Al observar, en cada entidad de la república, las instituciones de educación superior que existen, surge una pregunta que no es baladí: ¿ha habido algo parecido a la generación de un sistema para este nivel de estudios o, más bien, es la resultante simple de agregar opciones de acuerdo con oportunidades que van surgiendo y se apilan sin una idea, así sea elemental, de coordinación y coherencia con el contexto diverso que las caracteriza? Si tomamos en cuenta dos ejes, a guisa de ejemplo, parece haber predominado el aprovechar lo que se pueda, con “poco ton, y menos son”. (Usaré datos de 2019, tomados del valioso estudio de Javier Mendoza consultable en la página web del PUEES-UNAM, referidos a la licenciatura).

El primero es la diversidad porcentual de la atención de la matrícula por parte de instituciones privadas o públicas. En todo el país, 65% de la matrícula asiste a instituciones públicas, y el complemento —35%— a particulares. Hay dos estados que están muy cerca de tener a la mitad de sus estudiantes en el sector privado (Yucatán y Chiapas) y en seis son más de 4 de cada 10 estudiantes: Querétaro, Puebla, Quintana Roo, el Estado de México, Guanajuato y Jalisco. En el otro extremo, 8 tienen a menos del 20% en escuelas privadas (Tabasco, Guerrero, Campeche, Chihuahua, Sonora, Tlaxcala, Zacatecas y Sinaloa. Las otras 16 entidades oscilan entre 38 y 20 de cada 100, incluyendo a la CDMX con un poco más del 35%. ¿A qué se debe esta distribución? ¿Ausencia o abundancia de oportunidades públicas? ¿Percepción de calidades muy diferentes en cualquiera de los dos sentidos? Las privadas en equis o zeta estado ¿son atractoras de demanda no satisfecha, o derivan de trayectos intencionales por parte de sus usuarios? No lo sabemos.

El segundo eje es el de la distribución de instituciones públicas de distinto tipo: hay 11 Universidades Interculturales: ninguna de ellas en Oaxaca, Yucatán, Colima o Nayarit. ¿Por qué? ¿Universidades Tecnológicas? En Chihuahua 9; Coahuila, Hidalgo, Puebla con 8 en cada una; Sonora cuenta con 7 y Durango, Guanajuato y el Estado de México tienen 6: ocho entidades congregan a 58 del total de las 119 que hay en el país (49%). ¿Cómo se decidió localizarlas así? Por otro lado, en Coahuila, Guanajuato, Hidalgo y el Estado de México se ubican 23 de las 62 Universidades Politécnicas (37%). ¿Alguna razón para ello? ¿O para que en Veracruz haya 21 Institutos Tecnológicos Estatales, y en cuatro este tipo concentre a más de 10, en total a 74, que significan 55% de los 134 existentes? Misterio.

Las mezclas en cada estado son diferentes, derivadas de los ¿criterios? de la distribución nacional y la ¿lógica? local subyacente o su ausencia. Y faltan otras: entre ellas las Benito Juárez y las Unidades de la Rosario Castellanos y de la Universidad de la Salud por venir.

¿Más espacios para estudiar? Enhorabuena. ¿330 mil adicionales? Bien. Mas sin coordinación vertical ni horizontal se desperdicia la oportunidad de organizar sistemas estatales, o regionales, coherentes, tanto para potenciar la docencia, la investigación, la difusión del conocimiento y la cultura, así como la innovación tecnológica. Urge atender este tema. Desde hace 50 años se han creado Comisiones Estatales para la Planeación de la Educación Superior (COEPES), sin los resultados esperados. ¿Será posible avanzar a través de las redes (ECOS) que ha propuesto esta administración? Ojalá. Amontonar ladrillos no es construir. No será fácil, no: sólo necesario. Todo un reto.

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.

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