En un artículo publicado el 4 de julio, titulado ¿Por qué #EsClaudia?, la Dra. Rosaura Ruiz, quien hasta el 14 de febrero ocupó la Secretaría de Educación, Ciencia y Tecnología e Innovación (SEVTIC) de la CDMX, expone las razones de su apoyo a la Dra. Sheinbaum para ser la que coordine los “Comités de Defensa de la Cuarta Transformación”: es decir, para ser la candidata por Morena a la presidencia.
No es materia de este texto comentar sus opiniones, sino derivar de sus argumentos una reflexión sobre la responsabilidad educativa en la capital del país. Señala que su exjefa concibe a “la ciencia y la educación como pilares del desarrollo y al conocimiento, como principio de transformación.” Afirma que está comprometida con “la defensa de la educación pública, laica, gratuita y de calidad” y, por eso, durante su gobierno “se instauró, para el fortalecimiento del sistema escolar en el nivel básico, un programa entero de becas y apoyos económicos destinados a impedir la deserción (sic) escolar en niños, niñas y adolescentes”.
Por cierto, me atrevo a sugerir que abandonemos el uso del término deserción al hablar de este problema, pues implica que se deja de ir a la escuela por cobardía (como en la guerra). No es así: una gran cantidad de quienes la abandonan no se van por su gusto, sino “los van”, merced a sus precarias condiciones sociales y escolares.
Continúa señalando la atención dada al nivel medio, pues “rescató el Instituto de Educación Media Superior”, y en cuanto al superior señala la creación de “las nuevas universidades Rosario Castellanos y de la Salud”, así como la convergencia de la academia, empresarios, gobierno y sociedad civil en la RED ECOS que agrupa a “más de cuarenta instituciones educativas y centros de investigación del país” para atender a problemas propios de la Ciudad de México. Hasta aquí los avances de los que da cuenta la Dra. Ruiz.
Salvo las becas y quizá otros apoyos, en el nivel de la educación básica el gobierno de la ciudad está ausente, pues a diferencia del resto de las entidades en el país, el gobierno federal lo coordina y financia en su totalidad. A mi entender, esto resultaba lógico antes de que la CDMX sustituyera al Distrito Federal y fuese reconocida como una entidad federativa. En esas condiciones, que una dirección de la SEP se ocupara de los servicios educativos en el DF era coherente con su estatus. Ya con una constitución aprobada en 2017, que entró en vigor en 2018, ¿por qué no se ha generado un proyecto para conducir la educación inicial y básica en la Ciudad de México? De ese modo, el gobierno de la CDMX tendría como tarea sostener a un sistema educativo completo, para organizarlo de una manera creativa (semejante a la Ciudad Innovadora y de Derechos, como se le ha reconocido por otras acciones) con el fin de mejorar las condiciones para impulsar, por medio de la educación, el conocimiento y los bienes materiales y simbólicos que de ello se siguen. ¿Por qué no? Si es cuestión de dinero, se puede resolver. Si es para evitar el desgaste de la relación con el sindicato, se debe hacer política y no eludir el reto.
Se renovarán, en 2024, los poderes federales y el local en la capital. ¿No sería oportuno pensar, desde ambos lados, en una transición para que un adecuado federalismo educativo, no la cómoda dependencia de la federación, fuera un hecho? La coyuntura parece abrir esa posibilidad. ¿No valdría la pena incluir el tema en algún programa de gobierno, o en varios? Ojalá.