En más de una generación, uno de los momentos más retadores para los Directores Generales tiene tiempo que está ocurriendo, incertidumbre global, local, disrupciones tecnológicas, nuevos modelos de negocio, pandemias, son entre otras las presiones en la toma de decisiones, presente y futura. Existen en su mayoría, directores generales mayores a 50 años, aunque vía los negocios digitales, ya hay muchos muy menores a ese promedio de edad.
Los cambios impactan a la vida diaria, incrementando la importancia de generar nuevos negocios y reflexionar sobre la longevidad de los tradicionales. Y seguramente usted que me hace favor de leer está colaboración, lo hace en algún dispositivo electrónico y no en el tradicional diario impreso.
En una encuesta en la que participe con McKinsey a nivel mundial, se refleja que más de la mitad de los directores generales, esperamos que el 50% o más de los ingresos futuros de las empresas encuestadas, van a provenir de nuevos productos, mercados o servicios en un lapso menor a cinco años y contemplan como pilar de crecimiento a la era digital.
Lo anterior implica que el alto nivel se involucre, de lo contrario, esos nuevos caminos nunca se abrirán hasta que tal vez sea demasiado tarde y se nos pase el cohete del futuro, enfrente de una vista nublada. Los nuevos negocios, deberían ser una de las principales preocupaciones presentes y futuras de los actuales.
Si la organización, pretende lograr la expectativa del 50% de los ingresos nuevos que mencione anteriormente, se debe asegurar que fluirán los recursos para lograrlos, se enfrenta al reto de que los mismos se aprovechen al máximo y el que existe o existirá, el mercado potencial, si acudimos a la disrupción y a la transformación digitales.
Es importante tener clara la visión, metas ambiciosas y específicas. Por ejemplo; una empresa de seguros se pudiera proponer cuadruplicar las ventas de pólizas al quíntuple año, con un centro digital directo al consumidor y no a través de brokers, establecer hitos, esto es, en seis meses lanzar un producto viable y lograr con tres ciudades como mínimo un millón de visitas, en ese lapso.
El alto nivel es recomendable, se proponga involucrar lo más rápido posible, como, por ejemplo; conflictos internos que surgen porque confrontamos el mundo tradicional con el digital. Es aconsejable la claridad de mando, así como los mecanismos que lleven directamente a los responsables de los nuevos negocios, a rendir cuentas al mismo y no en un proceso lento y burocratizado a niveles operativos.
Tener la claridad de que los recursos de personal con talento digital son muy codiciados y por tanto la inversión puede ser alta, estar cercanos a la contratación y entender al mayor detalle lo que están haciendo, será mandatorio para evitar sorpresas desagradables.
Apoyar la diversidad en temas como la vestimenta, la nacionalidad, la orientación sexual. En un grupo con el que he tenido la oportunidad de trabajar por varios años, es curioso ver como en un piso del negocio tradicional se usa traje y corbata en contraste con el otro piso donde, se están gestando los nuevos negocios; la vestimenta es a veces un poco más de aquello que se considera casual y lo importante es que se están logrando resultados espectaculares, en ambos. Unos por la novedad y los tradicionales sintiendo que ya les van pisando los talones en su futura economía y van tomando aire nuevo.
Roma no se hizo en un día dice bien el refrán, me refiero a la paciencia en darle tiempo a la inversión a florecer, sin embargo, el alto nivel no debería aflojar en la consecución de los hitos propuestos e incluso, de detener aquello cuyos datos guían a escudriñar, que no será positiva la rentabilidad en el tiempo.
Dedicar energía, en apoyo a lo nuevo que se ha propuesto, calendarizando y reservando espacio que permita dar cercano seguimiento a los nuevos negocios. Eso dará un mensaje rotundo a la organización, de que lo nuevo importa y mucho, contrastando con aquellos numerosos aferrados al pasado, quienes pudieran convertirse en obstáculo. Será pues recomendable dedicar un día a la semana, y diaria conversación breve de cómo van avanzando con lo nuevo. Recetas no existen, pero la realidad se impone, vivimos en la era digital y la bebemos o la derramamos, no parece que haya de otra.
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Profesor de asignatura del ITAM, Consultor y Consejero de empresas y miembro varios años del Consejo Internacional de The Strategic Leadership Forum.