexión.

Las amenazas creíbles de Donald Trump lograron que el gobierno de Sheinbaum diera algunos resultados para enviar la señal a los halcones del magnate; hay un viraje sustancial en materia de seguridad y se dará prioridad a los temas que serán detonantes en la relación bilateral.

Fentanilo, cárteles con su red de vínculos político-criminales y migración.

El gran reto en el escenario doméstico es que una planificación insuficiente puede desencadenar una compleja reacción en cadena y la presidenta hoy, no tiene el control de todos los hilos. El aire tóxico que sopla desde Palenque contamina los reflejos reactivamente estratégicos.

México se ha convertido en el socio incómodo para Estados Unidos y Canadá y existe el riesgo latente de un quid pro quo y de la utilización del hard power en la dinámica bilateral del poder.

El primero estará relacionado con el segundo si el intercambio implica una amenaza subyacente y es utilizado como parte de una estrategia coercitiva más amplia.

El nuevo gobierno republicano ve las negociaciones como intercambios directos de valor con un fuerte enfoque en obtener beneficios inmediatos.

Y para Trump el estratégico está, sin lugar a dudas, en la esfera de la seguridad.

Con todo lo que ello implica.

@GomezZalce

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