Uno de los movimientos turísticos más importantes de mexicanos en el año se da en estos días de la semana santa. ¿A dónde ir? puede ser una pregunta pertinente si es que uno se anima a viajar. ¿Hacerlo por avión o por carretera? El tema del avión tiene la complejidad del costo si es que la familia ya es de unos 4 integrantes. Así que planteemos el escenario de viajar por carretera.

De acuerdo con datos del Secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública presentados el martes pasado en la conferencia mañanera (los datos de feminicidios de marzo se conocerán después del 16 de abril), durante la presidencia de Claudia Sheinbaum a partir del 1 de octubre pasado, y en consecuencia, hasta el 31 de marzo los asesinatos suman 14 mil 391.

Los 10 estados en los cuales los homicidios se han concentrado más en esas fechas son Guanajuato, Baja California, estado de México, Sinaloa, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Sonora, Michoacán y Morelos.

Empecemos con Guanajuato que tiene varios destinos. León, San Miguel de Allende, la propia capital, Celaya o Irapuato. ¿Es pertinente considerarlo como destino vacacional? Un fin de semana cualquiera, una familia de 4 integrantes entró a un centro comercial en la ciudad de Guanajuato y encontró a un grupo de encapuchados haciendo un operativo en la plaza. Ellos mismos fueron detenidos en la carretera por un retén de personas que nunca les quedó claro si formaban parte de un retén legal o ilegal. ¿Una familia con esa experiencia regresará pronto a Guanajuato?

Está el caso de la ciudad de Culiacán que el 9 de septiembre del año pasado comenzó con enfrentamientos entre los chapitos y la mayiza, y esa incertidumbre no termina. ¿Qué tal que quien quisiera viajar a esa ciudad de Sinaloa vio hace dos semanas un revolver publicado en la primera plana del periódico El Debate que estaba destacando en su periódico las graves afectaciones que tienen en materia económica con esos enfrentamientos que son combatidos por las fuerzas federales? Mazatlán puede ser una alternativa.

Acapulco. Un puerto que sigue en reconstrucción. Hay que considerar los bloqueos que realizan los integrantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, o las tomas de las casetas en el camino que pasa por Morelos y llegan a Chilpancingo y luego te llevan a Acapulco. Se puede estar uno horas acompañado de esos jóvenes enmascarados que además ponen una cuota para poder pasar en las casetas. Porque si el tema es el bloqueo, no hay tiempo estimado para que la protesta termine. ¿Protesta por qué? Por hechos de hace 10 años.

Pensemos en la ruta que sale de la Ciudad de México, pasa por el Estado de México y nos lleva a Michoacán. Recientemente el alcalde de Morelia, Alfonso Martínez, habló de una migración de ciudades cercanas a la capital por la violencia que se vive en esas zonas. Hace unos días, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados lanzó una alerta sobre la difícil situación de violencia que hay en Apatzingán, una vez más, y estima que unas mil personas estarían queriendo salir de la zona.

Por supuesto que la oferta turística es más grande que la de esos estados. Hay otros que no enfrentan el problema de la violencia como son Yucatán, Baja California Sur, Durango, Aguascalientes, Campeche, Tlaxcala, Nayarit, Hidalgo, Coahuila, Tamaulipas o Zacatecas. Opciones, hay.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios