Dicen que todos los excesos son malos, y eso sucede con algunos deportes, que tienen tantas competiciones, torneos, copas y exhibiciones, que paulatinamente van acomodándose de acuerdo con su importancia, intervención de estrellas del momento, participación de patrocinios, transmisiones de televisión, difusión y promoción.
Desde luego, los eventos deportivos grandes deben parte de su éxito a que están definidos y bien programados, como son los Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales, las temporadas de la NFL, la NBA, la Champions League, la Fórmula Uno, los certámenes del Grand Slam, la PGA, el beisbol de las Ligas Mayores y muchos otros que —incluso— se manejan por temporadas y su alta competitividad.
Por otro lado, tantas copas en el futbol (de las cuales algunas son oficiales), no ayudan mucho.
En el tenis, hay exhibiciones que reúnen a grandes figuras, como el caso de la Laver Cup, y así por el estilo en otros deportes, pero se diluye y confunde el interés de la afición.
En el tenis, cada año, Roger Federer —con su empresa promotora— realiza un evento en honor a Rod Laver, uno de los más grandes campeones en este deporte que han existido.
Federer y su empresa han convertido a esta Laver Cup en una atractiva exhibición, que —aunque no es un evento oficial— tiene éxito en la ciudad donde se realice; en 2025, es en San Francisco.
Resulta interesante por ver a tantas figuras juntas, unas representando a un equipo del resto del mundo y otras a un equipo de Europa, otorgando un gran entretenimiento para la ciudad sede, mientras que los jugadores y aficionados se divierten mucho, pero con resultados intrascendentes.
Esto de existir tantos eventos origina lesiones y agotamiento en los atletas, además de fastidio y poco entendimiento entre los aficionados.
Hay deportes diferentes, como los de conjunto, pero en los individuales —como el tenis—, los jugadores tienen que calificar por sus merecimientos, pues cada vez que participan, en eventos oficiales o no oficiales, reciben honorarios y premios, siendo que —si no participan o no son invitados— simplemente no generan ingresos.
El exceso de eventos es una consecuencia de la globalización, de la necesidad de producir contenidos para los medios de comunicación, para las firmas patrocinadoras que justifican sus presupuestos publicitarios, de relaciones públicas y mediáticas con eventos deportivos, artísticos, musicales y culturales.
Si no son torneos oficiales, los amantes del deporte se dan cuenta de que todos los excesos no son buenos.
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