Ha pasado ya una semana de encuentros interesantes en Melbourne, sede del Abierto de Australia y del primer Grand Slam de 2020 definiendo quién es quién entre las mujeres y los hombres, cada uno con la obsesión de ganar títulos de Grand Slam.

Iniciemos con las definiciones: Serena Williams, a sus 38 años de edad, ha sido una gran campeona y tiene más de 24 años compitiendo como profesional y ganando títulos en todos lados en la era moderna.

Serena no ha sabido retirarse y en el pecado lleva la penitencia ya que no avanzó a la segunda semana de un Grand Slam al perder con Wang Qiang de China.

Serena, totalmente fuera de forma, tampoco ha aprendido a perder, pues nunca le dio crédito a Wang y dijo “jugué un partido no digno de una profesional”.

El cambio generacional en las mujeres es otra definición que nos da el AO, ya que aparece en el escenario Coco Gauf, quinceanera norteamericana de Delray Beach que avanza con paso firme derrotando a consagradas tenistas mayores que ella, dejando fuera a Naomi Osaka campeona de este torneo en 2019.

Por otro lado, Ashleigh Barty de Australia es la Número Uno del mundo con apenas de 23 años. Existen ya tenistas muy jóvenes como canadienses, polacas, rusas, suizas,francesas y norteamericanas que están despertando pasiones nuevamente en el tenis femenino, que buena falta le hacía.

Otra definición, que no es novedad, es que hay superestrellas que continúan obsesionados solo en ganar Grand Slams como son Rafa, Novak, Roger y Wawrinka que rebasan, por lo menos, los 32 años de edad y continúan fuertes con posibilidades de ganar este torneo.

Son jugadores que el destino ha juntado en las últimas dos décadas y cada vez que juegan, sobre todo entre ellos, son unos partidos llenos de emoción, destreza y pasión. Solo quedan 16 mujeres y 16 hombres con vida en el torneo destacando el partido del Lunes entre Nick Kyrgios vs Rafa Nadal , que entre ellos, no se pueden ver ni en pintura.

Nick Kyrgios, talentosisimo, ha mostrado su lado bueno, convirtiéndose en el líder que provocó las grandes donaciones, no solamente entre los participantes del Open de Australia , sino que contagió al mundo entero para aliviar el deterioro que han causado los incendios en su país.

¡Vamos Kyrgios!

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