Desde hace mucho tiempo, en varias disciplinas, nuestras organizaciones deportivas, federaciones, asociaciones y clubes, insisten en traer a nuestro país a entrenadores extranjeros, porque tienen experiencia, porque saben mucho, porque tienen un buen currículum (sólo algunos) y materialmente arman tal alboroto que hasta los aficionados se la creen y los jugadores no llegan a entender ni al entrenador, ni su sistema —si es que traen alguno— para que después los cambien como pares de medias.
Eso sucede mucho en el futbol, que en varias ocasiones nombran a un director técnico extranjero. De hecho, la Selección Nacional llegó a tener un DT sueco que tenía escaso conocimiento del futbol mexicano y la comunicación con los jugadores era muy mala, pues nadie entendía nada.
Esto ha sucedido en muchos otros casos y los deportes sufren igual. En el tenis mexicano, una federación decidió traer a un entrenador extranjero y menudo lío en que metió a nuestro tenis, porque ahora ni siquiera contamos con tenistas que participen en los torneos profesionales de élite y nuestros entrenadores mexicanos no reciben oportunidades.
Hugo Sánchez declaró hace algunos meses que “si queremos conseguir cosas importantes y grandes, tenemos que imitar a España, Italia, Alemania, Brasil o Argentina”, y agregó que “estos países nunca traen a un DT extranjero a dirigir a sus selecciones”. Y está muy claro lo que menciona Hugo.
Si deseamos tener un estilo propio, debemos confiar en nuestros entrenadores, ya sea en futbol, tenis, clavados, waterpolo, atletismo, etc. Los resultados van a ser mejores de los que tenemos ahora, pues estos entrenadores extranjeros tienen que aprender primero cómo se comporta un atleta en México, cómo es el deporte, cómo son sus directivos, sus competencias y —cuando medio empiezan a entender— se regresan a sus países con un buen currículum de haber estado en México como entrenadores, aunque sus resultados dejaron mucho qué desear.
Ahora, nuestros entrenadores mexicanos —en cualquier disciplina— necesitan oportunidades en la disciplina que usted diga y que ellos sean apoyados por nuestras organizaciones deportivas, para que se preparen mejor. Por ello, en varias ocasiones, menciono que los directivos se preparen, que aprendan más de sus deportes, de su organización, de sus necesidades, de sus carencias, porque los directivos —al final de cuentas— son los que contratan a estos entrenadores extranjeros o mexicanos y se van por la fácil, que es traer a un entrenador del exterior y bloquear a nuestros preparadores mexicanos.
Ahora que estamos en tema de festejar la Independencia de México, pensemos en apoyar a nuestros entrenadores, de cualquier deporte y, si los extranjeros son buenos, trabajan y dan resultados, entonces que los nuestros aprendan de ellos, pero si no dan resultados, que esa plaza la ocupe un entrenador mexicano y estoy seguro que nuestro deporte será más valorado y tendrá un estilo propio, en cualquier disciplina.
¡Vamos México!
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