El deportista olímpico se distingue por ser un representante de su país en una enorme fiesta deportiva universal donde la política, la religión, las diversas razas, se unen para separarse de situaciones conflictivas como la hambruna, las guerras y otras diferencias que trastornan a nuestra sociedad y al mundo en donde existimos y donde tenemos todos la oportunidad de llegar a servir, y el deporte es la fiel muestra de que se puede forjar la unión entre todas las naciones.
Existen deportes tradicionalmente olímpicos, que tiene atletas que se preparan en cuerpo y alma para llegar a los Juegos Olímpicos y tener el honor de portar el uniforme de su país en la mayor justa deportiva que existe celebrándose cada 4 años con el esfuerzo fuera de proporción de las principales ciudades alrededor del mundo que invierten una enorme cantidad de dinero en poder celebrar tan celebre evento.
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Hay otros deportes como el tenis, por ejemplo, que una medalla de oro dignifica la carrera de enormes figuras que semana a semana juegan torneos profesionales con premios en efectivo alrededor del mundo como es el caso de Novak Djokovic, Carlos Alcaraz, Rafael Nadal, Iga Swiatek, entre otras, deseando tener una presea dorada en su currículo sin recibir más que la gloria y el prestigio, como todos los demás deportistas de la disciplina, pero lo más importante es decir que nada se compara con la emoción de ganar una medalla y competir por su país.
Para muchos competidores, el solo hecho de ser parte de una delegación es un premio inolvidable, además de participar en ese selecto grupo de deportistas que significa ser olímpicos y haber logrado un objetivo que ha sido siempre poder llegar a la elite de su disciplina.
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Cada deportista olímpico es ya un triunfador que conoce con detalles la disciplina, la pasión, la dedicación, el entusiasmo envueltos en el sueño de llegar a cumplir el ser olímpico.
No, ni ustedes, ni el que escribe estaremos de acuerdo con algunas críticas a nuestros olímpicos mexicanos en estos Juegos diciendo que se fueron a pasear, de que no tienen nivel para estar en JJOO, de que no luchan.
Estos comentarios son inadmisibles y vienen a veces de los mismos directivos donde muchos de ellos son ineficientes sin tener idea de lo que es la competencia deportiva y los muy pocos que tienen idea y han competido ahora tienen otras dudosas prioridades.
Lo que seguramente estaremos de acuerdo es en señalar la ineptitud de muchos de los directivos de nuestro deporte, que vergüenza les debería de dar luciéndose en estas justas, paseándose con el presupuesto que hubiera sido benéfico para diversos deportistas olímpicos mexicanos que consiguieron con muchos trabajos sus propios recursos para poder asistir a los JJOO de Paris 2024. ¡Qué vergüenza.