Las necesidades de esta época nos hacen pensar sobre la diferencia de ver el deporte a través de la televisión o estar dentro de un estadio, una pista o una arena. Son dos emociones distintas, con el mismo resultado.
Por ejemplo, un deporte lleno de tecnología y emociones diversas, como es la Fórmula 1 , tiene dos características muy especiales. La primera es estar en un autódromo, escuchando los singulares ruidos de los motores, disfrutando del colorido alrededor del evento, la participación del público; la alianza de la mercadotecnia, con el evento mismo, es una sensación indescriptible. La segunda es que el telespectáculo te ofrece todas las bondades de una detallada información sobre la carrera, con tomas preestablecidas cubriendo posiciones y seguimiento de los pilotos, rebases espectaculares, zonas de pits, reacciones de protagonistas, jueces... Con un despliegue tecnológico amplio.
El futbol
y su emoción al grito de gol es muy significativo, apreciando toda la panorámica de la cancha y la jugada, pero la televisión te otorga la repetición, los movimientos de atacantes y defensores, las faltas verdaderas y teatrales, así como el videoarbitraje (VAR).
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El futbol americano, el beisbol, el tenis, el basquetbol
y casi todos los deportes profesionales se apoyan en la tecnología y el video para corregir y perfeccionar las apreciaciones arbitrales, siendo así que el telespectáculo es una experiencia diferente.
Vamos acostumbrándonos
. Presenciar el evento de manera personal, contar con un boleto de entrada y participar como público, es una experiencia única, pero el telespectáculo en una transmisión de Juegos Olímpicos, en un partido de Champions, en un Mundial, en un Super Bowl, en una final de Grand Slam, de 100 metros planos, en una Serie Mundial, en una pelea de boxeo o en muchos otros deportes, es disfrutado por millones a través de la televisión.
Esa alianza del telespectáculo con las emociones que otorga el deporte mismo, el marketing, la comercialización, la difusión y la promoción del evento, tiene una cadena de trabajo muy especializada, desde quienes estructuran y producen el evento, hasta los inversionistas que adquieren los derechos de televisión.
Los ejecutivos que hacen la programación, los productores, los periodistas o narradores especializados, acompañados de la tecnología, en la que participa el público con tuits y mensajes en tiempo real, aumentan el impacto del telespectáculo.
¡Vamos! Un estadio lleno de aficionados te apasiona, de acuerdo, pero las transmisiones que generan información detallada, estadísticas, emociones, repeticiones, actualización, comentarios, críticas y hasta decepciones, hacen que el deporte en el estadio no sea extrañado tanto, ya que los medios de comunicación cumplen con las demandantes expectativas del aficionado que lo disfruta desde la comodidad de su hogar.
Los deportes que seguirán sufriendo son los que no cuentan con presencia en televisión. Hay que recordar que se cuenta con muchas actividades más que las muy contadas que son seguidas por las televisoras.
luis@vamosdeportes.com