La contradicción es una relación lógica o semántica en la que dos proposiciones o afirmaciones no pueden ser verdaderas al mismo tiempo porque se excluyen mutuamente; es la imposibilidad de que dos aseveraciones opuestas sean verdaderas simultáneamente en el mismo sentido y contexto.
Dicho esto, las contradicciones y trastabilleos en las versiones de hechos del gobierno de Sheinbaum en la esfera de la seguridad están ocurriendo al ofrecer relatos incompatibles sobre un mismo acontecimiento.
El acto reciente de enviar, trasladar y/o entregar voluntariamente de nuevo a objetivos prioritarios del crimen organizado al gobierno de los Estados Unidos marca la primera acción que parece enmarcada en los 90 días de prórroga otorgados por Trump para evitar la aplicación de más aranceles. El timing es excelso.
El torbellino de contradicciones mexicano en la mañanera para explicar las razones de la “expulsión” de estas finísimas personas a las autoridades estadounidenses, exhiben varias situaciones, pero sin duda la narrativa de la cacareada soberanía y de envolverse en el Lábaro Patrio queda relegada a un segundo plano. Lo delicado de tanta aclaración fueron las contradicciones que demuestran la visión distinta y los cambios de postura ante coyunturas externas y las crisis.
El pésimo manejo de éstas que han golpeado debajo de la línea de flotación presidencial en el último mes dentro de Morena por su verano peligroso y los conflictos internos entre las tribus morenistas, ya son del conocimiento público aquí y allá.
El asunto de explicar que se entregaron “expulsaron” y/o trasladaron a cabecillas criminales encarcelados “…como medida para impedir que desde prisión continuaran ordenando secuestros, extorsiones y otros delitos...” (sic) fue una afirmación estratégica y política engarzada en la narrativa gubernamental y mediática. El problema radica en la interpretación que enciende las alarmas sobre lo que es un secreto a voces: el sistema penitenciario mexicano es la madre de todas las cañerías criminales.
Reconocer esto en el atril mañanero del parte informativo sobre logros de la coordinación bilateral porque representaban “un riesgo para la seguridad de México” es un reconocimiento tácito de que el Estado mexicano no es capaz de detener la actividad criminal de los sujetos detenidos y encarcelados. El mensaje de rendición es desolador para millones de ciudadanos que viven el horror de la violencia ni qué decir de la hidra de corrupción e impunidad que alimenta las cárceles del país.
Y para cerrar el timing estadounidense de las señales inequívocas del hartazgo y de quién manda aquí, los dichos de Trump desde la oficina Oval de que “ ...México hace lo que les decimos...”, la alerta de seguridad para viajes en 30 estados y el comunicado hace unos días de la Embajada de los Estados Unidos sobre la detención de 27 miembros del CJNG en Aguascalientes que sin la alianza y capacitación de las áreas estadounidenses no sería posible llevar a cabo estos arrestos de alto nivel, dibuja de cuerpo entero el desgaste y el tono en la relación.
No hay confianza en este gobierno al que además se le fugó un objetivo prioritario como Zhi Dong Zhang.
Y de drones e información en manos de Trump de los actores políticos metidos en el fango de la hidra político-criminal, empieza esa cuenta regresiva con fecha de caducidad de 90 días otorgados a Sheinbaum.
Así que, al mal paso darle prisa.
@GomezZalce






