La transformación en las organizaciones debería ser la constante de aquellas que bien comprenden que lo estático, representa gran peligro potencial en la continuidad -en especial en la era digital y de enormes retos de toda índole que vivimos- de los negocios.

Lo entiende así Grupo Bal, que gestó Don Raúl Baillères, institucionalizó Don Alberto y ahora la sucesión que preside su hijo, Alejandro, tiene muy claro, acrecentarlo y con una inversión de alrededor de 140 millones de dólares abrió al público, El Palacio de Hierro, Coyoacán.

El proyecto hará cuatro años, le tocó a Don Alberto -ya junto con Alejandro- y su consejo de administración, aprobarlo.

Cerca de cuarenta mil metros cuadrados en cuatro niveles, la terraza de cerca de dos mil quinientos metros cuadrados. Por cierto, a futuro habrá de crecer, pues se derruirá el centro comercial actual, que se ubica sobre avenida Universidad, sumando otros ocho mil metros cuadrados y además se agregará al área comercial, lo que conocíamos como Centro Bancomer. El techo es una corona -domo de dos mil metros cuadrados- la más grande en América, excepto Estados Unidos.

Se engalana el recinto con dieciocho murales de artistas mexicanos y conceptos innovadores: salón de belleza, asesoría para cuidar la piel, peluquería para niños, estudio de tatuajes, tecnología y una mezcalería, salpicadas con celosías de coyotes, sapos, palomas, palmeras, tranvías y pisos que le dan un gran toque de mexicanidad.

Las residencias de Diego y Frida, Dolores del Río, Gabriel Figueroa, El Indio Fernández, Salvador Novo y Miguel Ángel de Quevedo, sirvieron de inspiración en su diseño, encabezado por Mónica Elguea.

Mil empleos contribuye el nuevo centro comercial que dirige Juan Carlos Escribano, que nos recuerda que emprender, de acuerdo a la Real Academia Española, se define como acometer y empezar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro y los antecedentes de El Palacio de Hierro, nos lo recuerdan.

A principios del siglo 19, existía en el centro de la Ciudad de México una enorme construcción, justo en los arcos de los portales, los vendedores colocaban cajones de madera que contenían artículos de vestir.

En 1888 Tron y Cía. inició el proyecto, para establecer la primera tienda departamental en la Ciudad de México, cuyo concepto estaría a la altura de las mejores tiendas del mundo europeo, esto suma la friolera de 132 años.

El primero de julio de 1891, se concluyó el edificio en la esquina de 20 de Noviembre y Venustiano Carranza (antes Callejuela y San Bernardo) de 5 pisos y desde 1893, utiliza el sistema de precios fijos en el modelo de la venta al menudeo, sustituyendo el regateo.

La construcción alcanzaría tal popularidad que decidieron bautizarla como El Palacio de Hierro, por ser el primer edificio de tal envergadura que se construyó en la Ciudad de México.

El 11 de diciembre de 1963, Don Alberto Baillères concretó la negociación que le permitió adquirirlo, y el consejo de administración designó como su presidente a Don Raúl Baillères, padre de Alberto, y a él le asignó la dirección general. Hoy el presidente es quién sucede a Don Alberto, Alejandro Baillères Gual.

Desde 1964, empezó a cotizar su acción en la Bolsa Mexicana de Valores y a partir de 1990; con el nombre de: Grupo Palacio de Hierro.

En 1965, para lograr un mejor nivel internacional y de avanzada, se creó el "Salón Internacional", con una gran cantidad de mercancía importada, pero sin dejar de apoyar a diseñadores mexicanos, lo que le permite mantener un nicho en la alta costura muy destacado y reconocido, creando una imagen y un estilo propios de un negocio global, orgullosamente mexicano.

La longevidad de las organizaciones, nos lleva a una pregunta que debería ser constante en la gestión de las organizaciones, que decaen con el transcurrir de los años: ¿Cuáles son las fuentes de crecimiento? para evitar la desaparición, se demanda; una vista acuciosa de los mercados, la importancia de competir en el lugar y en el tiempo, correctos, los términos como industria madura aparentan conceptos claros; sin embargo, a mi modo de entender es impreciso, y lo que reflejan es cómo se comportan sus actores.

El crecimiento por definición es complejo, asumirlo, pasa por reconocerlo y entusiasmarse con lograrlo día con día, lo que permite, encomiar un concepto de negocio tan antiguo en su existencia, pero, que se mantiene vigente y en cambio constante.

El Palacio de Hierro y otras cadenas departamentales mexicanas, han aguantado el paso de los años sin declinar en modernizarse, para ser de utilidad de sus inversionistas, clientes, proveedores, operarios y a la sociedad en su conjunto ¿Cómo se hace para emprender? constancia, ingenio, creatividad y trabajo arduo, claro, si me apura una cucharada de suerte y a las pruebas, como las de El Palacio y su vigencia, me remito.

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Profesor de asignatura del ITAM, Consultor y Consejero de empresas y miembro por varios años del Consejo Internacional de The Strategic Leadership Forum. 

 

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