¿Tiene usted confianza en viajar por carretera? Seguramente su respuesta será no. Los porqués saltan a la vista, y el primero y más recurrente es el asalto que ocurre en las carreteras aisladas, sin presencia de personal alguno que ose recorrerlas para su cuidado y la completa ausencia de policías y patrullas que las vigilen.
La Policía Federal de Caminos fue desaparecida en años anteriores. Si acaso recuerda usted, esta autoridad contaba con elementos que por lo regular rebasaban el metro ochenta de estatura y se encontraban perfectamente pertrechados y uniformados, además, sus patrullas y motocicletas permanecían intachables.
Cada policía atendía a la ciudadanía con afecto y modales agradables; podría yo asegurar que la mayor parte de su actuación se realizaba en términos de honradez y honorabilidad.
Ellos infundían confianza o daban miedo, pero nos acercaban a la seguridad y alejaban a los malhechores que hoy, en las carreteras de nuestro país, ven, tanto a automóviles particulares, autobuses de pasajeros y el transporte de carga, como entes listos para ser robados, extorsionados o, en el peor de los casos, también asesinados. En ocasiones son víctimas todos los miembros del contingente asaltado. Roban sus pertenencias y los vehículos, y no en pocos casos, el secuestro va seguido de la extorsión, a veces las pérdidas son de enorme cuantía.
Los datos son contundentes: Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hasta octubre de 2025 se contabilizaban alrededor de 5 mil 204 carpetas de investigación relacionadas con robos a transportistas. La tendencia general apunta a 9 mil robos anuales.
Mucho más grave resulta el dato que arrojan las cámaras, aseguradoras y consultoras de la iniciativa privada (como AI27 u Overhaul), quienes estiman que la cifra real ronda entre los 16 mil y 24 mil delitos por año.
Ni qué decir del subregistro o cifra negra, que es muy alta en la comisión de estos ilícitos. Por cada robo denunciado, ocurren muchos más que no se reportan por miedo o burocracia.
Hay que señalar, además, que en el 70 u 80 por ciento de los casos de robo a transportistas existe violencia física o uso de armas. En el caso de asaltos a particulares, los nuevos modus operandi incluyen falsos retenes y la colocación de barricadas u otros obstáculos.
¿Qué ha ocurrido para que la vigilancia en las carreteras haya quedado en el abandono? Simplemente los policías de caminos dejaron de estar. Dimitieron no solamente en el uniforme, quehaceres y unidades, sino en su responsabilidad de cuidarnos en esos lugares que, hoy, ante la ausencia de autoridades, se han vuelto peligrosos e intransitables, porque nunca sabremos en qué momento seremos sujetos de la brutal acción criminal.
Referiré como ejemplo las carreteras identificadas como algunas de las más peligrosas para transportistas y particulares según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS): México-Querétaro; México-Puebla y Culiacán-Mazatlán.
El incremento de ilícitos en las carreteras del país se comprueba en las cifras oficiales, las cuales refieren, en el Censo Nacional de Seguridad Pública Federal, que los robos en estas vías pasaron de mil 860 en 2022 a 3 mil 204 en 2023. Estos delitos suceden día a día y quienes han sido sujetos a ello lo repiten a todas voces. Los medios de comunicación como diarios, radio, televisión y las redes sociales, informan los hechos cotidianamente y no observamos ninguna acción para corregir estas circunstancias de elemental atención, por tanto, persiste y se incrementa su comisión.
En algunas carreteras los viajantes se encuentran con retenes, pero no de policías, sino del crimen organizado que exacciona, roba o extorsiona sin impedimento alguno.
Es menester que la Guardia Nacional reestablezca, dentro de los miles de integrantes que la conforman, un sistema de vigilancia adecuado y suficiente en todas las carreteras de nuestro país.
No se olvida el antecedente de la Policía Federal de Caminos —muchos de sus elementos hoy quizá ya retirados o jubilados— para la integración nuevamente de este sector policial, aprovechando a jóvenes que deseen incorporarse a esta actividad, con una elección que pruebe su inteligencia, valor y actitudes, y los haga dignos de cubrir las necesidades de seguridad que los mexicanos requerimos.
Aprovecho su atención para hacerle llegar un abrazo y desearle una Feliz Navidad y Año Nuevo.
Excomisionado nacional de Seguridad y excomisionado nacional contra las Adicciones

